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20 de julio 2025 - 5:00hs

Suponga que está viendo a Montevideo desde el cielo. Pasan los años —sobre todo los últimos 40 años— y a esa imagen le van creciendo una especie de “cuernitos”. Al oeste, contra el Río de la Plata y siguiendo el eje de la ruta 1, va urbanizándose Ciudad del Plata. Al este, contra la playa y como columna vertebral avenida Giannattasio, Ciudad de la Costa. Esos apéndices que está visualizando crecen tanto que los datos del último censo muestran que ya tienen vida propia.

Uruguay —en especial su capital— empieza a vaciarse. Pero Ciudad del Plata y Ciudad de la Costa no paran de crecer. Es cierto que, en buena medida, lo hacen como consecuencia de muchos montevideanos que le escaparon a la ciudad. Seis de cada diez habitantes de Ciudad de la Costa vivieron alguna vez en Montevideo, mientras que en Ciudad del Plata esa cifra desciende a apenas cuatro de cada diez (muy por encima de la media de cualquier otra localidad). Pero los nuevos estudios demográficos, liderados por Martín Koolhaas en coordinación con los técnicos comunales, son contundentes: cada vez más gente trabaja donde reside y las viviendas ya no son una mera alternativa para conectarse con la naturaleza después de tanto cemento. Adiós al balneario.

Hacia el este

César Della Rosa Bendió, uno de esos terratenientes que introdujo el budismo en Uruguay, había quedado fascinado con los paisajes de lo que hoy es Shangrilá. De ahí que el nombre del balneario —que en realidad es el acrónimo de la sociedad anónima que operaba en la zona— tenga su interpretación filosófica-budista asociada a “un lugar increíble para el descanso”.

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Pero tanto Shangrilá, como el resto de las localidades aledañas que conforman el municipio de Ciudad de la Costa, fueron perdiendo ese espíritu de balneario y fueron mutando en una mancha urbana más.

El porcentaje de viviendas desocupadas por uso temporal o fin de semana en Ciudad de la Costa eran del 15,2% en el año 1996; y en 2023 pasó a ser apenas el 3%.

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Lomas de Solymar —que con sus 22.525 habitantes es la segunda localidad más poblada del municipio y solo superada por El Pinar— es el ejemplo paradigmático. En 1996, dice el censo de la época, más del 25% de sus viviendas era para uso temporal (por lo general de descanso). Ahora, en cambio, menos del 4% están desocupadas y solo se usan con esos fines.

Esas zonas de donde se extrajo buena parte de la arena con la que se construyó la rambla de Montevideo y los primeros edificios de Pocitos, fue perdiendo el concepto de balneario, insiste Koolhaas. Incluso las primeras localidades saliendo de Montevideo, cercanas al aeropuerto de Carrasco, devinieron en lo que los urbanistas llaman la “Miami del sur”.

¿Por qué? No es por las palmeras —mucho menos tras la plaga del picudo rojo— o las altas temperaturas, sino porque la edificación se monta sobre el secado de bañados y pantanos. Y esa condición no está exenta de desafíos.

Son zonas que, según las proyecciones de afectación del cambio climático, tienen más chances de quedar bajo agua. Implicó la extensión de servicios y, como sucede con las grandes ciudades, dio paso a la segregación social.

“El crecimiento de las periféricas está dado por sectores de altos ingresos que se instalan en la costa, en complejos más de estilo country, y por el crecimiento de periferias vulnerables en asentamientos irregulares o viviendas formales más económicas”, explica la arquitecta Alicia Artigas, consultora en ordenamiento territorial.

Y esta expansión tiene su costo. El Fondo de Población de Naciones Unidas había estimado que el surgimiento de asentamientos irregulares en zonas en las que no hay servicios le cuesta al Estado un sobrecosto de entre 50% y 100% en comparación a si se hubiese planificado el asentamiento y recién luego afincado a la comunidad.

