“La CONMEBOL llegó a un acuerdo con la empresa farmacéutica Sinovac Biotech Ltd, de China, para la donación de un total de 50.000 dosis de su vacuna para el covid-19. Se trata de un respaldo concreto por parte de la firma china a la realización de la Conmebol Copa América y a las demás competiciones del fútbol sudamericano”.
EFE Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol Y luego destacó la mediación del presidente uruguayo, que “fue crucial para concretar el acuerdo de enorme importancia para el fútbol sudamericano”.
En su comunicado Conmebol expresa que Domínguez “agradeció muy especialmente al presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, al secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, al ministro de Deportes, Sebastián Bauzá, y al embajador de Uruguay ante China, Fernando Lugris y al presidente de la AUF, Ignacio Alonso, por la gestión rápida y eficaz para este logro que no tiene precedentes en el fútbol mundial. La Presidencia de Uruguay, en su claro compromiso por apoyar el deporte, ofreció desinteresadamente sus buenos oficios para mediar ante Sinovac Biotech Ltd. Ninguna otra confederación del mundo ha logrado hasta hoy disponer de los inmunizantes para iniciar un proceso masivo de vacunación”.
Esta donación que recibe Conmebol tras los buenos oficios de Uruguay, forma parte del nuevo vínculo que se empieza a generar y fortalecer entre Uruguay y Conmebol.
Históricamente, Uruguay, fundador e ideólogo de la Confederación (en 1916), fue una de las asociaciones fuertes que a lo largo de un siglo perdió espacios de decisión y control a manos de Argentina y Brasil, que con Paraguay como delfín, desde la década de 1980 tienen el control del fútbol Sudamericano.
Antes de la llegada de Nicolás Leoz, el vínculo de los dirigentes de Peñarol de esa época con Conmebol y FIFA, el poderío futbolístico que tenían los equipos uruguayos, hicieron del club aurinegro y tricolor los principales animadores de las competencias continentales.
Desde que en 1986 desembarcó Leoz en la presidencia y Julio Humberto Grondona en FIFA (le quitaron el lugar al uruguayo Eduardo Rocca Couture), la Asociación Uruguaya de Fútbol pasó definitivamente a las sombras de Argentina, Brasil y Paraguay.
Tuvo en Eugenio Figueredo un representante que ocupó una silla por Uruguay en la sede de Asunción y de Zurich, pero que poco dejó en beneficio de la AUF. A Luis Suárez le aplicaron una histórica e inédita sanción en el Mundial de FIFA, del que fue expulsado y suspendido dos años.
Cuando finalmente en diciembre 2015 la AUF desembarcó con un presidente que podía proyectarse en el tiempo en Conmebol , tras el escándalo del FIFAgate que hizo caer a toda la cúpula histórica de la Confederación, Paraguay ofreció resistencia con Domínguez como aspirante al sillón que había dejado Juan Ángel Napout, por su detención.
Wilmar Valdez llegó a Asunción para asumir el control de la organización, según relata en su libro El fútbol y mi verdad en el que expresa que no querían a un presidente uruguayo en la sede de Luque.
Inés Guimaraens Wilmar Valdez El resultado, un mes y medio después perdió las elecciones ante Domínguez, en enero 2016.
Con Argentina sumergido en una lucha intestina, finalmente Brasil, con Paraguay en la presidencia, mantuvo el control del fútbol continental. Dos años después, tras el AUFGate y que Valdez desapareciera de escena, Domínguez le quitó el cargo que tenía el uruguayo en FIFA y se lo otorgó a Argentina (a su presidente Claudio Tapia).
Paralelamente, Conmebol y FIFA intervinieron la AUF (agosto 2018) y exigieron la aprobación de un nuevo estatuto para seguir funcionando. Este documento se aprobó bajo la actuación de Pedro Bordaberry, quien fue designado por FIFA para normalizar el funcionamiento de la Asociación.
En tiempos de reconstrucción, acusaciones de corrupción de Tapia a Conmebol derivaron en la salida del argentino de FIFA en julio de 2019, y Uruguay recuperó una silla en el consejo de Zurich. En 2020, fue designado Ignacio Alonso como miembro del consejo de FIFA.
Con el nuevo presidente, quien asumió en mayo de 2019, la AUF empezó a reconquistar su espacio en Conmebol.
EFE Ignacio Alonso y Alejandro Domínguez Es así que el relacionamiento de AUF-Conmebol, elevó un nivel y pasó a ser un vínculo del país con la Confederación.
Buenos oficios, en el caso de las vacunas que Sinovac dona a Conmebol, un asado en la noche del miércoles 17 de marzo, y la confianza que quiere dar Uruguay con sus protocolos sanitarios a pesar del aumento de casos, empiezan a tender puentes que tienen como objetivo fortalecer políticamente a Uruguay para recuperar lugares que hace 30 años no tiene en Conmebol.
En una entrevista que Bauzá concedió a Referí, explicó el impulso que el país le está dando a su aspiración de ser hub deportivo en varios deportes, incluido el fútbol.
"Sin dudas el fútbol es el gran objetivo, y cuando estuvimos reunidos con Domínguez y el presidente de la República, se lo hicimos saber. Traer la final de la Libertadores a Uruguay es un gran sueño que esperemos cumplir", explicó Bauzá.
Uruguay quiere la final única de la Copa Libertadores para 2022. Es uno de los seis países que se postuló en mayo 2020 y uno de los 15 estadios que están en cola para el próximo año.
Sin embargo, esto se puede adelantar siempre y cuando Uruguay avance con la vacunación y a fines de noviembre, cuando se jugará la final de la Libertadores, pueda recibir público, además de realizar las mejoras que exige Conmebol para el Estadio Centenario.
Para la final única de 2021, hay cuatro países aspirantes (Argentina, Brasil, Chile y Ecuador) y 12 ciudades (cinco argentinas, cinco brasileñas, Santiago y Guayaquil).
Por lo que ocurrió en las dos primeras finales únicas, en este 2021 Santiago de Chile es el firme aspirante a quedarse con la organización.
Santiago no pudo recibir la final de 2019 por una crisis social y de inseguridad que vivía el país y vio cómo llevaban su final a Lima.
En 2020 ya le habían asignado a Maracaná.
Ahora, Santiago va por su revancha de recibir el torneo en este 2021, pero para eso debe ofrecer seguridad sanitaria.
Uruguay se postuló para 2022, porque crecerán sus aspiraciones después que Chile pueda recibir la final 2021, si es que finalmente Conmebol concreta ese paso.
Camilo dos Santos Sebastián Bauzá, Director Nacional del Deporte En el asado de marzo en una barbacoa abierta en el Prado, de Domínguez con Lacalle Pou, Bauzá, Alonso y Pedro Bordaberry por su vínculo con el presidente de Conmebol y porque había promovido su llegada a Uruguay para la inauguración del complejo deportivo de City Torque (con un permiso especial que el gobierno extendió a Domínguez), Uruguay le expresó su aspiración de desarrollar su capacidad para ser hub deportivo. Y hablaron de las vacunas, del proceso que siguió Uruguay, y cuál era el plan del gobierno de Lacalle Pou.
En ese camino construyen futuro y el Estadio Centenario avanza para recibir la final única de la Libertadores 2021, si Santiago no cumple con las condiciones sanitarias, o para albergar la final 2022, en este nuevo vínculo entre Uruguay y Conmebol, entre tuits, asado y buenos oficios para conseguir vacunas.