Hay que caminar mucho por la historia política del país para encontrar a un presidente con tanta pujanza, particularmente en las reformas urgentes, como Luis Lacalle Pou en esta semana de inauguración de su administración.
La sensación general es que en estos días el joven presidente le imprimió al Poder Ejecutivo un ritmo de vértigo, en un período en que los jefes de gobierno transitan por el cenit de la luna de miel con la opinión pública.
Son los primeros pasos que la ciudadanía observa especialmente porque es un tiempo de expectativas altas en relación al cumplimiento de las promesas electorales de quienes llegan al poder.
Y en ese sentido, los votantes de los partidos que integran el gobierno de coalición vieron a un Lacalle Pou firme y decidido en poner en marcha el plan de gobierno que prometió en la campaña electoral a los electores.
Él mismo se comprometió, el domingo 1° ante la Asamblea General, a liderar un gobierno de acción que parece estar a la altura de las circunstancias del país.
La ciudadanía reclamó en las urnas un cambio y está semana el presidente mostró que tiene un alto compromiso en ello.
Fue notoria la prioridad gubernativa en la política de seguridad pública, algo muy evidente no solo en las medidas anunciadas, sino en una puesta en escena inteligente para reforzar en el público el compromiso del presidente con un tema crucial durante la campaña electoral.
El lunes 2, la nueva estrategia policial para reforzar la seguridad pública –más policías patrullando las calles y más autonomía de las jefaturas en el cumplimiento de esa tarea de control-se anunció en una conferencia de prensa conjunta del presidente y el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, flanqueados por los 19 jefes de Policía. El propio Lacalle Pou fue quien llevó la voz cantante durante la reunión con los periodistas.
El jefe de gobierno fue muy enfático en explicar que el ataque a la delincuencia supone tareas de “prevención, persuasión y después represión”. Dijo que la prevención supone un reforzamiento del patrullaje en las fronteras, para el combate especialmente del narcotráfico, y también puertas adentro, como ya comenzamos a advertir en estos días.
Las expectativas son altas, pero debemos reparar que aún queda mucho camino por recorrer.
En primer lugar, se tiene que demostrar que las nuevas medidas sean acertadas para combatir el delito con eficacia; en segundo lugar, y en ese mismo sentido, que se apruebe y se ponga en marcha el conjunto de reformas que estarán incluidas en el proyecto de ley de urgente consideración con el objetivo de mejorar aspectos del trabajo policial y del ordenamiento penal.
Parecen planes bien concebidos para el ataque rápido a los actos delictivos, pero no olvidemos que la solución de fondo pasa inevitablemente por avanzar en la educación –tanto en la calidad como en su papel en la comunidad- y en el desarrollo de una economía que fomente la creación de empleos genuinos, particularmente para las generaciones más jóvenes.
También esta semana, en la educación y en la economía, Lacalle Pou y sus ministros respectivos anunciaron sendas reformas que, si prosperan, es posible que Uruguay se pueda transformar en un país de oportunidades para todos.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá