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13 de noviembre 2025 - 5:00hs

Martín Litwak compara a la OCDE con la Liga del Mal (el grupo de villanos que luchaba contra los Súper Amigos en la serie animada). Tiene una visión crítica sobre el Impuesto Mínimo Global y afirma que Uruguay no debió acompañar la propuesta del organismo internacional, porque castiga a los consumidores y no incide en las grandes empresas.

El experto fiscal entiende que a nivel local hay espacio para bajar impuestos, pero añade que el actual gobierno no tiene intenciones de hacerlo. También se opone a gravar la riqueza como opción para reducir la pobreza o la desigualdad. "¿Hay que combatir la pobreza? Sin ninguna duda. Pero esa no es la forma", dice.

A continuación, un resumen de la entrevista que Litwak concedió a El Observador.

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Decime qué es lo primero que se te cruza por la cabeza si te digo Impuesto Mínimo Global.

En una época cuando empecé a dar charlas sobre la OCDE e intercambio de información, presentaba el tema como los dibujitos animados. Estaban los Súper Amigos y después estaba la Liga del Mal. Yo me imagino eso, a la OCDE reunida ahí viendo cómo puede complicar. Siempre hablamos, cuando hablamos de planificación, de las grandes tendencias que hay. Las leyes pueden cambiar en un momento determinado, los gobiernos cambian. Ahora tenés derecha en Bolivia y no tanto acá. Pero en el largo plazo tenés, en materia tributaria, dos tendencias clarísimas de los años `90 que no cambian. La mayor voracidad fiscal, que tiene que ver con bajas tasas de natalidad, mayor esperanza de vida y Estados más ineficientes que quieren cubrir más cosas, con lo cual es obvio que haya más impuestos. Y después tenés algo fundamental para que haya más impuestos: la cartelización fiscal. Es decir, los países con tributación se ponen de acuerdo y evitan la competencia. Esto es un ejemplo de eso, con el agravante de que no tiene ningún sentido, porque las empresas lo pasan a precio. Entonces, eso significa que los precios van a aumentar 15% y los que compramos bienes y servicios vamos a perjudicarnos, no que Microsoft va a pagar más.

El impuesto a los ricos y el de las corporaciones son dos grandes pasamanos. Hagamos esto pero con las ganancias personales si querés. Acá tenés dos errores. Que haya un acuerdo global, que ya de por si es malo, y que encima lo hagan con un impuesto, que al igual que con la riqueza no sirve para nada.

¿Decís que termina castigando a los consumidores y no a las empresas?

Sin ninguna duda. De hecho ya pasó y lo podes ver en tiempo real con los aranceles. (Donald) Trump puso un arancel y las empresas subieron los precios.

¿Creés, entonces, que Uruguay va por el camino equivocado con el Impuesto Mínimo Complementario Doméstico?

Creo que Uruguay debería bajar impuestos, no subirlos. Pero no porque a mí se me ocurra, porque realmente hay espacio para hacerlo. Uruguay no es de los peores en materia tributaria. Si uno analiza la presión fiscal y todo el esfuerzo fiscal, no es terrible, en Latinoamérica rankea muy bien. El tema con el Impuesto Mínimo Global es cómo hacés con las zonas francas después. Uruguay tiene un negocio importante que representa varios puntos del PIB y que se maneja espectacularmente bien. Creo que Uruguay tiene que pararse firme con estas cosas. Yo no entiendo por qué va por el mundo aceptando este tipo de imposiciones, no debería.

20241118 Entrevista Martín Litwak, experto en patrimonios, paraísos fiscales.
Martín Litwak

Martín Litwak

¿Por qué estás en contra del impuesto a los ricos? Acá se intentó colocar en la agenda pero el gobierno lo descartó.

Me muevo más por tendencias que por cambios normativos; que haya quedado fuera de agenda no me deja del todo tranquilo. (Gabriel) Oddone cree que ese impuesto es bueno porque escribió sobre eso antes de ser funcionario. Va a volver en algún momento, en el año que viene o dentro de dos. Yo lo que pienso es esto: normalmente un impuesto, si lo vemos desde un punto de vista teórico, es una agresión al derecho de propiedad de las personas. Es una imposición. Generan consecuencias económicas, no son gratis.

