El precandidato nacionalista Juan Sartori presentará este jueves en la librería Puro Verso (Sarandí esquina Bacacay) un libro "autobiográfico" escrito en primera persona en el que resalta sus “éxitos” frente a lo “imposible”, su arraigo con un Uruguay del que emigró cuando era apenas un niño, y en el que aprovecha para cuestionar a la clase política uruguaya. Según relata el empresario en su libro, el texto fue escrito por él mismo en los meses que lleva de campaña desde que en diciembre de 2018 anunció su precandidatura siendo un extraño sin experiencia política.
“Alguno hasta dijo que soy la reencarnación de Aparicio Saravia, porque la sola idea de mi posible candidatura produjo el mismo revuelo que hace cien años cuando el caudillo tomó las riendas del partido y de la revolución federalista”, señala quien dice ser “mucho más que un millonario” a la hora de referirse a su sorpresiva incursión en política.
En el libro, Sartori cuenta acerca de sus acercamientos al mundo de los negocios siendo apenas un niño. Con 14 años, primero intentó vender unos envases de plástico que se utilizaban para que el helado no se derrita en la mano de sus consumidores, para luego pasar a vender libros antiguos. Ya en la universidad, en Ginebra (Suiza) se dedicó a la venta de autos usados, un negocio en el que participó como capitalista inversor un compañero de clases.
Sin embargo, no fue sino hasta que terminó sus estudios, con 22 años, que Sartori obtuvo su primer millón.
Recibido de economista tras un pasaje por la Universidad de Harvard, Sartori había intentado sin éxito obtener un trabajo en un banco en Estados Unidos o Europa. Mientras tanto, desde el living de la casa de su madre en Ginebra se pasaba varias horas frente a una computadora tratando de desarrollar –junto con un compañero de estudio- su primer fondo de inversión, al cual llamó Sniper (francotirador en inglés).
“Recuerdo que pasaba el día entero sentado en el suelo del living de mi madre frente a la computadora, tratando de desarrollar el proyecto”, una actitud que la preocupó al punto de que una amiga de ella intentó interceder. “Tu madre está muy preocupada por vos”, le dijo la mujer, que lo había citado en un café para hablar. “¿Preocupada?, ¡pará! No entiendo ¿Por qué? ¿Qué pasa?", preguntó el empresario.
“Dice que su hijo estudió en las mejores universidades, que se graduó con premios y que no es posible que ahora esté perdiendo el tiempo en casa”, agregó la mujer, según relata Sartori en su libro, a lo que el empresario respondió que él estaba ocupado en su proyecto.
“Lo que mi madre y su amiga no sabían era que mis dos mejores amigos de Ginebra estaban participando en el proyecto. Uno de ellos, Giori, tenía una familia con dinero, así que puso la mayor cantidad y se convirtió en mi socio principal”, señala Sartori en su autobiografía y agrega: “El día que la amiga de mi madre me habló, estaba con más ansias que nunca. Esa misma mañana había recibido la respuesta del ejecutivo de un banco al que había presentado el proyecto días atrás, sin otra cosa que mis ganas y las láminas de Power Point (…) Aquel hombre, que no sé si escuchó bien cuando le dije que el fondo aún no estaba constituido, me puso en la mano un millón de dólares”.
La empresa que llevaba el nombre de Sniper sería clave para que conociera a personas dispuestas a invertir en lo que más tarde sería la firma de inversiones Union Capital Group, que según señala el texto llegó a valer US$ 1.000 millones. Esa firma es con la que finalmente desembarcaría en Uruguay, a través de un negocio con arándanos con una inversión inicial de US$ 12 mil. Para aquel entonces, Sartori tenía 26 años.
Quien le ofreció aquella inversión fue el militar retirado que acabaría convirtiéndose en su socio empresarial y quien hoy es su director de campaña: Oscar Costa. Sin embargo, según relata el texto “el negocio (de los arándanos) no marchaba al ritmo que se había diseñado en el papel de trabajo”, por lo que Sartori se propuso salir a buscar inversores para “crear una gran empresa agropecuaria donde el negocio de los arándanos sea tan chico que no importe si el plan de producción se retrasaba”. Así nació Union Agriculture Group (UAG).
El libro también cuenta sus rondas para buscar inversión junto a Costa, pero omite la presencia del tercer integrante del grupo, el ingeniero agrónomo, Edgardo Cardozo Vázquez, quien se había desempeñado como subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca entre 2003 y 2005. Cardozo se desvinculó hace tres años de la empresa por diferencias en las decisiones tomadas por el directorio dirigido por Sartori.
La caída de UAG y el cuestionamiento a los políticos
“El ejercicio político que desacredita, que descalifica y lamentablemente abunda, enfiló directamente contra UAG en las primeras horas de haber trascendido la sola posibilidad de mi precandidatura. Se dijo de todo. Que la empresa estaba en quiebra, que estaba insolvente y un sinfín de imprecisiones que curiosamente lanzaron a la calle para tratar de empañar la sola posibilidad de mi participación en las internas”, señala el empresario, quien agrega que aquellas actitudes le hicieron ver que “la política estaba peor” de lo que pensaba.
“Hay muchos preocupados más en perder el carguito que en el progreso del país”, cuestiona el empresario a la hora de referirse a la venta de patrimonio que la empresa tuvo que hacer para cumplir con sus deudas.
Es que el crecimiento de UAG fue tan vertiginoso como su caída. La empresa llegó a tener 170.000 hectáreas de campo en el país y se endeudó a tal punto que para hacer frente a sus responsabilidades debió achicarse hasta llegar a tener 83.000 hectáreas.
“Para nadie es un secreto que el agro ha atravesado momentos difíciles en los últimos años” se defiende el empresario en su libro y agrega que “la compañía ha venido pagando religiosamente su deuda, que antes llegaba a US$ 200 millones pero que se ha venido reduciendo y ahora está por US$ 60 millones”.
“Entonces ¿de qué hablan? Esta manera de actuar y desinformar por parte de quienes no hacen nada por el país, es precisamente de las primeras cosas que hay que erradicar”, cuestiona.
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