En Montevideo se suele —o solía— hablar de avenida Italia para trazar el límite urbano de las diferencias sociales: al sur y al norte. En Ciudad de la Costa, explica Koolhaas, hay dos ejes que están marcando esa distinción: avenida Giannattasio (hacia la costa o al norte), y la ruta Interbalnearia.

Cuando se mira en su conjunto, Ciudad de la Costa tiene un promedio de años estudios superior a la media y, sobre todo, muy superior al resto de Canelones. Cuatro de cada 10 pobladores con más de 25 años tiene educación terciaria completa (casi duplica al departamento). Hay más de 9.000 profesionales y científicos habitando allí.

COSTITA

Pero, a la vez, fueron construyéndose asentamientos del otro lado de la ruta donde las necesidades básicas insatisfechas son mayores que la media del departamento. Incluso Primaria tuvo que tomar acciones para darle una oferta educativa a esa población de menos recursos que venía creciendo a un ritmo que no estaba en los planes.

Lo interesante, explica el estudio demográfico, es que respecto al censo de 2011, los datos de 2023 muestran que se ha reducido la proporción de población de Ciudad de la Costa que vive en el municipio y trabaja en Montevideo.

Poco a poco está dejando de ser una ciudad dormitorio.

Hacia el oeste

En Ciudad del Plata las características poblacionales se diferencian (bastante) de Ciudad de la Costa: sus habitantes tienen menos años de estudio en promedio, más vulnerabilidades, y hasta una identidad distinta que el demógrafo Koolhaas cuenta con una anécdota:

—Las maestras de la zona cuentan que muchos niños piensan que viven en Montevideo, como si fueran más montevideanos que maragatos.

Ciudad del plata

Pero al igual que el apéndice del este, en el oeste también viene reduciéndose el número de residentes que se trasladan diariamente a trabajar en Montevideo. En el caso de Ciudad del Plata, entre la población ocupada ese guarismo baja del 45% al 38% de un censo al otro.

El crecimiento de Ciudad del Plata fue explosivo y en menos de dos décadas se convirtió en ciudad. Las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística presentadas esta semana dicen que San José será uno de los únicos cuatro departamentos de Uruguay que seguirá creciendo en las próximas dos décadas. Y la explicación es ese enorme municipio que empieza en la desembocadura del arroyo Santa Lucía y sigue el eje de la ruta 1.

En 38 años, Ciudad del Plata (localidad) aumenta su población un 173%. Eso explica el 75% del aumento de la población del departamento de San José en los últimos 12 años.

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Como sucede con Ciudad de la Costa, esa explosión urbana no está exenta de desafíos que van más allá del transporte para cerca del 20% de la población que se traslada diariamente a Montevideo (aunque esa cifra en porcentaje va cayendo acorde se pone fin a la ciudad dormitorio).

Según las proyecciones del Ministerio de Ambiente, antes de que acabe este siglo más de 400 hectáreas de esta ciudad quedarán bajo el agua. En su apéndice más sureño, Delta del Tigre, el cálculo más conservador estima que las casas de 3.600 lugareños serán arrasadas por las inundaciones. En la costa oeste, Autódromo, otras 1.500 verán cómo el avance del río deja ahogados sus negocios, sus escuelas y hogares. La empresa Air Liquide, proveedora de gases, tendrá más de líquido que de aire. Desaparecerá la planta baja de la escuela n°121, la totalidad del CAIF y buena parte del liceo local.

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La construcción de un dique para contener las crecidas generó en parte de la población la ilusión de seguridad. Pero, según los datos de Ambiente, Ciudad del Plata sigue siendo una de las 12 localidades de Uruguay con riesgo más alto de inundación. Comparte ese triste ranking con parte de la capital de Durazno, de Artigas, de Paysandú, con Mercedes, San José de Mayo, Salto, Santa Lucía, Paso Carrasco, Treinta y Tres, y Juan Lacaze.

Temas:

Ciudades Ciudad de la Costa Ciudad del Plata Montevideo Uruguay población Censo 2023

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