El hermano de Luis Alberto "Betito" Suárez, Ricardo Damián Cáceres Correa, alias Ricardito, no regresó al Penal de Libertad tras una salida transitoria y la Justicia dispuso cierre de fronteras en su contra, al tiempo que libró orden de captura a nivel nacional. El delincuente había sido procesado en mayo de 2017 por posesión y comercialización de drogas, pero gozaba del beneficio de salidas transitorias los días lunes de 14 a 20.
El delincuente tiene tres antecedentes por tráfico de droga, uno por un delito de atentado y violación de domicilio y uno por soborno. Asimismo, cuenta con 19 ingresos al INAU mientras era menor, 9 de ellos por delitos de rapiña.
En 2009, familiares del Betito Suárez estrenaron los recién creados juzgados del Crimen Organizado, al ser procesados por integrar una banda que traficaba pasta base en Cerro Norte.
La investigación llevada adelante por el entonces juez de Crimen Organizado –hoy fiscal de Corte–, Jorge Díaz, permitió procesar a nueve personas por narcotráfico. Entre ellos figuraba el Ricardito, su madre, su suegra, su esposa, otro hermano menor de edad y su padrastro.
Durante el operativo llevado adelante por esa investigación se pudo saber que el Betito lideraba la operativa desde la cárcel y se capturó a una mujer que traía desde argentina 93 mil dosis de pasta base, valuada en US$ 180 mil.
Cuando Suárez quedó en prisión y el Ricardito recuperó la libertad, se convirtió en el brazo ejecutor de la banda criminal que desde la cárcel lideraba su hermano. Fue así que la banda narco adoptó el nombre de Los Ricarditos. El grupo fue uno de los primeros en utilizar a menores como sicarios, y en montar una red de jóvenes que oficiaban de campana para avisar cuando llegaba la policía.
A pesar de estar recluido, la banda que lidera Ricardito sigue operando. De hecho, en abril de este año la policía desplegó un operativo en Cerro Norte que fue desarrollado para golpear a este grupo criminal y en el que se realizaron 45 allanamientos, se detuvo a cinco personas y se incautaron armas y drogas.
A principios de agosto, el Ministerio del Interior demolió un edificio en Santa Catalina que era una boca de droga. Un hombre fue detenido en aquella oportunidad y condenado a dos años y seis meses de cárcel por tráfico de drogas. El hombre dijo que el proveedor de la droga que comercializaba era la banda de Los Ricarditos. Sin embargo, no bastó para señalar a Ricardo Cáceres por aquel negocio ilegal.
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