Dólar
Compra 38,55 Venta 41,05
18 de septiembre 2024 - 10:03hs

En esta entrevista de El Observador en el marco del ciclo Salud y Bienestar realizado en La Casa Violeta, la psicóloga María José Soler comparte su enfoque holístico –basado en el equilibrio entre cuerpo, mente y emociones– y nos ofrece claves para encontrar nuestra propia zona de flow y fortalecer los vínculos que nos sostienen.

Embed - María José Soler: "Tengo que poder decirle al otro cuando estoy mal" | Salud y Bienestar

¿Siempre tenés ganas de decirle a la gente que viva bien?

Sí, la verdad que sí.

Más noticias

¿Y cómo sostenés eso? ¿De dónde surge?

Mi vibra por el tema del bienestar nace en realidad desde hace mucho. Yo lo pude identificar casi de adolescente. De pique cuando uno estudia psicología es porque tiene un amor por el bienestar y la búsqueda del bienestar. Pero me interesó siempre el tema de las virtudes, que es un tema que no trabaja la psicología. Ahí fue que empecé a buscar, estudiar filosofía y estudios que trataban específicamente el tema virtudes. Porque la virtud en los antiguos era un camino hacia el bienestar. De hecho Aristóteles plantea un concepto importantísimo que se llama la eudaimonia. La eudaimonia es el alcance de la felicidad por el ejercicio de las virtudes.

Felicidad y bienestar son términos que tienen puntos que se tocan pero no son exactamente lo mismo. Se habla mucho hoy en día de bienestar y es mejor que se hable de bienestar más que de felicidad. Porque felicidad es un término que está mucho más contaminado por lo hedonista y por lo placentero. Y el bienestar es un concepto holístico. Entonces allí es donde el bienestar se toca con el tema de la virtud, porque la virtud para Aristóteles es un hábito operativo bueno. Es algo que a ti te lleva en una autopista, dirían hoy los neurocientíficos, es una autopista hacia el bienestar. Es algo que tú generaste como un hábito en tu vida porque vos descubriste “esto me hace bien” entonces “esto para mí es importante” y por eso "lo quiero vivir de manera habitual y sana en mi vida”. Incorporar algo que está bueno, me hace bien y en definitiva después ir trabajando este bienestar como el “yo soy”. “Yo soy una persona que tengo hábitos de vida saludable” y también es muy importante hablar de hábitos de vida emocional saludable. Porque se habla mucho de bienestar asociado a hábitos físicos y no sólo es físico.

¿Las virtudes las tenemos, las encontramos, las trabajamos?

Las virtudes no son innatas. Las virtudes son hábitos y como todo hábito implica un desarrollo a nivel psíquico, a nivel mental, a nivel conductual, que tiene que ver con descubrir algo que está bueno y quererlo. Y ese querer algo bueno me lleva a repetir ciertas conductas o actitudes que van en orden a desarrollar eso que desde psicología positiva le llamamos “camino hacia el bienestar”.

Hay que distinguir entre los talentos y las virtudes. Los talentos son cualidades que traemos, que tienen que ver con una manera de ser, de pensar, de actuar, que me sale naturalmente. El talento si lo trabajás hacia el desarrollo de una fortaleza de tu personalidad, se constituiría en una virtud.

20240724 María José Soler, ciclo Bienestar de Vida en la Casa Violeta. IG (2).jpg

¿Cómo descubro las virtudes?

Hay que empezar por buscar los talentos. El talento es innato, entonces podemos ir hacia nuestro pasado e intentar recordar experiencias de mucho disfrute, experiencias de reconocimiento y allí vamos a encontrar cualidades de nuestra personalidad que están puestas en juego en esas experiencias, que son experiencias de bienestar y de plenitud. Tenemos que bucear en las experiencias de bienestar, éxito, reconocimiento, logro y allí vamos a encontrar ciertas cualidades nuestras. Es [preguntarse] "¿cuándo estuve muy bien?".

De eso se trata el bienestar: ir creciendo en nuestras dimensiones de manera equilibrada, holística, con un sentido. Se dice que una persona que tiene bienestar vive la vida con fuerza, foco y pasión. Es alguien que sabe lo que quiere y que a la vez sabe matizar ir hacia los objetivos con un bagaje importante de emociones positivas.

Nombraste tres cosas: foco, pasión y fuerza. ¿Cuándo las encontrás? ¿Cómo hacés que perdure?

