Sendic y la arriesgada estrategia de huir hacia adelante

Es decir, abocarse a la tarea de posponer indefinidamente la resolución del problema hasta que este le estalle en la cara de la peor manera, o se evapore por gracia de vaya a saber qué jugada de la suerte o de los hombres.

Porque Sendic no ha hecho otra cosa que intentar escapar desde que en los medios de comunicación fueron divulgados los gastos sospechosos en los que incurrió con la tarjeta de crédito que le concedió ANCAP cuando era el presidente del ente.

Primero negó públicamente cualquier exabrupto en el uso de ese plástico estatal y se defendió ante propios y extraños que le exigían, nada menos, que renunciara a la vicepresidencia de la República para la que fue electo.

Después, -probablemente buscando un aval que para casi cualquiera que conociera la historia de la izquierda parecía imposible-, presentó su caso ante el Tribunal de Conducta Política (TCP) del Frente Amplio, un organismo que ganó fama por sus conclusiones tajantes y, hasta ahora, inapelables.

Sin reparar en que ponía la cabeza en la guillotina frenteamplista, Sendic consiguió tiempo a la espera del aval de sus compañeros. Y siguió corriendo cuando, en forma confusa e inexacta, los medios de comunicación empezaron a manejar la posibilidad de que el Tribunal de Conducta Política se expidiera en contra de los intereses del líder de la 711.

Entonces, postergó una vez más el desenlace de su caso, y adelantó que no renunciaría a su cargo aunque el Tribunal, que él mismo convocó, cuestionara sus actitudes.

Después, anunció que esperaría hasta que la Justicia se expida en las causas que lo involucran por su gestión en ANCAP.

En esa carrera estaba cuando este lunes se conoció el impiadoso dictamen del Tribunal de Conducta.

"El cuadro general que presentan los hechos reseñados del compañero Sendic no deja dudas de un proceder inaceptable en la utilización de los dineros públicos. La actuación del compañero Sendic en estos hechos compromete su responsabilidad ética y política, con incumplimiento reiterado de normas de control", dice el fallo.

Y no solo eso. El TCP lo acusa, indirectamente, de mentir y hasta transcribe las respuestas de un balbuceante Sendic cuando se le pregunta por algunos gastos realizados en el exterior. "No sé, la verdad no sé, no tengo ni idea de cómo se hizo, la verdad que no sé", contestó Sendic según las actas del TCP.

El dictamen del Tribunal alcanzó al al vicepresidente en su carrera y lo hizo con una fiereza que, al parecer, ni él mismo preveía. Ahora, a Sendic lo espera el Plenario Nacional del Frente Amplio que este sábado 9 resolverá sobre su suerte. Allí, hay quienes lo quieren carnear sin miramientos y quienes quieren perdonarlo sin reservas. Ninguno de los dos bandos tiene los votos para hacer pesar sus opiniones.

Puestos a elucubrar, en esta estrategia, o compulsión, que lo lleva a huir hacia adelante, Sendic podría solicitarle a sus compañeros que lo suspendan por tiempo indeterminado como militante del Frente hasta que se expida la Justicia.

Así le ahorraría al Plenario la fatigosa tarea de llegar a un consenso que parece imposible, y retrasaría la resolución sobre su suerte algunos meses más.

O, quizás, esta vez Sendic se quede quieto apostando por la inoperancia del Plenario. Sin una decisión compañera que lo absuelva ni que lo condene, su caso flotaría indefinidamente en el cielo frenteamplista como una nube negra e inmóvil pero siempre amenazante.