Dólar
Compra 38,70 Venta 41,10
24 de octubre 2025 - 11:30hs

Este lunes, la directora de la Biblioteca Nacional, Rocío Schiappapietra, presentó en Torre Ejecutiva los primeros esbozos de un proyecto que busca transformar el futuro de la institución que encabeza. La conferencia, en la que estuvieron el presidente Yamandú Orsi y el ministro de Educación y Cultura, José Carlos Mahía, tuvo dos particularidades que la hicieron destacar en la agenda de las políticas culturales de las últimas semanas: por un lado se anunció concretamente que en diciembre se reestablecerán los servicio interrumpidos desde mayo por las diversas crisis anunciadas en su momento, y por otro lado se presentó formalmente al dramaturgo y director teatral Gabriel Calderón como referente del proyecto por parte de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

Calderón, de esta forma, vuelve a la gestión pública más de un año después de concluir su ciclo como director de la Comedia Nacional, y unas cuantas décadas luego de su primera experiencia en la materia, cuando trabajó junto a Luis Mardones en la Dirección Nacional de Cultura de la primera presidencia de Tabaré Vázquez. Esta vez, el desafío de Calderón implica meterse en un "baile" que en el primer semestre del 2025 despertó críticas, polémicas y una atención pública inédita para la Biblioteca Nacional.

Por el momento, los anuncios vinculados al proyecto de la "Biblioteca del futuro" que se presentó el lunes son apenas eso, anuncios de trabajos venideros. En concreto, además de la reapertura del edifico a fin de año, las autoridades de la institución anunciaron que se pondrán a delinear un nuevo modelo de gestión en conjunto con varios actores para establecer, efectivamente, cuál será esa biblioteca que tendremos más adelante. De plazos, presupuestos, inversiones y otras inquietudes por el momento prefieren no hablar, y Mahía, Schiappapietra y Calderón piden "confianza y paciencia".

Más noticias

Sobre estos temas y algunas confirmaciones más —como que el plan de gestión estará pronto en abril y que sí, hay obra arquitectónica en el futuro del edificio de la avenida 18 de Julio—, Calderón y Schiappapietra recibieron a El Observador. Este es un resumen de esa conversación.

Conferencia Biblioteca Nacional Yamandú Orsi Gabriel Calderón José Carlos Mahía Rocío Schiappapietra

(A Gabriel Calderón) ¿Cómo terminás formando parte del proyecto de la Biblioteca? En la conferencia dijiste que te sacó del descanso post Comedia Nacional.

Gabriel Calderón: Cuando dejé la Comedia restablecí mi trabajo en el exterior y quise descansar un poco de la gestión pública. Sin embargo, cuando este gobierno asumió, me llamó el ministro Mahía para saber si podía aportar ideas, más allá de que yo tenía este discurso de no estar en ningún rol. En una de esas conversaciones le dije 'mire, donde hay una oportunidad única para este gobierno es en la Biblioteca Nacional'. Esto viene más allá de los encomiables esfuerzos de directores anteriores, que hicieron procesos de mejoras en contextos que nunca eran favorables. La Biblioteca nunca fue privilegiada en esos procesos. Sentí que había llegado la hora, porque el deterioro que tiene a nivel de recursos humanos, presupuestal y de visibilidad en la sociedad es algo a solucionar. Esto no es algo que se me ocurra a mí, es algo que he visto en bibliotecas del mundo; son procesos que ya se han hecho, modelos a reconvertir. Entonces, ¿cómo llegué? Durante mucho tiempo dije 'no voy a dirigir la Biblioteca'. Cuando apareció el nombre de Rocío y me llamó, me alegré. Me entusiasma la idea de que al frente de los lugares de la cultura estén personas con hambre de hacer cosas, me puso muy contento. Ella me dijo que quería que estuviera, que me pudiera consultar, le dije que siempre estoy y que si había un proyecto superador podía participar, no estaba cerrado, pero la verdad es que en lo inmediato, no quería. El proceso liderado por Rocío, acompañado por el ministro, decantó en una conversación con el presidente, en donde se le planteó si veía a la Biblioteca como un tema de gobierno, y él lo abrazó. Una vez que el proyecto tuvo ese respaldo y me dijeron para sumarme, dije que sí. Con Rocío siempre tuvimos claro que ella es la directora, lo va a seguir siendo, y yo me estoy sumando para que el proyecto nuevo se pueda desarrollar. Mientras, hay que gestionar la biblioteca de hoy, que no se para.