Cuando uno habla de bienestar hay diferentes niveles. Dentro del bienestar hay un factor que se llama la vitalidad que lo vamos a cuidar desde diferentes espacios. Mi vitalidad va a provenir de que cuide mi dieta, mi descanso, pero que también cuide mi diversión, mi disfrute. Es importante ocuparnos del bienestar. De hecho las investigaciones muestran que las personas más felices se ocupan mucho, se toman en serio a sí mismos, el autocuidado, la recuperación, el poder ser consciente de qué me llena y qué me drena. Una persona que vive con bienestar es consciente de lo que necesita. Entonces por un lado tenemos esa primera base que tiene que ver con el autocuidado de los espacios de recuperación, del diálogo con uno mismo, de poder decir “esto me hace bien”, “esto no me hace bien”, “de esto me alejo”, “esto lo voy a trabajar más”. Yo fui aprendiendo qué me hacía bien, qué era lo que necesitaba y lo cuido. Si eso implica decir que no a otras cosas, a ciertas presiones, lo intento.

Es esta idea de lo que me drena y lo que me llena y cómo cuido eso que me llena, que me recupera. A mí me gusta poner este ejemplo: si uno ve el celular que te está mostrando baja batería lo enchufás. ¿Y yo cuándo me enchufo?

Después hay otro nivel que tiene que ver con cómo cuido mis vínculos. A mí a veces me dicen "¿cuál es tu lugar seguro?" Y es en las rodillas de mi marido y abrazada con él. Es como que yo descanso en ese abrazo, en el abrazo de mis nietos, en el abrazo de mis hijos. Uno de los lugares de recuperación más rico para mí es una charla con amigas. Tengo muchas amigas y cuido mucho los espacios, más que nada mano a mano, de esa charla con un vino, con algo que te afloja y que, bueno, eso para mí es un espacio vincular. Entonces mi recuperación en los vínculos es muy importante.

También está lo que tiene que ver con el bienestar más trascendente, de encontrar un sentido y propósito en aquello que hacemos. Es de alguna manera una cierta frecuencia en el cuestionamiento de si estoy donde quiero estar, si esto que es para mí hace sentido, y trabajar el por qué hago lo que hago.

Está eso de sentir trascendencia, porque para la psicología positiva es muy importante la trascendencia en el camino hacia el bienestar. Este sentir que lo que hacemos no nos afecta solo a nosotros sino que trasciende nuestro propio interés en beneficio de alguien más allá de nosotros. Yo me tatué unas huellas porque mi lema es “deja huellas”. Es más, así se iba a llamar el libro pero al final a sugerencia de la editorial quedó otro nombre.

20240724 María José Soler, ciclo Bienestar de Vida en la Casa Violeta. IG (4).jpg

¿Qué hace una persona cuando le toca estar donde no le gusta estar?

Hay muchas personas que no les toca una vida fácil, que tienen dificultades de orden económico, afectivo, familiar, social, de todo tipo. O en algo concreto como es el ámbito laboral, que nos ocupa un montón de horas del día, tienen que estar en un trabajo que no les gratifica pero no se pueden dar el lujo de irse. Entonces, eso drena. Necesariamente yo voy a tener que tener consciente que tengo que cuidarme mucho en mis espacios de recuperación. Porque sé que esta cantidad de horas de mi vida necesariamente van a ser más de drenaje que de llenarnos y el autocuidado pasa por conocerme y poder ver cuáles son momentos en que me siento un poco mejor. Y una pregunta muy linda que yo le hago a la gente es: ¿Cuál es esa actividad que cuando la hacés se te pasan las horas volando? Esa es una actividad clave que tiene que formar parte de nuestra semana. Ese momento donde vos decís “me olvido de todo”.

Toda persona para vivir con bienestar necesita algún vínculo íntimo Toda persona para vivir con bienestar necesita algún vínculo íntimo

Ese momento en el que estaba tan concentrada haciendo no sé qué, que mi cabeza no piensa y que todo mi ser está disfrutando dándose a algo que me ocupa. Mejor todavía si esa actividad no es una actividad pasiva, como puede ser ver una serie, sino activa en que yo tengo que poner de mí para una superación personal. Puede ser desde cantar, bailar, hacer deporte, una manualidad, decorar una torta. Algo que a mí me gusta hacer, que disfruto de esa tarea y que me desafía a ir a más. Y que por lo tanto mi psiquis se vuelca a hacerla. Eso va a tener que estar en el menú de nuestra semana.

