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Venezuela: cuarentena, tregua política y "el científico" de Maduro
No fluye la gasolina en el país con las mayores reservas de petróleo del mundo Tampoco hay efectivo en ese mismo país tan generoso, hasta hace nada, con su chequera de solidaridad bolivariana que, como la espada del prócer, recorría América Latina.
Y, según las cuentas del gobierno, alérgico a los datos, la presencia del coranavirus es casí anécdotica: 84 casos hasta el reporte de este martes en la noche: menos de la mitad de Uruguay con nueve veces más población.
Un periodista de TalCual digital, —el diario fundado por Teodoro Petkoff, político de fuste que se reveló a fines de los 60 contra el socialismo soviético y le dio tiempo aún para advertir tres décadas después la deriva autoritaria del chavismo—, cuenta que alguna gente ha hecho uno o dos días de fila con su auto para reponer gasolina.
"A una señora le llevaron la torta para celebrarle el cumpleaños en la cola", dice, y se ríe.
¿Salvará el humor a este nación caribeña? Ni eso es seguro, porque de la joda perenne caribeña se ha pasado a la bufonada entronizada en el poder. Chanza tan salvaje como el capitalismo que dice aborrecer.
Pocos carros —autos— en las calles de Caracas, la capítal venezolana, tras más de una semana de encierro, donde también escasean los buses y las camioneticas de transporte colectivo en las que hay que pagar con billetes tan devaluados como inexistentes.
Queda el Metro, una majestuosa obra de ingeniería venida a menos que cruza la ciudad de punta a punta y presta un servicio gratuito desde hace años. Elaborar el boleto para hacer rodar el torniquete resulta más caro que el valor de la tarifa. ¡Torniquetes libres para el pueblo!
Es una de las tantas paradojas de Venezuela. Lo que requiere más inversión en capital y tecnología no cuesta nada. La propina que se da al que surte gasolina puede ser igual o mayor al valor del tanque lleno.
Si el país no se mueve, el virus tampoco. El gobierno de Nicolás Maduro fue de los primeros en la región en declarar la cuarentena total. En las siempre frecuentes apariciones televisivas, el mandatario, junto a los hermanos Rodríguez —la vicepresidente Delcy y el siquiatra Jorge,. que se encarga de las comunicaciones— dan los partes de guerra del combate al virus sazonados de loas a China, Rusia y Cuba.
El virus es otro engendro capitalista aunque para contenerlo se le escriba una carta a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el propio ogro tan vapuleado.
El escritor venezolano Alberto Barrera Tyzska, ganador de los premios Herralde y Tusquets de novela y coautor de una documentada biografía de Hugo Chávez, en un articulo por el New York Times en español intuye una jugada política detrás de la propuesta:
"Se presenta, escribe, como un poder dispuesto a renunciar a sus postulados ideológicos con tal de salvar al pueblo cuando, en verdad, solo está tratando de liberarse de su propia responsabilidad". En pocas palabras, sacar provecho de la tragedia.
El coronavirus es letal cuando alcanza a la potencial víctima con las defensas bajas. Venezuela, subraya Barrera Tyzska, es un país sin defensas.
Una ruina sanitaria con la mitad de los quirófanos del país inservibles y una escasez del 60% de insumos y medicinas. El escritor venezolano en su texto del NYTimes cita a una respetada especialista en nutrición y seguridad alimentaria, Susana Raffalli, para quien el país se encuentra en una "emergencia prolongada".
Una situación de vulnerabilidad a la que también alude el médico infectólogo Julio Castro quien junto con Juan Guaidó, el presidente encargado reconocido por más de medio centenar de países —entre tanta escasez, hay dos mandatarios— ofrecen un reporte de la situación sanitaria en paralelo al de Maduro.
Castro calculó este martes que una tasa de ataque del virus de 10%, como la muy moderada que estima Colombia, "sería una tragedia (...) estamos hablando de unos 300 mil a 350 mil casos en tres meses(...) que deberán ser atendidos con hospitales colapsados y unidades de terapia intensiva insuficientes en extremo”.
Cuarentena y tregua
El encierro, duro en condiciones normales de un país, es un castigo más en la Venezuela postrada, crispada además por una confrontación política sin final.
Un despacho de la agencia AFP registra como los venezolanos franquean los pasos ilegales de la frontera con Colombia, cuyo cierre fue ordenado por el gobierno de Iván Duque, para buscar alimentos.
"El coronavirus es Maduro. Mientras no saquen esa enfermedad de Venezuela nunca se va a acabar esto", le dijo a la agencia noticiosa un joven con tapabocas que trabaja cargando maletas y pidió mantener su identidad en reserva.
"El hambre nos hace quitar el miedo", confió Jairo Pabón, antes de seguir su camino hacia el municipio colombiano de Villa del Rosario, en busca de alimentos para sus dos nietos.
Con los siete pasos fronterizos inhabilitados, centenares de venezolanos se arriesgan a cruzar por trochas custodiadas por grupos armados o contrabandistas. "Hay todo lo malo, pero no nos queda otro remedio", soltó a la AFP Guillermo Gómez, que a sus 65 años se aventuró por esas rutas para adquirir medicinas.
En esta situación de extrema necesidad y sin controles eficientes, Venezuela que llenó la región con buena parte de sus más de cuatro millones de exiliados, pudiera ahora trasladar el coronavirus.
Es una de las preocupaciones que discurren en el artículo publicado este martes también en el NYTimes por el médico Franz de Armas. "Su extensa y porosa frontera con Brasil y Colombia y su conexión con el Caribe la convierten en un potencial punto de distribución de la pandemia, aun a pesar del relativo aislamiento en el que ya se encuentra. El manejo de la expansión del coronavirus en el territorio podría determinar su rumbo en el resto de la región".
De Armas, que ejerce su profesión en Maicao, en la frontera colombo venezolano en su punto más al norte, plantea una tregua política para que oficialistas y opositores enfrenten juntos el reto sanitario; de lo contrario, asegura, lo que viene es una catástrofe.
Venezuela requeriría, siguiendo las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud, OMS, 1.400 camas en unidades de cuidados intensivos y según De Armas dispondrían de menos de 100 "mal dotadas y ocupadas por pacientes con otras patologías". Más de la mitad de los hospitales del país no tienen mascarillas.
¿Habrá espacio en esta Venezuela agónica y dividida para una tregua política como la que propone De Armas, en la cual ambas partes en conflicto le concedan autoridad plena a un grupo de profesionales de salud que puedan diseñar y dirigir un plan de manejo de la crisis?
En una declaración del pasado 20 de marzo, que recogió también Talcualdigital, Guaidó se mostró favorable a solicitar préstamos al FMI. Sin embargo, se desconoce de acercamientos entre gobierno y oposición.
No abona camino a un acercamiento que Maduro, como lo hizo en su intervención televisiva del lunes, respalde al tecnólogo venezolano Sirio Quintrero que asegura haber dado con una receta basada en plantas medicinales para curar el coronavirus COVID-19.
El mandatario se quejó, incluso, de que Twitter le hubiera borrado el tuit en el que copiaba los links de los artículos publicados por Quintero, que pudieran propiciar la difusión de supuestos tratamientos sin validez científica y clínica. Maduro, cómo recogió el portal efectococuyo, se está tomando el té que recomienda Quintero aunque es para personas contagiadas.