En la conferencia te presentaron como referente desde la OPP.

GC: Claro, porque es el modelo que Presidencia da. La biblioteca tiene recursos muy limitados este año, el MEC también, entonces como Presidencia quiere tomar este tema, pusieron todo el proyecto de la "Biblioteca del futuro" en el ámbito OPP, que tiene la posibilidad de crear equipos para ayudar a que se ejecute. La Biblioteca está en el MEC, va a seguir estando en su órbita, toda su vida de cambio se va a dar con el MEC, pero tiene un equipo de asistencia para ejecutar el proyecto desde OPP. Y ese equipo lo lidero yo. Rocío desde la Biblioteca, y yo desde OPP.

En ese equipo se anunció, por ejemplo, a Pablo Casacuberta. ¿Qué otros nombres están involucrados?

Rocío Schiappapietra: Pablo trabaja como consultor asociado al área de innovación. Después, otra persona que está trabajando es Carmen Fenoll, que es una bibliotecóloga española, dirigió las bibliotecas regionales de Barcelona y ha participado en procesos de transformación de bibliotecas nacionales. Porque transformar una biblioteca es una cosa y transformar una biblioteca nacional otra. Las bibliotecas nacionales alojan un patrimonio que es sensible, delicado y que es identitario de una nación.

GC: Lo que creamos entre OPP y el MEC fue una secretaría ejecutiva. Nosotros somos los que tenemos que desarrollar el proyecto, pero no somos necesariamente los que vamos a dar los insumos o las definiciones. Es más, estamos tratando de recoger de la directora de la Biblioteca, del ministro, de la Academia de Letras, de distintos actores, algunos insumos para tomar el modelo que estamos haciendo de Carmen, de Pablo, y ver hacia dónde podríamos ir. A ese modelo de gestión lo vamos a abrir a la participación de distintas personas e instituciones. Al final de ese proceso, que va a ser en abril, el Ejecutivo va a poder tomar una decisión. Lo que tenemos ahora es un equipo operativo fuerte que puede articular saberes que ya están en Uruguay o en el extranjero.

gabriel-calderon---db-04-jpg..webp
Gabriel Calderón
Gabriel Calderón

¿Qué es una "Biblioteca del futuro"? ¿Qué tiene que no tiene esta?

RS: La Biblioteca es un espacio de acumulación de conocimiento. Acá conviven las distintas capas de conocimiento de la historia de nuestro país y eso tiene una robustez única. Ese conocimiento está dividido en libros, cuadros, objetos, manuscritos, documentos, papelería, en algunos animales que tenemos embalsamados, hasta vestidos de novia. Ese acumulado que aloja la biblioteca de hoy tiene que seguir estando. La diferencia está en cómo se media ese conocimiento. Porque los dispositivos culturales, como el libro, se han transformado. Y una de las cosas que tiene que hacer la biblioteca del hoy es poder ampliar la manera en que las personas acceder al conocimiento hoy en día. O sea, se tiene que volver más diversa para volverse más accesible, para generar ecosistemas acá adentro donde la gente pueda venir a vincularse con un libro, con una pieza de música o con un cuadro de distintas maneras. Eso es lo que tiene la Biblioteca del Futuro, básicamente.

