Ironhide comenzó a trabajar con tres empleados que a la misma vez fueron los fundadores de la empresa. El actual project manager, Leonardo Clavijo, contó en entrevista con Café & Negocios, que comenzaron realizando videojuegos para portales web. Y en 2011 —tras haberse especializado en el género de tower defense— publicaron el bien recordado Kingdom-Rush. “Fue un éxito de descargas en portales web”, afirmó Clavijo.
“Hasta el día de hoy se lo considera como uno de los juegos más reconocidos del mundo”, sostuvo Barboza por su parte.
A partir de la Mesa de Videojuegos, una iniciativa en la que empresarios de la industria se aliaron con instituciones gubernamentales para crear herramientas de apoyo al sector que permitieron el crecimiento durante tres años, en 2016 surgió como tal la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay, con la misión de potenciar la industria y organizar eventos de networking, como LevelUy, que forjan el ecosistema del gaming.
Barboza dijo en entrevista con Café & Negocios, que la gremial empresarial actualmente reúne 25 empresas formalizadas tanto uruguayas —generalmente de pequeña estructura, con excepciones como Ironhide— como foráneas que tienen parte de su negocio en el país. Además, acompaña a aproximadamente 15 desarrolladores de proyectos que aún no tienen empresas formalizadas.
En 2016 surgió como tal la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay, con la misión de potenciar la industria y organizar eventos de networking, como LevelUy
Dentro de los socios uruguayos de la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay —además de Ironhide— está el estudio ARF, que ingresó al mercado en 2016. Entonces trabajaba solo su fundador: Rodrigo Alem Fernández, que decidió comenzar con videojuegos sencillos para páginas web, con el objetivo de estar presente en una industria que entendía tenía potencial.
En el mismo año de su creación, la empresa creció en su estructura, y empezó a trabajar en el desarrollo de productos para clientes de mayor porte, como Cartoon Network. Además, ARF hace contenido original, pero aún no ha conseguido un publisher que lo respalde: “Hemos fichado distintos juegos, pero todavía no conseguimos que un publisher lo financie”, explicó Alem Fernández y añadió: “No hemos dejado de intentarlo”.
Por el momento, el estudio publica su contenido original a través de sociedades con plataformas de juegos web, que generan ingresos —y los dividen con los creadores de contenido—a través de pautas publicitarias. Pero los ingresos en esta modalidad son bajos; Alem Fernández señaló que solo el 25% del total del dinero que ingresa a la empresa corresponde a desarrollo original. Para los próximos años, proyecta un crecimiento de 50%.
Dentro de los socios foráneos de la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay, destaca la argentina Etermax. Si bien surgió como una empresa de tecnología, hace una década hizo el primer desarrollo para la industria de los videojuegos —Apalabrados, seguido por el famoso Preguntados—y desde entonces no ha tenido pausa.
Según la artista de producto principal de la empresa, Ángeles Koiman: “Etermax tiene muchos equipos enfocados en la industria”. Entre ellos, uno que se dedica a sacar nuevos juegos, y otro que se encarga de escalar los que ya están en el mercado.
Barboza, presidenta de la gremial, también mencionó a Globant y a Nimble-Giant como socios de empresas originarias de otros países pero con operaciones en Uruguay.
De Uruguay al mundo: la exportación de videojuegos
El crecimiento exponencial que tuvo la industria en el país con cada vez más empresas especializándose en el sector y, a la vez, más empleados representó un crecimiento en la exportación de videojuegos para el mundo, que según dijo Barboza se estima en US$ 32 millones al año.
La industria de los videojuegos es fundamentalmente exportadora debido a que el mercado uruguayo es muy pequeño. Es que para que un producto se considere exitoso debe ser jugado por millones de personas, y para eso es necesario que llegue a varios países.
Este objetivo también debe alcanzarse para tener un rédito económico, porque un videojuego puede ser gratuito pero también demandar una gran inversión. Por ejemplo, el videojuego más caro a nivel mundial —GTA V— tuvo un costo de US$ 260 millones.
¿Qué es necesario para trabajar para un mercado tan amplio como el mundo? Según Barboza, hay dos trabajos fundamentales. Por un lado la traducción, para que clientes con lenguas maternas distintas puedan disfrutarlo de igual forma. Por otro lado, la localización, que implica contextualizar el juego según el país en el que se comercializa. Por ejemplo, para China no se puede mostrar sangre en los videojuegos.
Además, demanda una inversión inicial importante de parte de la empresa. En Uruguay es posible postularse para fondos de organismos públicos que solventan estas inversiones. Incluso el Ministerio de Educación y Cultura apoya algunos proyectos con US$ 6.000, y el Ministerio de Energía y Minería premia otros dos proyectos con US$ 24 mil, según las iniciativas más recientes relacionadas con la industria.
