Opinión > REFLEXIONES LIBERALES

Una sonrisa, por favor

Esbozar una sonrisa sincera, que muestre amabilidad, muchas veces es lo que la otra personas necesita en ese momento; el contacto personal y el respeto hacia el otro no deben ser olvidados jamás
Tiempo de lectura: -'
22 de diciembre de 2018 a las 09:47

En uno de esos encuentros diarios con limpiavidrios, que se dan en cualquier trayecto en la ciudad y que obligan a tener a mano una cierta cantidad de dinero en monedas para atender requerimientos ya sea de limpieza de parabrisas o simplemente de una contribución a alguna causa más o menos noble, me encontré con uno que me ofrecía la consabida limpieza del parabrisas. No había tiempo para ello pues se acercaba el cambio de luz del semáforo y mi respuesta fue negativa. El limpiador no se amilanó y me solicitó una de esas contribuciones en metálico, cosa que hice sin dudar. Pero cual fue mi sorpresa mientras bajaba el vidrio de la ventanilla que mi interlocutor, al tiempo que agradecía mi contribución sin mirar el monto, me dijo: “¿Y una sonrisa? Porque para mí eso es lo más importante”. Obviamente obtuvo la sonrisa que buscaba y que retribuyó de inmediato. Seguí camino con el semáforo en verde y lo perdí de vista.

Pero todo el episodio me dejó pensativo. Su pedido de la sonrisa era genuino. Y él la retribuyó. Allí, al rayo del sol o a merced de la lluvia, buscando su sustento –no por cierto de la mejor manera posible pero sí de una manera posible para él– esta persona hacía su trabajo o pedía limosna o ambas cosas alternadamente. Pero para él lo importante era la sonrisa.

Esbozar una sonrisa sincera, que muestre amabilidad, muchas veces es lo que la otra personas necesita en ese momento;  el contacto personal y el respeto hacia el otro no deben ser olvidados jamás, eso me hizo acordar un episodio similar que me tocó vivir hace unos años, en un lugar más peligroso, donde bajé la ventanilla para explicar que no tenía el metálico necesario para la contribución. Y la persona que estaba pidiendo me dijo: “No me importa, me basta que usted haya bajado la ventanilla y me haya dirigido la palabra con amabilidad porque en general nadie baja el vidrio y menos me habla. Este hecho vale para mí mucho más que lo que me hubiera podido dar”.

Dando vueltas al tema de la sonrisa y atándolo con lo ocurrido tiempo atrás sobre bajar la ventanilla y hablar en una zona no demasiado propicia para ello, reflexioné sobre la importancia del contacto personal, del respeto del uno por otro, de la valoración personal más allá de las circunstancias económicas. 

Y justamente encontré una frase o un consejo de la Madre Teresa de Calcuta (ahora Santa). En cierta ocasión, un grupo de empresarios norteamericanos la invitó a una de sus reuniones y allí uno de los asistentes le preguntó al final: “¿Qué puedo hacer con mis empleados en momentos de conflicto o crispación?”. Y la Madre Teresa solo dijo: “Sonría”. Es que para ella, en circunstancias difíciles una sonrisa introduce un elemento nuevo que rompe el clima de tensión. 

Como dice el escritor español Francisco Fernández Carbajal: “La sonrisa es un gesto singular que manifiesta, más que ningún otro quizá, la multitud de emociones y sentimientos que existen en el interior del hombre. Sonreír amablemente en las relaciones sociales y profesionales es muy importante. Cuando hablamos, si aparece una sonrisa, esas ideas que expresamos se enriquecen con una nota de humanidad que multiplica su valor, las hace más persuasivas, eficaces y amables. Una sonrisa sincera siempre cautiva”.
Pero no se trata de una sonrisa hipócrita, esbozada para obtener un beneficio en una reunión o en un negocio. Se trata de algo que debe salir de dentro de la persona y reflejarse en su cara con naturalidad. 

Eso es lo que pedía mi interlocutor que quería limpiar mi parabrisas pero sobre todo se daba  por contento con una sonrisa bien sincera, una sonrisa que no fuera forzada.

En esta época de Navidad, donde las familias se juntan y los amigos se acercan y se saludan, donde quizá hay gente que está triste porque está sola, o enferma o porque ha perdido seres queridos, no está de más recordar el valor de la sonrisa. Pero de la sonrisa sincera, de la que nace de dentro del corazón. Como dice mi interlocutor que limpia los parabrisas, es más importante que todo lo material, aunque se carezca de lo más esencial. 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...