GC: Eso es un cambio radical, creo yo. La experiencia natural de entrar a esta biblioteca responde a un modelo de lectura, un modelo tradicional en el que nos educamos, el modelo en que para leer tenés que separarte del mundo. Acá tenemos grandes paredes que silencian la ciudad, sacan la luz y te focalizan. Es una lectura en la que tenés que estar en silencio, concentrado. Esto fue puesto en discusión por el siglo XIX y sobre todo por todo el siglo XX. Los lectores y escritores construyeron nuevas formas de leer: en red, en la ciudad, lectura interrumpida, lectura dialogada, lectura perdida, fragmentada. Ese modelo esta biblioteca no lo tiene. El principal cambio que tiene que haber, aparte de conservar mejor lo que conserva, y disponerlo mejor, es que pase a ser un edificio que permita distintos modos de experiencias de lectura, que deje que la ciudad entre, que entienda que el libro es una de las posibilidades de relacionarse con el conocimiento, pero que al final lo que se está ponderando es la relación con el conocimiento. ¿Cómo hacés para que la biblioteca no se transforme en un centro cultural más? Con el trabajo para vincularla con su acervo. La Biblioteca no tiene que ofrecerte una única manera de relacionarte con su acervo y cuidarla, que es lo que nos pasa hoy: tenemos una sola manera y no la hacemos muy bien. Porque además la gente se va a los lugares donde consigue esas otras maneras. Puede sonar raro pero es revolucionario, porque tenés que lograrlo cuidando tu esencia y un símbolo, el libro, que parece superado pero es una tecnología insuperable. Acá en el depósito hay disquetes y cds que ya nadie puede reproducir, pero seguimos teniendo libros de hace 400 años que los abrís y funcionan. Tenemos que mantener la tecnología del libro viva pero ampliar las experiencias que las personas tienen. Y este edificio no está preparado en ese modelo. Más allá de la obra arquitectónica, tenemos que pensar qué tipo de experiencias quieren las personas acá adentro, y reorganizar todo para que sucedan.

¿Qué obras arquitectónicas se planean?

RS: Una de las decisiones que se tomó fue que lo arquitectónico venga después, porque va a responder al modelo que vamos elaborar.

GC: En algunas de las experiencias y modelos que vimos lo arquitectónico pauta demasiado las experiencias que se pueden tener dentro. Y una vez que no se tomó en cuenta cierta experiencia que querías que pasar, lo arquitectónico ya no encuentra lugar. Uno de los ejemplos históricos es el archivo y los acervos. Este edificio no pensó que el Uruguay iba a vivir 200 años y que en esos años nunca iban a parar de entrar libros. Siguen entrando y se publica mucho más que en el siglo pasado. Entonces, actualmente la arquitectura tiene un problema. En este modelo y en las nuevas bibliotecas en todo el mundo, lo arquitectónico es central.

Rocío Schiappapietra (3)

Más allá de que depende del modelo de gestión que no está hecho, ¿se imaginan una obra ambiciosa? ¿Una biblioteca cerrada durante varios años por reformas importantes?

GC: Nosotros soñamos todo. No tenemos miedo a hacerlo. Después hay que tomar decisiones. Si es necesario una obra grande, haremos un plan para que la gente entienda que, mientras estemos cerrados por obra, haremos lo que estamos obligados a hacer y no se puede suspender de otra manera. Lo soñamos, no le tenemos miedo y lo abrimos a la posibilidad. Hoy en términos de ejemplos internacionales todo el mundo habla de Pompidou en París, pero muchas bibliotecas han tenido que cerrar dos o tres años y han tenido que sostener. Pero es muy distinto cerrar por no poder hacer un trabajo a cerrar porque estás transformando el trabajo que estás haciendo.

RS: En eso, este proceso de consulta previo es importante. La Biblioteca es nacional y tiene que representar las voces de la nación, porque aloja nuestra identidad. Si bien estos procesos muchas veces no van al tiempo de la ansiedad pública, son importantes. Esas discusiones las tenemos que dar, llevan tiempo y está bien que así sea. Es riesgoso no tomarnos ese tiempo para trabajar y que esto se haga de una manera inadecuada. Por eso el ministro fue muy enfático ayer en la cuestión de la confianza.

¿Hay voluntad política para que este proyecto tenga sustento presupuestal? Se dará en el marco de un período donde la palabra "austeridad" parece ser el horizonte.

