Sierra Leona declaró un toque de queda a nivel nacional después de que hombres armados atacaran un cuartel militar en Freetown, la capital del país, según un comunicado del gobierno y después de meses de disturbios postelectorales en la nación de África Occidental.
La información oficial indica que el blanco del ataque fue la guarnición militar de Wilberforce, la principal de Sierre Leona. “El gobierno y sus fuerzas de seguridad estatales tienen el control”, señaló el ministro de Información, Chernor Bah.
El funcionario, sin embargo, instó a los ciudadanos a "permanecer en casa" mientras las fuerzas de seguridad "continúan el proceso de detención de los sospechosos" y testigos en el terreno informaban sobre intensos disparos y explosiones en la ciudad a primera hora de este domingo.
Otras testigos presenciales compartieron videos en las redes sociales en los cuales se aprecian columnas de humo elevándose de las calles y se escuchan intercambios de disparos cerca de un cuartel, en el distrito de Murray Town, sede de la marina.
El presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, confirmó la violación de la seguridad en un comunicado en su cuenta oficial de la red social X, culpando a un grupo de “renegados” por el ataque.
Bio dijo que se había "restablecido la calma" y que las fuerzas de seguridad seguían "extirpando al resto de los renegados que huían", al tiempo que instó “a todos los ciudadanos a unirse para proteger la democracia” en el país.
"La PAZ de nuestra querida NACIÓN NO TIENE PRECIO y continuaremos protegiendo la paz y la seguridad de Sierra Leona contra las fuerzas que desean truncar nuestra tan preciada estabilidad", afirmó en la comunicación.
Por su parte, en una declaración emitida hace apenas unas horas, el bloque regional de África Occidental y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) condenaron el intento de “perturbar el orden constitucional”.
Sierra Leona fue testigo de violencia política y malestar desde la reelección del presidente Bio en junio pasado. Las elecciones fueron las quintas desde el fin de la brutal guerra civil de que se prolongó durante más de una década y que dejó decenas de miles de muertos, además de haber destruido la economía del país.
Los últimos incidentes de violencia se dispararon en julio último por la “falta de transparencia” en el recuento de votos tras las elecciones en la que resultó electo el actual presidente, proceso que inicialmente los partidos de la oposición cuestionaron y finalmente aceptaron.
Desde su victoria electoral, Bio continúa enfrentando críticas debido a las debilitantes condiciones económicas. Casi el 60% de la población del país de más de siete millones de habitantes está empobrecida y el desempleo juvenil se encuentra entre los más altos de África occidental.
Los disturbios, además, se producen después de una serie ocho de golpes militares que asestaron golpes a la democracia en África occidental y central desde 2020; incluidos Malí, Burkina Faso, Níger y Guinea.
(Con información de AFP)
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