Uruguay exporta principalmente hacia Norteamérica (Estados Unidos, seguido por Canadá). Pero también tiene una base de clientes en Europa, y está generando cada vez más negocios en Asia; específicamente en China, Corea del Sur, Japón y Singapur.
El futuro de la industria de los videojuegos en Uruguay
Desde su creación, la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay se enfoca en tareas de sensibilización para captar más trabajadores para el sector: “Hacemos eventos para contar, entre otras cosas, las oportunidades que hay en la industria de los videojuegos”, señaló Barboza.
Un ejemplo es el evento LevelUy, ya mencionado, que cuenta con seis ediciones y tiene el objetivo de que las empresas uruguayas hagan contactos, potenciales tratos y creen lazos comerciales con pares de la región. Además, en cada edición se organizan charlas y talleres liderados por exponentes de renombre, tanto nacionales como internacionales, y se establece un espacio de exposición para conocer y testear proyectos locales. “No solamente es para desarrolladores de videojuegos, sino para aquellas personas que quieran acercarse y conocer el sector”, afirmó Barboza.
La presidenta de la gremial explicó que quieren aprovechar la madurez del negocio en Uruguay para que siga creciendo. “Queremos que haya más inversión desde el sector público, que generen más oportunidades para las personas que se están iniciando —explicó a Café & Negocios y agregó—: Queremos crear proyectos de ley para facilitar determinados procesos para desarrolladores, por ejemplo, para importar kits de desarrollo a Uruguay, que es algo muy caro”.
En conclusión, si bien la industria subió de nivel, la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay apuesta a continuar superando pantallas.
eSports: una tendencia sin retorno
El deporte electrónico o eSports es un movimiento que crece en Uruguay, pero aún puede considerarse incipiente.
“Los eSports son una industria, un negocio, precisan un retorno, y esto hay que darlo con capacidad de emprendimiento”, afirmó convencido el presidente de la Asociación de eSports de Uruguay, Ignacio Martínez, aunque lamenta que falte un poco de esa chispa emprendedora en el país. “Siguen faltando equipos, lo que hay en este momento son estrellas”, dijo en referencia a los uruguayos que individualmente se han destacado en el mundo.
En contraste, en Estados Unidos las universitarios tienen cupos especiales para jugadores de eSports y también se puede estudiar la carrera de eSports con materias como historia de los videojuegos. “En Uruguay no existe ni siquiera un curso de eSports”, apuntó el presidente de la asociación.
Mientras la industria de los videojuegos en Uruguay se aceleraba en los últimos cinco años, y miraba hacia el exterior por la falta de mercado local, los eSports buscaban su lugar. “Sentimos que hay una desconexión entre el mundo del gamedev (desarrollo de videjuegos), con el gaming y aún más con los eSports —indicó y agregó—: ellos tienen su camino y el gaming y los eSports tienen el suyo”.
Uruguay participa del mundo eSports desde hace unos siete u ocho años, en el auge de juegos grupales como el League of Legends (LoL). “El mercado llenaba Los Robles del LATU y eso funcionaba sin intereses de negocio que lo respaldaran”, indicó Martínez. Esa brecha entre la oferta y la demanda generó que tras esas intancias no encontraron un retorno en el corto plazo o no supieron monetizarlo correctamente; “se quemaron con leche”, remarcó el presidente de la Asociación.
Mientras en la región ya se conformaban personerías jurídicas para competir en torneos internacionales de eSports, en Uruguay se preguntaban qué eran los eSports.
Cuando lentamente empezó a expandirse el conocimiento en la materia, llegó la pandemia, que fue un verdadero balde de agua fría. “El 90% de las personas que estaban generando actividades se detuvieron y muchos directamente abandonaron los eSports”, destacó Martínez.
Ahora la industria no llega a monetizarse. Para Martínez, esto se debe a que faltan actividades, los torneos son “totalmente amateurs” y tampoco hay interés desde el lado de las marcas todavía.
“También precisan dinero para poder participar”, sostuvo Martínez y remarcó que tampoco tienen respaldo de organizaciones públicas y solo tuvieron algunas conversaciones con la Secretaría Nacional de Deportes cuando se creó la Asociación. “Lo vieron con buenos ojos, pero no llegamos a nada”, indicó.
Piqsels
En 2016 surgió como tal la Cámara de Desarrolladores de Videojuegos de Uruguay, con la misión de potenciar la industria y organizar eventos de networking, como LevelUy
Como expectativas, el presidente de la Asociación proyecta más movimiento para la industria. “Creo que las marcas están intentando saber del negocio para poder empezar a hacer acciones vinculadas a gaming y a eSports”, destacó y concluyó: “Hay un muy buen futuro porque el resto del mundo se lo va a solicitar”.