Mundo > Gobierno en las alturas

Se fue Evo Morales y la Biblia volvió "a entrar al Palacio Quemado" de La Paz

Con el aval del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), Jeanine Añez —Biblia rosada en la mano— asumió como la segunda mujer que manda en Bolivia
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13 de noviembre de 2019 a las 11:04

Jeanine Añez, la senadora de derecha que el martes se proclamó presidenta interina de Bolivia tras la renuncia de Evo Morales, exhibió orgullosa no una sino dos biblias al estrenarse en el cargo, prueba de la pujanza de los cristianos en el escenario político boliviano.

"Dios ha permitido que la Biblia vuelva a entrar a Palacio. Que Él nos bendiga", dijo mientras ingresaba a la sede presidencial en La Paz, blandiendo un antiguo ejemplar de los cuatro evangelios entre gritos de "¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!".

Con la banda presidencial ya cruzada en el pecho, Añez exhibió una biblia más pequeña de tapas rosadas al saludar desde el balcón del Palacio Quemado.

Hasta la llegada de Morales al poder en 2006, era usual en Bolivia que los funcionarios juraran sus cargos "por Dios y la Patria" ante una Biblia, y se persignaran.

Pero Morales, un líder indígena izquierdista y admirador de Ernesto "Che" Guevara, un ateo confeso, dejó de lado esos rituales con halo cristiano.

En este Estado laico desde la Constitución de 2009, los nuevos funcionarios comenzaron a expresar su compromiso con el puño izquierdo en alto y la mano derecha en el pecho, aunque no era obligatorio. Ya no hubo menciones a Dios.

Y aunque Morales se declaró alguna vez "católico de base", nunca ocultó su animadversión al cristianismo, al que acusó de promover la matanza de nativos en la colonia, ante el malestar de los creyentes.

Pero desde las cuestionadas elecciones del 20 de octubre, en las que la oposición denunció un "fraude" de Morales para perpetuarse en el poder, el libro sagrado de los cristianos ha estado en el candelero político.

Fue Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico de la próspera región de Santa Cruz, bastión de la oposición, quien anunció que llevaría las Sagradas Escrituras a la casa de gobierno para forzar la salida de Morales, quien se había declarado ganador de los comicios.  

"No estoy yendo con las armas, voy con mi fe y mi esperanza; con una Biblia en la mano derecha y su carta de renuncia en mi mano izquierda", señaló Camacho, en un mitin el lunes 4 a los pies del monumento del Cristo Redentor en Santa Cruz de la Sierra.

Con sus rogativas para enfrentar a Morales, Camacho analizó el apoyo de católicos y evangélicos, un sector que sacó cabeza en Bolivia en las recientes elecciones.

El dirigente cumplió su cometido el domingo pasado, cuando entró al Palacio Quemado para colocar de rodillas una Biblia en el salón principal, sobre una bandera boliviana.

Histriónico, elocuente y fundamentalista, Camacho fue clave para propiciar la partida de Morales, al impulsar movilizaciones callejeras a las que siguieron un motín policial y la decisión de las Fuerzas Armadas de abandonar a su suerte a su comandante en jefe.

Avance del pastor coreano

Si bien Bolivia es predominantemente católica, los evangélicos cobraron más impulso a nivel político en estas elecciones, con el candidato presidencial coreano nacionalizado boliviano Chi Hyun Chung, quien es pastor presbiteriano.

Radical en su rechazo hacia los homosexuales y el aborto, el pastor Chi comenzó a subir como la espuma en las encuestas, hasta ganar sorpresivamente el 8,8% en los comicios, ubicándose tercero detrás de Morales y del expresidente centrista Carlos Mesa.

Una encuesta del diario Página Siete mostró en septiembre que 74,9% de los bolivianos eran católicos y 17,9% evangélicos.

En medio de tantas invocaciones a Dios, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, pidió el martes la ayuda de la Iglesia católica para la pacificación del país andino, durante una sesión en la sede del organismo en Washington para tratar la crisis actual.

Almagro, promotor de la realización de nuevas elecciones, dijo que son necesarias "instituciones con legitimidad" para que las partes enfrentadas superen sus diferencias, y por esto instó a los obispos católicos a convocar a "un diálogo".

"Por ser un actor plenamente respetado, hacemos un llamado a la Conferencia Episcopal Boliviana para que llame a los principales actores políticos en torno a una mesa de negociación y diálogo", dijo.

 

Segunda mujer que manda en Bolivia
Jeanine Añez era segunda vicepresidenta del Senado hasta convertirse en el 66 presidente de Bolivia, dos días después de que el mandatario indígena dimitiera luego de tres semanas de protestas por su cuestionada reelección en los irregulares comicios del 20 de octubre, y se marchara refugiado a México.
Nacida en Trinidad, cabecera del departamento de Beni, el 13 de junio de 1967, tiene gran experiencia como política y legisladora. Es divorciada y madre de dos hijos, Carolina, dentista de 29 años, y José, admnistrador de empresas de 24, según medios locales.
Licenciada en Derecho, entre 2006 y 2008 integró la Asamblea Constituyente que redactó la actual carta magna. Aunque era militante de un partido minoritario, Unidad Democrática, fue elegida segunda vicepresidenta del Senado, por la tradición de que todos los grupos estén representados. Era senadora desde 2010.
La flamante presidenta —segunda mujer que gobierna Bolivia, después de Lidia Gueiler (1978-1980), derrocada por un golpe militar—  recibió la promesa de "apoyo total" del líder cívico regional Luis Fernando Camacho, principal rostro de las protestas que condujeron a la renuncia de Morales.
"Queremos convocar a elecciones lo más pronto", dijo Añez, de 52 años, en un discurso. 
La nueva presidenta defendió este martes el uso de la bandera multicolor whipala, que enarbolaban los seguidores indígenas de Morales, como símbolo nacional junto a la tricolor boliviana.
Desde México, Morales tildó la proclamación de Añez como "el golpe más artero y nefasto de la historia", asegurando que viola la Constitución.
Un comunicado del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) validó la presidencia interina de Añez al señalar que" frente a una sucesión presidencial, originada en la vacancia de la Presidencia de la República, ocasionada por la renuncia del jefe de Estado y no a un acto de proclamación (...) el Vicepresidente asume ipso facto la Presidencia de la República (...) cualquier entendimiento distinto podría atentar contra la inmediatez en la sucesión presidencial, prevista en el orden constitucional". 
Ese razonamiento, en vista de la ausencia del Vicepresidente y de los titulares de las Cámaras del Senado y de Diputados, se aplica del mismo modo a la línea sucesoral, de acuerdo al TCP.
 

 

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