GC: Tengo la convicción de que si la transformación es radical, es mesurable a las capacidades y posibilidades que tiene nuestro país. Si la inversión es en el sentido correcto podemos en un futuro plantear etapas. Eso también es un desafío para el gobierno, porque si se hace el esfuerzo por el gran cambio se va a querer concretar la obra. Es una posibilidad que lo hagamos en etapas, como otras grandes obras del país. No tener ahora la capacidad o la decisión no es una excusa para no empezar a redireccionar esto en la dirección correcta. El gobierno sabe que cuando dijo 'voy a anunciar esto y a perfilar una biblioteca del futuro', está tomando decisiones en torno a presupuestos que no son absorbibles únicamente por el MEC. Pero también sabe que se va a tener que aplicar a una realidad de un gobierno que tiene sus restricciones. De todos modos, que a la que se la llamaba de manera no muy elogiosa "la cenicienta de la cultura", porque era el último inciso del ministerio, tenga por primera vez foco, mirada y posibilidades de mejorar es bueno. Lo fundamental es que logremos que este trabajo sea comprendido por todos las ciudadanos. Este cambio de la Biblioteca Nacional va a tocar a las bibliotecas públicas del país, de los departamentos y localidades que no están Montevideo. Por venir del teatro siempre recuerdo lo que significó la reapertura del Auditorio del Sodre y del Teatro Solís. De repente todos los teatros del interior estaban utilizando una experiencia que había sido montevideana, capitalina, para su mejora y sostén, y en otros casos para cambiar realmente sus estructuras. Hoy tenés el Escayola en Tacuarembó, el Florencio Sánchez en Paysandú, el 25 de agosto en Florida, teatros hermosísimos que se han nutrido de la experiencias de un cambio central.

(A Calderón) Durante el anuncio del cierre de la Biblioteca en mayo y la posterior discusión y polémica estuviste por fuera. ¿Cómo viste la repercusión que generó?

GC: Fue un momento doloroso. Para los que se enteraron, para los funcionarios, para Rocío. Yo estaba afuera, pero vi ese enojo, esa molestia y el dolor. Todo era preocupación. Uno de los desafíos ahora es no perder eso y transformarlo en trabajo. Lo principal es entender que cualquiera fuera la reacción —crítica, enojo, dolor o molestia— tenía su razón de ser. Cuando uno no está participando, no ve el proceso y lo único que hace es entrarse por una nota de prensa, tiene todo el derecho a reaccionar. Nosotros tenemos que hacer ese proceso de entendimiento, de decirle a la gente que no estamos en contra de los que molestaron, los que insultan o que todavía hoy critican. Lo único que queremos decirles es que si su preocupación es concreta con la Biblioteca, si es real, sepan que se va a dar un proceso de transformación y que los necesitamos, incluso en la crítica, para escuchar y transformar este lugar. Una de las cosas que tienen que hacer las personas que están en el servicio público es acostumbrarse a que el disenso, el enojo y la molestia son un derecho del ciudadano. De afuera pensaba 'che, qué bueno que el tema preocupa tanto, porque no va a ser difícil, entonces, convencerlos de que tenemos que hacer este cambio'. Porque podía pasar que ese abandono o ese deterioro era signo de que a nadie le importaba ya la Biblioteca. Pero no era así y esa es una buena noticia. No era desidia, no era falta de interés, no era falta de cariño.

¿El restablecimiento de los servicios interrumpidos en mayo está garantizado para diciembre?

RS: Estamos trabajando desde que llegamos en la mejora de los servicios básicos. El objetivo es que en diciembre se restablezcan los servicios. Esa es la línea de trabajo. Para eso nos fue dado un presupuesto extra para este año.

¿De cuánto es el refuerzo presupuestal?

RS: De 5 millones (de pesos).

GC: La suspensión de los servicios fue porque habían cosas que no se podían sostener. Eso es real, porque a la biblioteca no le está siendo fácil restablecerlos. Todo lo que vincula a este año se da con recursos que no votó el propio gobierno. Entonces, el trabajo que estuvieron haciendo Rocío y el ministro por la Ley de Presupuesto empieza a aplicarse el primero de enero. Reabrir antes de que termine el año es un desafío porque hay que reorganizar economías, recursos, personas y tiempos para llegar. Mucha gente en la Biblioteca está hoy viendo cómo se puede restablecer el servicio, habilitar la salida de emergencia, solucionar problemas edilicios, retomar un convenio con el MTOP. En ese entramado está trabajando la Biblioteca, con un refuerzo presupuestal independiente al Presupuesto.

