"¿Por qué no puedo entrar? ¿Pasa algo grave?", preguntó el hombre, mientras buscaba la mejor manera de acomodar su equipaje en la entrada de la terminal fluvial de Buquebus. "No le puedo decir nada, pero no se preocupe" lo tranquilizó una efectiva de prefectura, mientras las puertas de la terminal se abrían y de allí salían dos hombres enfundados en trajes herméticos y cubiertos por máscaras antigas. Tras ellos, dos enfermeros, también cubiertos, transportaban en una camilla a un hombre inconsciente.
Mientras las ambulancias se retiraban con el ruido de sirenas de fondo, los perros de la Prefectura estaban inquietos por la cantidad de gente a su alrededor y el despliegue operativo que tenía lugar en el puerto de Montevideo. "Esta agitada la cosa", le gritó uno de los encargados del puerto a otro, mientras operarios de la Administración Nacional de Puertos corrían de un lado a otro.
Los pasajeros que esperaban su barco fueron tranquilizados más tarde: todo era parte de un simulacro operativo en conjunto destinado a optimizar la respuesta de los funcionarios de prefectura y ANP y, además, de cumplir con ciertas ordenanzas que la Organización Marítima Internacional exige a cada puerto.
El despliegue de emergencia comenzó sobre las 9.30 de la mañana con un incendio en las inmediaciones del puerto cercanas a la terminal de AFE, que exigió un esfuerzo extra por parte de las autoridades. Según explicó a El Observador uno de los efectivos de la prefectura presentes en el lugar, "la sustancia inflamable tenía una composición especial y no podía ser apagada con agua, por lo que se tuvo que realizar con arena", lo que demandó un esfuerzo mayor.
Simultáneamente y en el mismo sitio, el cuerpo médico debió actuar rápidamente, tras constatar que dos personas tenían síntomas graves de una enfermedad desconocida. "Luego de que los médicos especializados los analizaron, descubrieron que las personas tenían principio de Ébola, por lo que se dispuso un área de restricción hasta que fueran evacuados". Ante la atenta mirada de pasajeros y periodistas, los hombres fueron trasladados cuidadosamente en camillas.
Tras unos minutos de calma, las autoridades se trasladaron nuevamente a otro punto del puerto para encargarse de una nueva situación de emergencia. Esta vez, un simulacro de bomba. La supuesta amenaza estaba escondida entre los containers próximos al edificio del Ministerio de Turismo.
Tras desactivar el mecanismo, con la ayuda de operarios especializados y perros entrenados para detectar este tipo de explosivos, el día en el puerto volvió a la normalidad. Sobre las 11 de la mañana el tránsito volvió a circular regularmente y la orden emitida desde los mandos a cargo del operativo fue replicada por todo el lugar: "Fin del simulacro".
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