Eso en psicología positiva se llama el flow. Entonces el flow es esa actividad que te convoca con todo tu ser a desafiarte a ir a más en el desarrollo de algún aspecto. Como recomendación para el bienestar de las personas que están muy exigidas en algo decir “cuál es tu zona de flow”. Cuál es esa zona de recuperación emocional y psíquica. Y si la podés convertir en una actividad lucrativa, mejor.

Después, cómo voy a cuidar algún vínculo íntimo. Esa es otra zona de recuperación fundamental. Yo comentaba el abrazo con mi marido. Toda persona para vivir con bienestar necesita algún vínculo íntimo. No tienen por qué ser muchos, pero sí algún vínculo donde uno pueda ser vulnerable con otro. Donde se me pueda mostrar, donde sea auténtico.

Hablaste en varios programas sobre la importancia de la familia, del cuidado y respeto a ese espacio familiar.

Allí entra algo importante que es el tener la posibilidad de avisarle al otro que no estoy bien. Permitirme con una mirada autocompasiva, avisar. Porque el que no avisa actúa, y deposita en el otro la responsabilidad. El otro no me puede salvar, me podrá ayudar si me dejo ayudar, pero si yo no soy consciente de lo que necesito, no soy capaz de pedirlo, voy a demandarle al otro que me de cosas que no me puede dar y voy deteriorando los vínculos. Voy sintiendo que el otro me falló y que dejó de ser esa figura con la que puedo conectar, me voy alejando y voy poniendo el caparazón y voy deteriorando los vínculos más seguros.

Yo que fui terapeuta de pareja muchos años, vi que lo que más lastima en el vínculo es la pérdida de conexión. Ese “no estás ahí para mí”.

Hablando del tema familia y pareja, ¿por qué ponemos tanto énfasis en familia y pareja?

Hoy en día están más atacados estos vínculos y muchas veces tenemos un sostén espectacular en los amigos que forman de alguna manera mi familia elegida y que son importantísimos en la vida. Pero el vínculo de pareja va a tener algo muy especial, que hoy en día se sabe que intenta reproducir el vínculo primario de apego.

En la pareja uno intenta encontrar una persona tan confiable, tan puerto seguro, como fueron algún día mis figuras parentales. Uno le pide a la pareja esa incondicionalidad que en algún registro tengo. ¿Pero qué me pasa? Yo pido, tengo que ser capaz de verbalizarlo, porque lo pido de corazón. Pero si yo no le pido expresamente "yo necesito esto" hay muchas parejas que no logran esta confianza de exponerse en la vulnerabilidad de ser rechazados o que no me den lo que necesito. Entonces no lo pido porque temo que no me lo puedas dar o [porque] aquella otra vez no me lo diste o no estuviste ahí para mí de alguna manera. Entonces ¿para qué voy a pedir? En el momento que en una pareja uno empieza a decir "¿para qué lo voy a pedir?" se rompe ese nivel de conexión íntima. Porque hay una parte mía, que es la parte más vulnerable, que empiezo a reservar para mí entonces los niveles de intimidad pasan por los niveles de capacidad de poner la vulnerabilidad en juego. Ese núcleo tan íntimo lo damos en la pareja.

Cuanto más cohesionada una familia es, mayor factor de protección, mayor factor de buen pronóstico en la estructura de una personalidad.

¿Cuál fue el cambio que notás, con la clínica o no, post pandemia?

Post pandemia lo que más se vio fue el aumento de las crisis de ansiedad y las consultas por depresión. Estamos en todo el flagelo del suicidio y la lucha a nivel país en este tema que creo que es bien importante destacar. El Ministerio de Salud Pública está realmente poniéndole mucho esfuerzo. A nivel del Ministerio, a nivel del INJU, recién se abrieron 20 centros en todo el país para centro de salud mental. Esto nos habla de la demanda de temas de ansiedad, de depresión. También han habido muchos aumentos en las consultas de lo que se llaman los trastornos borderline de personalidad.

¿Eso qué es?

Un trastorno de personalidad que se llama límite o border, que es un trastorno que está signado por una desregulación masiva de la afectividad donde la emoción se vuelve enorme y duradera. En una emoción regulada, la emoción sube, se mantiene y baja. Con el trastorno la emoción sube y este monto de ansiedad, que se llama la sobre-reacción, la desregulación masiva, lleva a conductas impulsivas muy fuertes, a conductas de autolesión, a conductas adictivas. Todo esto va de la mano de esta desregulación de la emocionalidad.

Las hipótesis que se hacen es que esta desregulación es una vulnerabilidad afectiva congénita, dada por una hipersensibilidad y una tendencia a reaccionar.