Rocío Schappapietra Biblioteca Nacional

Se mencionó en la conferencia el incremento del 40% en el presupuesto para la Biblioteca. ¿Eso garantiza que sea operativa en los términos en los que existe hoy?

RS: Nos permite consolidar una base para estabilizar el funcionamiento de la biblioteca.

GC: Lo que se votó por ley es una mejora considerable para la biblioteca en función del presupuesto anterior. Y eso implica que con esos recursos se puede detener un proceso de deterioro, incorporar recursos humanos. Tiene que conseguir más recursos, pero es un cambio cuantitativo para la realidad que tiene. El proyecto de Biblioteca del Futuro no es real con este presupuesto, pero no fue pensado con esa mirada el monto que había que conseguir ahora. La biblioteca se tenía que asegurar, en su mínima necesidad, trabajar bien. Hoy todos podemos pensar en una biblioteca nueva, pero la que tiene que abrir las puertas todos los días es esta y tiene que funcionar mejor, tiene que funcionar en todos sus servicios, tiene que poder conservarlos. El presupuesto expresa eso. Todo lo demás serán incrementos, y el gobierno verá sus maneras de hacerlos viable.

¿Qué tan ambiciosos son respecto al futuro de esta biblioteca?

RS: Esta biblioteca hoy es un pasivo. Está rodeada de universidades, de distintos tipos de centros educativos, de facultades de distintas disciplinas. Acá vienen muchos escolares también. Este lugar puede transformarse en un activo transversal donde todos estos ciudadanos que tienen intereses y edades diversas puedan encontrarse para construir conocimiento. Me gustaría que pasar por la Biblioteca Nacional, para cualquier persona, sea una experiencia significativa, que sea un antes y un después en términos de conocimiento, de lo que vivió, de lo que se le ofreció y de lo que construyó acá adentro.

GC: Yo sueño que en tres años alguien pase por Montevideo y, cuando pregunte a dónde ir, los montevideanos o los uruguayos le digamos '¿vas a ir a conocer la biblioteca?'. O que se empiece a hablar con orgullo de una institución, de un edificio cultural vivo. Me gustaría que los individuos y sus comunidades pasaran a ser parte vital de este edificio. Que este empezara a ser un lugar lleno de gente y de experiencias que, si están bien hechas, son impensables sin el acervo de la Biblioteca Nacional. Pero que sean de la manera más abierta y de deconstruida posible. Que quien tenga que imprimir una maqueta de un edificio venga, que quien tenga que refugiarse de algo de la ciudad, sea social, ecológicamente, venga. Quiero que se piense en esta biblioteca como un parque, como una avenida, como un edificio amable que me está diciendo todo el tiempo 'quédate un rato más', y que yo esté buscando todo el tiempo un rato para ir. Esto que soñamos, muchas bibliotecas en el mundo ya lo han hecho. No tenemos que convertirnos en una biblioteca pública buena más; somos la Biblioteca Nacional, tenemos que tener una singularidad, tenemos que ser la Biblioteca Nacional uruguaya y ella tiene que expresarnos. Tiene que pasar a un modelo del Uruguay contemporáneo. De cierta manera, cuando (Dámaso Antonio) Larrañaga soñaba la biblioteca estaba tratando de imaginarse la comunidad de un país que todavía no existía. Nosotros ahora tenemos 200 años de ese país encima, pero tenemos que renovar el desafío. ¿Qué Uruguay, qué comunidad nos imaginamos, y cómo este edificio puede ofrecer experiencias para fortalecer esos valores? Fracasemos intentando algo así de grande. Dudamos mucho y nos preguntamos todo el tiempo por qué nos metimos en este lío. Pero cada vez que vemos esa posibilidad, decimos: 'bueno, vamos a intentarlo'. Nos recordaremos continuamente que estamos intentando algo que el país sí puede lograr.

Temas:

Uruguay Biblioteca Nacional Gabriel Calderón Rocío Schiappapietra Montevideo

Seguí leyendo

EO Clips

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos