Un duelo intenso, alianzas frágiles y verdades contundentes: lo mejor del nuevo episodio de Succession

Pidan un deseo, porque Connor Roy dijo algo serio e importante. ¡Connor! El hermano que nunca importa. El que anda por el fondo, ocupado en su insignificante carrera política, o en los vaivenes de su relación con su novia Willa, una fachada que se fue de las manos y ahora tienen que casarse por cuestiones de imagen electoral, y que como única conexión con el negocio familiar tiene su interés por los millones que le tocarán si el imperio familiar Waystar Royco concreta su venta al gigante del streaming GoJo.

Pero sí, este segundo episodio de la última temporada de Succession tuvo al mayor de los hermanos Roy dando una certera puñalada a sus congéneres con una verdad contundente aunque a la manera de la serie, bañada de una capa de patetismo y humor negro. Un episodio que empezó incluso barriendo algunos elementos que había planteado el capítulo anterior, y que arrancó tranquilo, aparentando ser apenas un episodio de paso, antes de pegar un salto y convertirse en la segunda joya de esta temporada.

A continuación, algunos punteos —que se repetirán semana a semana, cada lunes— de lo que dejó el nuevo episodio de la que es una de las mejores series de los últimos años.

Connor “cantó la posta”

Succession siendo Succession: la escena central del episodio, la de mayor carga emocional y narrativa, tuvo lugar en un karaoke. Fue allí que Connor, después de destrozar una canción de Leonard Cohen, dijo la frase más punzante de su existencia. Agobiado por el inminente colapso de su pareja (en la previa de la ceremonia de casamiento, nada menos), y tras fallar en su intento de ejercer como mediador entre hermanos y su padre, resumió en pocas palabras a Roman, Shiv y Kendall.

“Lo bueno de tener una familia que no te ama es que aprendes a vivir sin eso”, disparó. “Todos están persiguiendo a papá, diciendo ‘oh, amame. Por favor amame. Necesito amor, necesito atención’. Son esponjas necesitadas de amor, y yo soy una planta que crece en las piedras y vive de los insectos que se mueren adentro de mí”.

Y ahí resumió el gran conflicto de sus hermanos: se jactan de no necesitar de su padre y de ser un cambio generacional radical con respecto al patriarca Logan, de odiarlo con todo su ser, pero desde el comienzo de la serie estos tres muestran que siempre corrieron detrás de la aprobación y el visto bueno paterno.

Grietas en la asociación fraterna

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Aunque Shiv, Roman y Kendall se presentan como un frente unido contra Logan, lo cierto es que la colaboración que tan potente se vio en el primer capítulo ya mostró sus grietas en esta segunda entrega, con cada hermano jugando por su cuenta a pesar de que comparten objetivos.

Y en ese sentido, el que más coqueteó con abandonar la nave fue Roman, que es a su vez el que más necesita la cercanía y el cariño de Logan, pero que además ha demostrado que a pesar de su brutalidad y su mordacidad constante, es quizás el hermano con más inteligencia emocional y el más sentimental de todos, además del más empático. Logan lo convocó para estar a su lado en el inminente trato con GoJo, y Roman parece tentado a volver a cruzar la línea.

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Mientras tanto, Kendall está en su nube de resignación zen, y Shiv sigue demostrado que necesita ser la que tiene el control de la situación y la verdad, tal como hace su padre, aunque en esa confrontación en el karaoke se lo recriminó como un defecto.

La única hija de don Logan es la más hábil para detectar estrategias, y capta completamente las intenciones de su padre, pero termina perdida en las movidas de los demás jugadores. Su impulso para capitanear a sus hermanos en la compra de la empresa de medios rival Pierce en el capítulo anterior que la pintó como una de las grandes ganadoras dejó al trío en una situación rara: ahora parecen arrepentirse de la movida y vuelven a estar tentados por la opción de trancar la venta de Waystar y dar el golpe desde adentro (o al menos llevarse más dinero).

Y encima, su inminente exmarido Tom, asesorado por su padre, le está complicando la vida para conseguir abogados de primera línea para su juicio de divorcio. Un traspié para un personaje que sin embargo, es de los más interesantes y con más jugo de esta temporada.

Logan y las disculpas menos creíbles de la historia

La impunidad del poder le jugó una mala pasada al patriarca Roy en este capítulo. Su movida para colocar a su asistente (y presumiblemente, amante) Kerry como conductora del canal ATN resultó ser fallido porque la muchacha es un desastre. Pero el poder y el oficio le permitieron resolverlo de la mejor forma para él: delegando.

A los que les tocó desenredar el entuerto fue a Tom, que a su vez tiró el fardo al primo Greg, que salió como mejor pudo con sus andares de Mr. Bean y sus comentarios entre torpes y creativos (Greg se lleva el premio al rey de la comedia de este capítulo, además).

Volviendo a Logan, el padre demostró una vez más que tiene un cierto cariño por sus hijos, y que de una forma perversa y retorcida los quiere hacer mejores. Por eso fue a pedir una disculpas muy poco creíbles que terminaron siendo un pase de factura de sus hijos. De todos modos, la disculpa era un velo fino para esconder el pedido de no trancar el trato con GoJo.

Porque a Logan a pesar de todo, lo único que le importa son los negocios. Y en específico, seguir atado a la rama mediática de su empresa. No importan los parques de diversiones, los cruceros, o las películas, solo le interesa el poder y la fuerza de decisión que le proporciona tener un medio masivo.

*Succession se emite cada domingo a las 22 en HBO, y en HBO Max.