El último episodio de Polifonía, el ciclo de charlas que tiene el periodista Alejandro Fantino en El Observador, dejó varias anécdotas y participaciones destacadas, y entre ellas estuvo la de la conductora y modelo Claudia Fernández. Uno de los momentos principales de su intervención fue cuando relató la forma en la que la escritura la ayudó a sobrellevar su etapa como modelo en Tailandia, así como también las estrategias que utilizó para sobrevivir a una serie de ataques de pánico que sufrió en ese país.
Fernández comenzó su relato cuando evocó cómo, a los 17 años y todavía siendo menor, viajó a la ciudad de Bangkok desde Punta de Rieles para dedicarse al modelaje. "Viajé con el pasaporte firmado por mi padre, porque todavía era menor", comenzó.
Embed - POLIFONÍA | Claudia Fernández, Marcos Casas, Vale Sulca, Juan Fagúndez y Javier Mazza
Allí empezó a escribir a mano como forma de "drenar" las situaciones complejas que vivió en el sudeste asiático mientras empezaba su carrera.
"La noche siempre es peor para todo. Si tenés un problema de noche parece espantoso, y a la mañana ya no es tan así. Yo todavía me levanto y escribo esas cosas, las escupo ahí, las dreno. Lo empecé a hacer a los 17 años, cuando me encontré trabajando como modelo en Bangkok, sola, cuando la única vía de comunicación era un fax al taller mecánico de mi papá. Me ayudó mucho en esa soledad, fue cuando me conocí a fondo, ahí abajo", contó.
"Era una tristeza tan enorme la que sentía, me preguntaba qué hacía ahí al otro lado del mundo sola. Y además de la escritura me salvó aprender a respirar. Algo tan simple", siguió.
Fernández contó que en la ciudad tailandesa tuvo varios ataques de pánico, pero que dado que no los había sufrido antes no sabía qué era lo que le pasaba.
"A mí me pasaba todo eso en mi cuerpo y no sabía lo que era. Encontré la paz en respirar y en rezar. Rezaba el padre nuestro y respiraba. En la respiración está todo. Compartía el apartamento con una ucraniana y una austríaca, que eran tan simpáticas como la mesa que tengo acá enfrente. Me escuchaban llorar todas las noches y no decían nada", relató.
De todos modos, la comunicadora aseguró que la experiencia fue "fabulosa" durante los cinco meses que vivió en esa región del mundo. "La visa era de 45 días y prohibía trabajar. Entonces me fui a Singapur, a otros países, y trabajé para marcas exitosísimas. Fue un acto inconsciente para salir adelante", cerró.