El atraso cambiario viene a ser la fiebre que producen esas dos graves enfermedades de la economía, pero cualquier buen médico si atiende un paciente con fiebre alta la baja mientras busca sanar las enfermedades que la producen.
El gobierno se ha negado a hacer esto, que es lo que puede y debe hacer. Ha presentado razones, pero como dicen los brasileños: usted tiene razón, pero la razón que tiene es poca y la poca que tiene no vale nada.
Veamos.
Afirma el gobierno que la competitividad no depende sólo del tipo de cambio. ¡Cierto!
El problema es que los otros factores que influyen en la competitividad también juegan en contra... la productividad laboral cae, el costo de la energía sigue demasiado alto, los impuestos también, los aranceles a pagar en exportaciones lo mismo, trámites y permisos cada vez peor, la infraestructura en caminería rural muy mal cuando casi todos los caminos deberían estar asfaltados como en el mundo que nos compite, los requisitos ambientales crecientes... y suma y sigue.
Así que por el lado de la argumentación a favor de dejar todo como está no hay fuerza.
También dicen desde el gobierno que como tenemos flotación cambiaria el mercado decide el precio y no hay nada que hacer... falso, y si entienden de lo que están hablando es peor que falso. También dicen desde el gobierno que como tenemos flotación cambiaria el mercado decide el precio y no hay nada que hacer... falso, y si entienden de lo que están hablando es peor que falso.
Es cierto que hay un mercado que transa oferta y demanda y da un precio, pero... ¿qué oferta y qué demanda?
Por el lado de la oferta de dólares, el gobierno opera para aumentarla mucho; con la política del Banco Central del Uruguay (BCU) de pesificar la economía (que tomo por sí y ante sí) actúa fuerte para aumentar la oferta de dólares en plaza.
Lo hace al ofrecer al mercado títulos de deuda en pesos a tasas altísimas que frente a un dólar planchado o cayendo genera tasas equivalentes en dólares de novela. Consecuencia: los tenedores de recursos financieros venden dólares para colocarse en pesos y algunos traen dólares de afuera para entrar en ese juego.
Las AFAPs y Ancap
También las AFAPs en vez de usar nuestros pesos de salarios para comprar dólares e invertir en instrumentos en dólares se quedan totalmente en pesos en este caso bajando una sana demanda adicional de dólares que el mercado podría tener.
Por el lado de la demanda también se ha actuado para bajarla; al efecto mencionado en las AFAPs se agrega la decisión de pesificar el sector público, por ejemplo Ancap tenía una deuda de US$ 170 millones a baja tasa, la cambiaron a pesos a alta tasa... Ancap ya no comprará dólares para servicio de esa deuda y nos costará a todos más atender ese pasivo.
Además de eso, en vez de comprar dólares en plaza para mover la pizarra como antes usando nuestros pesos por compra de combustible, transa en el exterior y aquí la pizarra no se mueve.
Y eso vale para las demás empresas públicas con sus respectivos recursos.
El gobierno y una demonización del BCU
Por último, el gobierno ha demonizado la idea de tener al BCU comprando dólares en el mercado local. Incluso ha llegado a señalar que el BCU neozelandés no hace eso. Ese planteo está equivocado. Primero, el BCU bajo la conducción pasada de grandes presidentes siempre compro dólares en plaza para mejorar sus reservas, ningún pecado en eso. Nuestro BCU en vez de comprar vendió US$ 750 millones en plaza... claro, después es fácil decir “el mercado flota” con cara de “yo no fui”.
Y respecto a la picardía de mencionar al banco central de Nueva Zelanda, olvidaron mencionar que ese país tiene 63.000 empleados públicos para cinco millones de personas en vez de 305.000 para tres millones y pocos habitantes como Uruguay.
Hagan la reforma del Estado, bajando al menos los 70.000 empleados públicos que hasta (Danilo) Astori que los había contratado decía que no se precisan, eliminen el déficit fiscal y ahí sí no pediremos más que entretanto bajen los 40 grados de fiebre que tenemos.
¡Tiene razón el agro en reclamar! Porque la situación está mal y además es injusta ¡Tiene razón el agro en reclamar! Porque la situación está mal y además es injusta
Basta ver las declaraciones de emergencia agropecuaria declaradas por el propio Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)... prácticamente no han parado por sequía severísima o inundaciones desde hace más de tres años.
Y, además, el Agro exporta bienes pero los que exportan servicios lo hacen libres de impuestos y traen a la plaza dólares que ayudan a deprimir el tipo de cambio, ¿está bien esto?
¿Tiene que seguir así para siempre?
¿Por qué?
Si a todo esto le sumamos que nuestra sanidad animal está muy mal, no mejora nada y cuesta millones de dólares al sector, que pagamos aranceles por cientos de millones de dólares para exportar, que el Mercosur es un mal chiste que nos encarece todo a cambio de nada (¡la bolsa del mismo arroz siempre valió acá muchísimo menos que en Brasil y ahora tienen el tupé de bajar unilateralmente el arancel externo porque “especulamos“!)... no le queda más al gobierno que agradecer la mansedumbre de nuestros productores en comparación con el final de la paciencia de sus pares europeos.
Por Luis Romero Álvarez (fms.com.uy), especial para El Observador