Google golpeó fuerte la mesa hace tres semanas y mostró todo su poderío tecnológico para conquistar a más usuarios finales. Lo hizo al lanzar Gemini 3, su nuevo modelo de inteligencia artificial.
Este modelo vino acompañado de Nano Banana Pro, su herramienta de IA capaz de crear y editar imágenes como ninguna otra hasta el momento.
El lanzamiento de estos productos llegó con una velocidad de uso más fluida y una ventana de contexto que, por ahora, no tiene competencia.
Por qué la gente empezó a preferir Google
Es sabido que ChatGPT dio el primer golpe en el sector de los chatbots en noviembre de 2022. Su aparición marcó un antes y un después, con una adopción masiva como ningún otro software en la historia: alcanzó 1 millón de usuarios en solo cinco días desde su lanzamiento.
A partir de ahí, se desató una competencia feroz entre modelos que buscaban superarse en los famosos benchmarks, esas pruebas independientes que determinan cuál es más preciso, rápido o eficiente.
Durante meses, ChatGPT pareció llevar la delantera con modelos cada vez más poderosos y funciones que marcaron hitos. Entre ellas, los GPTs personalizados, esos “ChatGPT chiquititos” entrenados con información propia del usuario. Google respondió más tarde con sus Gems. Lo mismo ocurrió con el modo razonador, que permite respuestas más reflexivas: ChatGPT lo lanzó en septiembre de 2024, y Gemini hizo lo propio meses después.
También sucedió con la creación de imágenes. ChatGPT presentó una herramienta potente en marzo de 2025, pero Google contraatacó en agosto con Nano Banana, que llevó la generación visual a otro nivel: además de crear, permite editar imágenes respetando el contexto. La calidad y la velocidad de respuesta de Gemini marcaron la diferencia.
Otro factor clave fue la integración dentro del ecosistema de Google y el acceso gratuito. Mientras que crear un GPT en ChatGPT requiere pagar (en Uruguay, al menos) US$ 20 al mes, generar un Gem en Gemini es gratuito. Esta diferencia refleja una estrategia clara: Google apuesta a ofrecer más funciones sin costo, impulsando la adopción de sus herramientas.
Funciones que hacen la diferencia
En el último semestre, Gemini sumó una ventaja medular: permite subir videos y audios para transcribirlos en segundos, una función especialmente útil para periodistas. Este proceso, que antes requería herramientas externas, ahora se realiza dentro del propio sistema. ChatGPT, por el momento, no lo ofrece de manera universal.
En el terreno audiovisual, el modelo Veo 3.1 de Google es ampliamente superior a Sora, el intento de ChatGPT de crear una app/red social con fines de entretenimiento. Mientras Sora tuvo un pico de atención breve, la herramienta de Google logró posicionarse como una opción sólida para tareas creativas y artísticas.
Otra ventaja decisiva está en la ventana de contexto. Gemini democratizó un espacio mucho más amplio y lo volvió accesible a precios bajos. Mientras ChatGPT escala su límite según el plan —desde 12.000 palabras en la versión gratuita hasta 147.000 en los planes pagos con GPT-5.1 Thinking—, Gemini arranca con 24.000 palabras gratis (el doble que ChatGPT Free) y, por apenas US$ 20 mensuales, alcanza un millón de tokens, equivalentes a unas 700.000 palabras.
En la práctica, esto significa que Gemini puede trabajar con documentos mucho más largos, mantener análisis extensos y sostener conversaciones profundas sin perder memoria o generar errores cuando se agota el contexto.
Aun así, ChatGPT conserva ventajas que sostienen su base fiel de usuarios. La principal es el hábito: millones ya se acostumbraron a su entorno y a su memoria conversacional. Además, ofrece proyectos, una función útil para quienes trabajan en procesos de largo aliento y necesitan conservar información específica u organizar sus chats. Gemini todavía no cuenta con esta opción.
Mayor poder computacional
ChatGPT activó el “código rojo”. Según un informe del sitio especializado The Information, el CEO de la empresa envió un memorando interno alertando: “Estamos en un momento crítico para ChatGPT”. El problema no está en la creatividad o la innovación, sino en la capacidad de cómputo, un terreno en el que Google lleva la delantera.
La diferencia radica en que Google diseña sus propios chips, las Unidades de Procesamiento Tensorial (TPU), cuya séptima generación fue presentada en abril de este año. Estas fueron creadas especialmente para tareas de inferencia. ChatGPT, en cambio, depende de chips fabricados por terceros, principalmente Nvidia.
“Basándonos en las tendencias de uso de la IA, creemos que el riesgo de que OpenAI no cuente con suficiente potencia informática es más relevante que el de tener demasiada”, dijo Sam Altman el mes pasado.
La fuga de usuarios en una batalla que recién comienza
Un informe de Sensor Tower indica que ChatGPT comienza a registrar una desaceleración en el crecimiento de descargas y usuarios activos mensuales dentro del ecosistema móvil global.
El segundo semestre tiene un claro dominador. Entre agosto y noviembre de 2025, Gemini incrementó su base de usuarios activos en un 30%, mientras que ChatGPT solo creció un 6%, alcanzando cerca de 810 millones de usuarios activos al mes.
El estudio también señala que, en Estados Unidos, los usuarios de Android acceden a Gemini el doble de veces desde el sistema operativo que desde la aplicación, lo que refuerza la ventaja de Google al integrarse profundamente con la experiencia móvil nativa.
Esta batalla está lejos de resolverse. La competencia se centra en acaparar la mayor cantidad de usuarios y fidelizarlos.
ChatGPT, con el proyecto Stargate previsto para concretarse el próximo año, podría obtener el impulso en capacidad de cómputo que necesita para intentar recuperar su liderazgo y volver a reinar en el mundo de la inteligencia artificial.