“No se puede explicar la lástima que te da ver ese destrozo, porque no son un número, para nosotros son Morita, La Negrita, la del Hocico Rosado, Caramora… tienen su nombre, son animales de trabajo sí pero las conocemos una por una y es tremendo verlas sufrir a las que pudieron quedar vivas”, contó, aún apenado por lo sucedido.
Ataque de perros "fronterizos"
Emilio nació, se crió y vive en Treinta y Tres. Tiene 72 años y lleva 45 de trabajo como comunicador especializado en los temas del agro. Actualmente, desde la hora 19 hace su programa radial “Mensaje al campo” en CW 45 Difusora Treinta y Tres. Está jubilado y disfruta viviendo en el campo, que se llama El Solomito y es un emprendimiento típicamente familiar iniciado por sus padres y al que están vinculados sus hijos.
Ese predio queda a solo 13 kms de la capital departamental, está en el paraje Cañada Las Piedras, donde el ataque lo realizaron perros que proceden del área suburbana de la ciudad, no son perros ni de campaña ni del centro de la ciudad, señaló, “son lo que llamamos perros fronterizos”.
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“Tenemos un centenar de ovinos y el ataque fue a 69 ovejas preñadas para parir a mediados de agosto, creo que deben haber quedado cinco o seis que no hayan sido mordidas, hay 19 que murieron y tenemos más de 40 recuperándose, con dos o tres que no sabemos todavía sin van a poder salir adelante”, contó.
Ahora se está haciendo todo lo posible para que los animales, que están racionados, muy bien cuidados en el manejo y atendidos con lo mejor desde lo sanitario, aprovechen eso, se recuperen y lleguen lo mejor posible al momento de la parición.
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Periodista agropecuario y "ovejero de alma"
Emilio se define como un “ovejero de alma”.
Trabajó en el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), había egresado de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU) y se desempeñó como instructor de esquila, además su padre fue uno de los fundadores de Central Lanera Uruguaya (CLU) y estuvo vinculado a esa cooperativa.
Actualmente la lana que produce con la esquila anual, con base en una majada de la raza Ideal, lo coloca en barracas y se hace un consumo predial de la carne ovina.
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Un daño "tremendo" más allá del dinero
Si bien admitió que el ataque produjo un daño económico que, como corresponde, fue informado en la denuncia a la Policía, a lo que se añaden gastos inesperados en medicamentos y la existencia de una producción programada que dejará de estar, “lo que realmente te hace mal es el impacto anímico, el sufrimiento de los animales, eso es tremendo”.
Esto, definió Emilio, "vivir en el campo y criar ovejas es una pasión, lo hacemos como algo pasional, no es para ser millonarios, pero eso la pérdida se siente claro, porque todo cuesta y mucho, pero lo principal es lo emotivo, ese dolor que te nace”.
Van varios días, la tristeza no pasa y tuvo su momento más intenso cuando con la camioneta y un tráiler debió llevar a varias ovejas muertas a la cantera municipal, de modo de darles un destino adecuado con relación al cuidado del medioambiente en el predio propio.
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"No son perros hambrientos"
Los perros, puntualizó, “no son animales hambrientos, no mataron para comer, lo hicieron porque son bandidos, para divertirse”.
“Acá a las ovejas las tenemos limpitas y cuidadas, el Inefop (Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional de Uruguay) hace unos 10 años me entregó una máquina de esquila y las tenemos bien prolijas… por eso mismo ver que te las lastimen solo porque acá lo que falta es autoridad es lamentable”, dijo.
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"La autoridad que no se ejerce se pierde"
A propósito, sobre la eventual solución a esta adversidad, Emilio no tiene dudas: “La autoridad que no se ejerce se pierde, en esto lo que pasa es eso, acá no hay que andar cobrando al grito ni inventando nada, no hace falta nada nuevo, sí hay que cumplir con lo que está escrito”.
Lo que hacía antes la perrera
Mencionó que existe una reglamentación que indica que no puede haber animales sueltos, "por lo tanto esto es simple: hay que hacer lo que hacía antes la perrera, es decir salir, encontrarlos, capturarlos y si nadie los reclama después de unos días matarlos porque esos perros no se recuperan".
"Yo tengo perros, los quiero y los cuido, me hago responsable de esos perros para que no anden donde no deban ni haciendo cosas que no deban", expresó.
"No hay que andar con vueltas, hay que cuidar a los animales buenos y hay que cuidar a la gente, porque esos perros sueltos matan ovejas, pero también atacan a las personas mayores, muerden a los niños, hacen que tengan accidentes ciclistas y motociclistas, ¿hasta cuándo?", reflexionó.
Para Emilio, la existencia de reglas escritas y claras que no se hacen cumplir es un problema instalado en la sociedad: “Hay un límite de velocidad y no se respeta, nadie hace nada con la molestia de los escapes libres de las motos, hay gente que roba y anda como si nada, en el fútbol se tiró una bengala que lastimó a una persona y no hay nadie preso… es un problema general y la solución es simple, ejercer la autoridad”.
“¿Es tan complicado eso?, capaz soy yo el equivocado, no sé...”, señaló.
Emilio, 10 días luego del último ataque de los perros, afronta la dura tarea de recuperarse de un impacto que no es nuevo, le pasó –en 2002 perdió 42 borregas, por ejemplo– y teme le vuelva a suceder, también a los vecinos le ha pasado, pasa y pasará, “salvo que alguien se ponga los pantalones y haga lo que corresponde: ejercer la autoridad”.
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