Grisel Moizo en su granja en Melilla.

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Se crio entre frutales, eligió el campo sobre la ingeniería y hoy lidera la granja

Grisel Moizo es la primera mujer en presidir la Confederación Granjera del Uruguay y conoce el sector desde que era una niña
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02 de enero de 2023 a las 05:00

La granja es un lugar más que conocido para Grisel Moizo, la nueva presidenta de la Confederación Granjera del Uruguay, y la primera mujer en acceder a ese puesto. 

Nació y se crio en Melilla, en el campo familiar y desde chica anduvo siempre alrededor de las tareas rurales. A los 12 manejaba el tractor, “a paso de tortuga” mientras sus padres usaban “el arado loco”, recordó, un arado que se maneja de forma manual, recordó en diálogo con El Observador

De joven, junto a sus hermanos hacía la segunda cosecha de uva y la vendía, aprendiendo así a manejar sus propios ingresos, trabajando en un área de expertise para su familia. Además, junto a su abuelo, desde niña cosechaba hongos de campo en un predio cercano a la casa.

El amor por la granja y la producción se pasó de generación en generación en su familia, tanto que hoy sus hijos siguen los mismos pasos que ella.

El espíritu emprendedor que heredó

A Grisel siempre le gustó el campo, con una gran tradición de fruticultores en su familia (padres, tíos y abuelos), cuando tuvo que elegir qué estudiar en el liceo, primero decidió seguir por el camino de la ingeniería, pero una semana antes de empezar las clases de 5to de bachillerato decidió cambiarse, cursar la orientación biológica y luego hacer 6to de agronomía. Ese camino la llevó a la Universidad de la República y a la Facultad de Agronomía, donde eligió profesionalizarse en la granja.

Además del campo también siempre le gustó emprender. Todos sus años de facultad los cursó animando fiestas infantiles junto a un grupo de amigas del liceo, para cubrir sus gastos personales y tener sus propias finanzas. En un año llegaron a animar 300 cumpleaños, trabajando solo los fines de semana, “teníamos tres o cinco cumpleaños a veces”, recordó. 

Otro trabajo que tuvo fue producir y vender jabones junto a una amiga.

Una vez que se recibió de ingeniera agrónoma, “en plena crisis para el agro”, en el 2001, se unió a otras compañeras de facultad y decidieron emprender para entrar en el sector de la granja. Fue así que impulsaron un proyecto de certificación de buenas prácticas en cultivos de arándanos y limones. Les fue muy bien, pocas empresas hacían certificaciones de ese estilo y los cultivos de arándanos estaban en auge. “Emprendimos tratando de profesionalizar un poco nuestro sector frutícola”, destacó la granjera.

Su infancia la pasó entre árboles de frutales de hoja caduca, donde compartió los días junto a sus hermanos y primos, lo mismo que hoy hacen Guillermo y Sebastián –sus hijos, mellizos, de 7 años– y Valentina –su hija de 5 años–. En el mismo entorno en el que se crio hoy cría a sus hijos, en el campo, un lugar que le encanta, mencionó.

Su esposo también está vinculado al campo, es agrónomo y trabaja con maquinaria agrícola. En su casa tienen su propia quinta, un lugar que sus hijos disfrutan.

Los niños, al igual que ella, desde chicos muestran un espíritu emprendedor. Les gusta ir al packing (centro de empaque) y ayudar a su tío a seleccionar la fruta que no está apta para envasar. Además, en su casa tienen árboles de frutos nativos y cuando cosechan guayabo amarillo y arazá rojo, empacan su propia cosecha en petacas y se la dan a uno de sus tíos para que la lleve al mercado.

“Están insertos en nuestra realidad. Después si siguen o no (con la empresa familiar) no lo sé, pero saben lo que es el trabajo que hacemos”, indicó.

Crecer en familia

La mira de Grisel siempre tuvo un objetivo, trabajar junto a la familia y seguir el camino granjero de los Moizo. Convencida de que la empresa iba a más. 

La firma la comenzó su abuelo, luego su padre y su tío se unieron al trabajo y actualmente ella, sus hermanos y primos están trabajando también. 

“Es una empresa en la que siempre vamos a más. La familia se va agrandando y estamos buscando actividades en las que todos nos podamos ensamblar”, comentó.

En los predios de los Moizo se producen frutos de hoja caduca como manzanas, duraznos, uvas de mesa, ciruelas, pelones o damascos.

Mediadora y líder

Comenzar a trabajar con su familia tuvo algunos desafíos, principalmente porque recién egresada Grisel llegó a la empresa y debió unir sus ideas con las de su padre, ya experiente en el sector. El desarrollo del trabajo se dio de buena manera y hoy, en la firma, la granjera es “un poco la mediadora”, cuando hay dificultades para tomar decisiones, contó.

Una de las características de la empresa, y lo que ha hecho que siga en pie, es que “tenemos eso de formar grupos y de armar un equilibrio”, sostuvo la granjera. Formar un equilibrio para que todos puedan trabajar es el objetivo principal. “Tenemos claro que si nos dividimos fracasamos todos, porque una fortaleza que tenemos es que cada uno está en una parte del negocio, y que entre todos podemos hacer que funcione”, reconoció.

Uno de los roles que Grisel tiene en la empresa es la de mediadora.

Tomar decisiones trabajando en familia no siempre es fácil, sostuvo, y mediar es algo que se le da bien. Esa característica de conciliadora la llevó a ocupar el puesto de presidenta en la Confederación Granjera Uruguaya, que por primera vez está ocupado por una mujer. Junto a ella, en la directiva, también hay una mujer, Antonella Gordillo, una productora de zanahorias de Canelones.

Empezamos con ganas de darle un empuje a la granja, que lo necesita. (Ser presidenta) es una responsabilidad grande, pero tengo muchas ganas y nuevas ideas”, expresó.

Uno de los temas a los que busca prestarle atención son los hábitos de consumo, que han ido cambiando y que obligan a los granjeros a pensar qué y cómo producir, con qué calibres y cantidades, para tener una comercialización mejor. 

Dentro de sus objetivos está tener “una dinámica de grupo y no terapia de grupo, ser más ejecutivos y ponerle más tecnología a algunas cosas, esa es la idea”, concluyó. 

El camino gremial 

Grisel se inició en el mundo de las gremiales en la Asociación de Exportadores de Frutas de Hoja Caduca del Uruguay (Adefcu). En 2008 los granjeros empezaron a tener problemas con la comercialización de manzanas a Brasil por una polilla. En ese contexto los exportadores tuvieron una reunión con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y ella se unió a la gremial. Tiempo después se sumó a la Confederación Granjera del Uruguay, compuesta por ocho gremiales. Si bien su presidencia recién comenzó, ya tiene varios planes para el 2023, una lista de objetivos “realizables” que atienda temas “que preocupan a los granjeros”, adelantó.

 

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