Hay un factor congénito de una hiperafectividad y una sobre-reacción, unido a trastornos en los vínculos primarios, que podrían llevar a que, al no haber podido desarrollar vínculos por diferentes causales, estos chicos crecen con una cierta inseguridad de base que los lleva a no poder incorporar esta autorregulación. Entonces a nivel de la adolescencia y la adultez tienen esta desregulación con sobre reacciones y conductas de impulsividad que los lleva a situaciones problemáticas. Se va generando un cuadro de conducta y un cuadro social que es bastante frecuente como motivo de consulta.

¿Es la falta de tolerancia a la frustración?

La intolerancia a la frustración hoy nos pasa a todos, porque es propia de la sociedad actual y con eso tenemos que convivir. Pero una cosa es no tener mucha tolerancia a la frustración y otra cosa es tener una intolerancia masiva a la frustración.

20240724 María José Soler, ciclo Bienestar de Vida en la Casa Violeta. IG (1).jpg

Volvamos a los momentos para recargar energía, ¿cómo los buscamos si no tenemos tiempo?

Estábamos con el manejo de los tiempos. Hoy en día un enemigo del bienestar muchas veces es el tiempo, porque querría hacer tal cosa o tal otra que me haría bien y no tengo tiempo. Los estudios muestran que para poder vivir con mayor bienestar uno tiene que trabajar micro momentos, medio momentos y macro momentos de recuperación.

Porque uno a veces [piensa en] el macro momento de las vacaciones; pero no puedo esperar, en mi día tiene que haber micro momentos de recuperación. Esto es lo que trabaja la ciencia del bienestar. Un micro momento de recuperación es pararte de la silla de trabajo, salir a respirar, contemplar un minuto. ¿Cuántas veces en el día yo freno para estar? No depende de un tiempo cronológico, depende de un tiempo mental que uno prioriza al frenar. Uno tendría que tener dos hábitos, uno es la respiración del semáforo. En un semáforo, en vez de estar ansioso por cruzar, respirar y exhalar contando hasta seis. Esa respiración lenta, pausada, ya me recuperó, me bajó un poquito el estrés, me hizo conectar. En ese momento decirnos “tranquilo”. Si tú te podés decir "tranquilo" es que tuviste un micro momento de recuperación emocional y lograste bajar tu estrés.

¿Qué otro micro momento puedo tener?

Una canción que te vitaliza. Escuchá la canción que te deja pum para arriba, eso en psicología positiva se llama el santuario de emociones.

Eso es trabajar el sistema inmunológico de emociones positivas, la capacidad que alguien va desarrollando que se llama el saboreo. El saboreo es la posibilidad de autogenerarme emociones positivas, autogenerarme un estado de agradecimiento, autogenerarme un interés por algo, autogenerarme un premio de un orgullo sano de "qué bien que estuve, qué copado esto, qué bueno que me salió". Esos momentos donde me detengo a conectar con algo bueno, a generármelo y en lo posible aumentarlo.

Si viene un recuerdo de un buen momento quédate ahí. Decir "qué bueno que estuvo eso", "qué tiene que ver esto conmigo" y "cómo puedo hacer para que aumente en el futuro". Todos estos pequeños hábitos de vida emocional saludable hacen que una persona tiene la misma vida, pero en una vida diferente momentos.

Aristóteles y Tomás de Aquino dicen que la virtud está en el justo medio, en el equilibrio. Hasta el flow más gratificante puede ser adictivo. Si a una persona le gusta tejer y se queda hasta las dos de la mañana tejiendo, tejiendo y tejiendo, al otro día está deshecho. Entonces fue algo bueno que por exceso se devino en malo. Recordar entonces: la virtud está en justo medio. En ese equilibrio de decir "tomo una copa, no cinco". Ese equilibrio hace que sea holístico, que no rompe mis otros equilibrios.

Es importante esto de que somos seres bio, psico, sociales y espirituales. Nuestro bienestar tiene que ser holístico en cuanto que haya un poco de todo. Cuando una dimensión es mi fuente de bienestar pierdo el equilibrio. Si es mi dimensión social, y todo el día tiene que haber gente en mi vida, no sé estar sola y no sé respetar los tiempos del otro, rompí el equilibrio. Si soy una persona etérea tan espiritual que vivo colgada todo el día llegando tarde a todos lados, no hay equilibrio. Si soy una persona que ama trabajar pero me convierto en un trabajólico, tampoco hay equilibrio. Y si amo los placeres pero vivo para los placeres, tampoco.

Temas:

La casa violeta

Seguí leyendo

EO Clips

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos