Tras atentados a obras de Van Gogh y Monet: ¿cómo se protegen los museos de Uruguay?

Ante el tuit que bromeaba sobre la idea de replicar lo que hicieron ecologistas en Europa, pero en el Museo Juan Manuel Blanes, su directora Cristina Bausero respondió que "a pesar del enojo de las personas", en el museo del barrio Prado "el termo y el mate no entran por esa razón". "Se dejan en recepción", escribió en Twitter.

"Nos estamos aggiornando a la museología poquito a poquito, porque los museos uruguayos estaban muy atrás", explicó Bausero a El Observador. "Hace muchos años, cuando estaba Ana Olivera en la Intendencia (de Montevideo), incorporamos al Museo Blanes la vigilancia por cámaras", recordó.

Hay un puesto de control, que funciona durante las horas de apertura del museo, donde se controlan las cámaras de todas las salas. Además hay "dos vigilantes en las salas grandes" y "uno en cada uno de las salas pequeñas".

En el Museo se pide que el público deje la mochila, los bolsos, el termo y el mate; que no entre con comida ni bebidas. Hay un protocolo para quien lleva bolsos de cámaras fotográficas. Y si alguien carga una pequeña mochila, se le pide que la lleve hacia delante. 

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"La respuesta del público no es: 'qué bueno que estén cuidando el patrimonio'", señaló Bausero. La directora del museo espera que, después de lo sucedido en Europa, se entienda por qué se mantienen estos cuidados. Si bien no espera que en Uruguay alguien dañe una obra como medio para concientizar sobre un tema, sí contempla, por ejemplo, que accidentalmente se pueda estropear una pintura con el agua de un termo.

La directora del Blanes indicó que si tuviese más presupuesto le gustaría proteger con vidrio algunas obras de la "excelente" colección que tienen de Pedro Figari o la obra "icónica y gigante" del pintor que le da nombre a la institución: El Juramento de los Treinta y Tres Orientales. Ésta última tiene una cuerda que aleja al público desde que la restauraron en 2015.

En cualquier caso, Bausero señaló que en el Blanes, con las medidas actuales, están "muy cubiertos" respecto a la seguridad y no prevén aumentarla después de los atentados a las obras de Van Gogh y Monet. 

La mejor seguridad: la educación

"La mejor seguridad que tenemos en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) y en otros museos del Uruguay es la educación de todos nosotros", dijo el director del museo, Enrique Aguerre, a El Observador. 

Aguerre señaló que en el MNAV tienen los "requisitos mínimos de seguridad": no se puede entrar con termo y mate, mochilas o animales (con la excepción de perros guías o mascotas en la zona del jardín), pero que el comportamiento dentro de un museo se enmarca en "un pacto social de cómo queremos vivir". El museo es "fruto de una sociedad que cree que hay valores y tradiciones que deben salvaguardarse" con el objetivo de "servir como modelos", para "dialogar con las cosas que nos pasan" en el presente y para "pensarnos en el futuro". 

"No podemos ponerle un guardia de seguridad al lado a cada visitante, no tiene sentido", explicó.

Aguerre dijo que lo sucedido en Europa "es una violencia no solo física, sino simbólica" y que el arte no debe involucrarse en un "espiral".

De todas formas, el museo que se encuentra en Parque Rodó cuenta con monitoreo de cámaras las 24 horas y personal de seguridad, así como con cuidados para salvaguardar las obras, como el control de la temperatura y la humedad. 

Los cuidados de seguridad "los tenemos desde siempre, están bien y funcionan", dijo Aguerre.

En el MNAV hay pinturas, acuarelas, pasteles, fotografías, esculturas en bronce y en madera. Se trata de "distintos tipos de obras y soportes; algunas tienen vidrio y otras no, pero no porque pueden ser atacadas".

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Sin antecedentes en Uruguay

Ninguno de los directores de museos entrevistados por El Observador recuerdan que en Uruguay haya sucedido algo similar a lo que hicieron activistas en Londres y Potsdam. Álvaro Secondo, director del Museo Zorrilla, no es la excepción, pero reconoce que "después de esos atentados quizá haya que tomar otra medida".

En el museo de Punta Carretas hay cámaras "por todos lados" y vigilancia las 24 horas del día, incluso cuando está cerrado al público. No se puede entrar con bolsos, pero Secondo señaló que no hay un cacheo y un visitante podría llevar algo oculto en sus bolsillos o en una cartera de mano.

El director indicó que en el Zorrilla no hay una protección especial de las obras. Si bien es una "casa/museo", hay obras cuya seguridad podría profundizarse. "Por ejemplo hay un fresco muy valioso y que podría tener algún tipo de protección", sostuvo. 

Se trata de una obra de José Luis Zorrilla, hijo del poeta que da nombre al museo. La pintura reproduce una escena evangélica: "la cena de Jesús con los discípulos de Emaús", explicó Secondo. El fresco muy grande que está en el comedor de la casa/museo y fue hecho "ahí en la misma pared por José Luis Zorrilla".

Tras destacar el valor de la obra, Secondo pidió riendo que "no se despierte a las fieras".