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23 de agosto 2025 - 5:00hs

El servicio doméstico es uno de los tantos sectores de actividad en los que se deberá negociar los ajustes salariales para los próximos dos años. Pero además de definir ese punto, otro tema que el sindicato quiere que se discuta es la creación de categorías laborales con remuneración diferenciada.

Se trata de una vieja reivindicación de las empleadas domésticas que lleva más de una década sin ser considerada, y que en estos días ha vuelto a estar sobre la mesa. El martes pasado en un acto por el Día de la Trabajadora Doméstica en el Ministerio de Trabajo, el sindicato reclamó que se les reconozca las diferentes tareas que efectúan en los hogares.

Para ello propone cinco categorías: cuidado de personas (niños, adultos mayores y personas con discapacidad), cocina sencilla o elaborada (con responsabilidad en el menú, compras y manipulación segura de los alimentos), limpieza (de mantenimiento y a fondo), lavado y planchado, y mantenimiento de exteriores y cuidado de mascotas.

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En las últimas horas, la Liga de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios del Uruguay que representa a los empleadores en los Consejos de Salarios, publicó una carta abierta donde se cuestionan los dichos de Rivero y se rechaza el reclamo de categorías laborales en el sector.

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“Dígale no a las categorías de domésticas, va en contra de nuestro bolsillo”

Nos duele mucho las palabras de la representante del sindicato acusando a todo el colectivo de empleadores de explotadores solo por no querer que se firmen las categorías. Por defender los derechos de la patronal, como ellos dicen, una patronal que no lucra con una plusvalía como otras, pues no obtiene ninguna ganancia del trabajo de las empleadas domésticas”, dice el texto al que accedió El Observador.

Y prosigue expresando que “muchos empleadores son jubilados y trabajadores que deben dejar en manos de gente extra el cuidado de su hogar, de sus hijos, de sus adultos mayores para desempeñar otras tareas, que sí son más remunerativas que si estuvieran en sus casas, porque han estudiado o tienen una empresa o un trabajo mejor remunerado que limpiar una casa. ¿Se los tiene que castigar por estar mejor preparados, se tiene que castigar a esas personas por tener mejor nivel educativo, económico o ser ancianos?”, dice el texto.

“No decimos solamente que nos van a cobrar por pelar una papa, estamos diciendo que si tenemos la categoría de cocinera, la que cocina y ensucia no va a querer limpiar lo que ensució porque fue contratada para cocinar, no para limpiar. En la Construcción ya pasa, sino pregunten”, afirma la Liga de Amas de Casa.

En ese sentido sostienen que si bien hay un planteo de “que hay cosas que se pueden reglamentar” en la mesa de negociación, “en Uruguay no hay jurisprudencia que siente precedente. Cada juez legisla según su parecer y se puede pasar los dichos por donde sale el sol”, expresaron.

La gremial también cuestionó que el sindicato haya dado a publicidad su plataforma reivindicativa, y sostuvo que “son temas que no deben trascender” el ámbito privado de la negociación. “Nos sentimos muy agraviadas, pues nosotras siempre hemos tenido respeto por los Consejos (de Salarios) y nunca hemos divulgado nada de lo que se ha dicho dentro de la reunión”, se afirmó.

“Dígale no a las categorías como las empleadas domésticas quieren, que no nos obliguen a hacer algo que va en contra de nuestro bolsillo”, termina la carta abierta.

Planteos ante Castillo y pedido por carta al presidente Orsi

El sindicato de domésticas manifestó su reclamo a mediados de agosto en una nota publicada por El Observador.

Días después lo volvió a plantear en un acto público que contó con la presencia del ministro de Trabajo y Seguridad Social, Juan Castillo, de la presidenta del Banco de Previsión Social, Jimena Pardo, y de la presidenta de la Liga de Amas de Casa, Mabel Lorenzo.

Pero también le envió una carta al presidente Yamandú Orsi. El texto, al que accedió El Observador, dice: “no es lo mismo limpiar una casa que cuidar a un niño. Tampoco es igual hacerse responsable de la preparación de la alimentación de una familia -donde un error en un ingrediente puede implicar un riesgo para la salud- que cumplir solo con las tareas del hogar”.

La carta agrega: “señor presidente, esta no es solo una cuestión laboral; es una cuestión de derechos humanos. Nosotras estamos para apoyar, para garantizar la tranquilidad de otras familias, pero también para exigir que nuestro propio trabajo sea visto, respetado y valorado”.

Por último apela a la voluntad política del mandatario para “darle al sector doméstico uruguayo la dignidad, la visibilidad y la valoración que tanto merece”.

Y le solicitan:

  • Impulsar la modificación de la ley 18.065 (regulación del trabajo doméstico), para que exprese claramente la necesidad de incluir las categorías laborales para el sector, reconociendo todas las actividades que desempeñan

  • Reconocer y valorar expresamente el rol de cuidadoras dentro del sector doméstico, en concordancia con lo que plantea la OIT y la Cepal, para garantizar que esta realidad quede reflejada en la ley y en la negociación colectiva.

  • Impulsar y garantizar programas de capacitación para trabajadoras domésticas en todas las áreas que ejercen, especialmente en cuidados, para garantizar herramientas, fortalecimiento laboral y crecimiento humano.
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“Nos dicen que con las categorías vamos a cobrar por pelar hasta una papa”

El sindicato considera desde hace años que con la categorización se puede definir con mayor especificidad para qué tareas se contrata a la trabajadora, y establecer una remuneración diferenciada para cada una de ellas, como pasa en otros ámbitos laborales.

En la práctica lo que en ocasiones sucede es que a una trabajadora se le contrata para limpiar en una casa, pero después termina haciendo otras tareas que se agregan, que pueden ir desde cocinar a tener que cuidar niños o personas mayores.

Hoy existe un salario mínimo que se fija en los Consejos de Salarios, y que actualmente es de $ 29.400 nominales por 44 horas semanales de labor y 25 jornales mensuales. Y el valor del laudo mínimo por hora es de $ 154,67 nominales. Pero no existe ninguna definición de categoría.

“Nos llaman exageradas porque reclamamos que se nos reconozca el valor de las tareas. Nos dicen que con las categorías vamos a cobrar por pelar hasta una papa. Pero cuando los empleadores nos hacen quedar sin pagarnos, ahí somos buenas trabajadoras. (…) Cuando exigimos somos las peores del mundo; cuando agachamos la cabeza y nos sacrificamos gratis somos las mejores. Esa es la peor de las hipocresías”, manifestó Rivero el martes pasado.

El pedido a las amas de casa

Hace unos cinco años atrás y en ocasión de una ronda anterior de negociación colectiva, la Liga de Amas de Casa realizó una consulta a las empleadoras en su página web. Allí, les solicitó que expresaran sus comentarios sobre la creación de categorías. Y las respuestas fueron contundentes. De unas 100, menos de 10 estuvieron de acuerdo con la diferenciación de tareas. Ahora la gremial vuelve a pedir en su página web la opinión de los empleadores sobre este tema ya sea comentando la carta o escribiendo un correo.

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