El último episodio de Polifonía, el ciclo de charlas que conduce el periodista Alejandro Fantino en El Observador, dejó varias historias, entre ellas las del sobreviviente de la Tragedia de Los Andes Gustavo Zerbino, que narró el día que se "rio a carcajadas" sentado en el avión que los había llevado hasta ese punto de la cordillera.
En un encuentro, del que también participaron la astróloga Lourdes Ferro, la exbailarina María Noel Ricceto, el publicista Mario Taglioretti y el filósofo Facundo Ponce de León, Zerbino comenzó su relato contando que, si bien vivió esos días "en el presente" porque "cada segundo y cada minuto era el último", no sabía en qué fecha transitaba.
El 2 de noviembre le contaron que era el Día de los Muertos. "Me senté en una punta del avión y me empecé a reír a carcajadas. '¿Pero de que te reís, hijo de puta?', me dijeron. 'Tenía razón Einstein, hoy es el Día de los Muertos. En el mundo entero nos dan por muertos y estamos vivos. La pregunta es, en el mundo de donde nosotros nos fuimos, ¿están vivos o algún boludo apretó un botón y no queda nada?", narró entre risas.
Entonces, "en medio de la Guerra Fría", los uruguayos pensaron que podían "llegar a ser los últimos sobrevivientes".
Más adelante en la charla, Zerbino habló de la conexión con el ser interior que logró en el "Valle de las Lágrimas" a partir de otra anécdota.
"Todo lo que te rodeaba era muerte, no había vida, nunca nada vivo había pisado ese lugar. Tus amigos que se reían hace una hora eran banco, mesa o pared, eran estatuas de hielo", introdujo.
En ese contexto, vio un espejo y no conoció nada de ese joven de 19 años, salvo una cosa.
"Yo era lampiño y ahora tenía una barba como la del Che Guevara. Tenía grietas en la boca, todo roto y los dientes como caballo, porque las encías de mascar hielo se te retraen. Del calor y el frío sin protección, estaba todo bronceado. Era una monstruo", relató.
Lo único que reconoció de su cara fue "el brillo de los ojos". "Y el brillo de mis ojos era mi ser interior. Reconocerte por el brillo de los ojos es muy fuerte, te das cuenta que todo el resto es aleatorio, llegás a esa conexión con el ser interior, que es el que pelea, el que no se entrega", expresó.