Tenés cuatro tipos: a las ganancias, al consumo, a las transacciones y al patrimonio o la riqueza.De esas cuatro categorías hay dos que muestran una cierta capacidad contributiva y por ende son menos malas. Si gano 100 pesos, algo puedo pagar. No sé cuánto, pero algo puedo. Ahí tenemos ganancias. Si compro algo por 100 pesos, algo puede quedar en materia impositiva. Ahí está el consumo. Ahora, cuando veo las transacciones y el patrimonio, en los dos casos estoy gravando cosas que no necesariamente implican capacidad contributiva. En el caso de la transacción, puedo estar girando plata o haciendo un cheque, en una transacción que estoy perdiendo plata. En el tema del patrimonio puedo haber heredado una casa de mi abuela y eso no me genera un cash flow para pagar. Y en el caso especial de la riqueza tenés algunos problemas adicionales. Los más ricos, como dije en la pregunta anterior, lo trasladan a los más pobres.

Y los que dependen del crecimiento de la economía para que les vaya bien son los pobres, no los ricos. Los ricos están hechos y le vaya bien o mal al país, van a estar bien. Además, es un impuesto muy fácil de evitar legalmente, o con estructuras jurídicas o con una mudanza de país. Fijate el aluvión de gente que vino a Uruguay cuaando se puso en Argentina. Después de haber visto eso, querer hacerlo a la inversa, es al menos tonto. Porque el efecto lo ves enseguida. En el Reino Unido, el año pasado en Noruega. Pasa repetidamente. Cada vez que un país sube el impuesto a los ricos o se crea, la gente se va. Porque los ricos tienen plata para moverse; entonces se van.

¿Por qué Uruguay va a ser distinto que los otros 20 o 30 países que lo pusieron y lo eliminaron por estas mismas razones que te estoy diciendo? Te puedo nombrar un montón de países, un montón de fundaciones pro -impuestos que lo estudiaron y dijeron: esto no va por acá. Hay una especie de revival ahora, fruto del resentimiento pos -pandemia. Los ricos ganan mucha plata, hay que castigarlos. Y los impuestos no son para castigar. ¿Querés castigar a los ricos? No sé, busca otra cosa.

¿Pero te parece mal porque es injusto o porque es impracticable?

Lo veo mal porque es injusto, pero además si a vos te parece justo te digo: es impracticable. Tampoco lo hagas. Te doy un dato puntual. En Noruega ya existía y lo aumentaron un poco. El gobierno hizo una cuenta matemática y pensaba levantar 146 millones de euros. Mucha gente rica se fue del país, dejó de pagar ese que ya existía, y además dejó de pagar impuestos a las ganancias. En definitiva, el Estado perdió 594 millones de euros. Por querer ganar 146 millones perdió 594. Eso con otros números pasó en Argentina y con otros va a pasar acá. Va más allá de si es justo o injusto, que para mí lo es.

El planteo fue que con esa recaudación se podría atenuar, en parte, la pobreza infantil. Las últimas mediciones mostraron que en Uruguay uno de cada tres niños menores de seis años es pobre.

Es terrible eso. En Argentina es peor. Yo lo que te digo es esto: el problema es real y hay que resolverlo. Pero hay que ver la solución. Es como decir: a la selección uruguaya le falta gol; llamemos a Martín Litwak. Es verdad que falta gol, pero si me llamas a mí te va a faltar más que antes. Es exactamente lo mismo. ¿Hay que combatir la pobreza? Sin ninguna duda. Pero esa no es la forma.

Creo que los Estados tienen que ser relativamente chicos, pero los uruguayos, que son los que votan, los que deciden, tienen una idea de Estado más grande que en otros países. Y está bien, es lo que votan, es lo que quieren. El que decide es el pueblo, no es el presidente. Si Uruguay tiene un Estado más grande, bárbaro.

Si vos necesitas plata para los pobres, el impuesto a la riqueza no es la forma, por más que suene lindo. No todo lo que suena lindo tiene el efecto deseado. Mi opinión genérica, no solo sobre Uruguay, es que el problema, aunque suene feo, no es la pobreza, ni es la desigualdad, es la falta de ascenso social. Entonces, hay que invertir mucho más en educación. Hay muchos países donde alguien que es pobre no necesariamente muere pobre. Ahora de vuelta: ¿cómo se financia eso? No creo que sea con impuestos a los ricos. Generando resentimiento entre ricos y pobres o entre empleados y empleadores ningún país salió adelante. En los que más crecieron había una admiración por el empresario que invertía, que contrataba, que pagaba sueldos y todo funcionaba bien. Esto es algo muy vinculado a la pandemia y a ver cómo el más rico ganó más plata que los demás. Mientras nadie podía trabajar y el que tenía un restorancito se fundía porque estaba cerrado, había otro tipo que estaba sentado en su casa, vendiendo y comprando acciones, que se llenó de plata. Bueno, está bien, qué sé yo. A mí me genera admiración el que le va bien, no me genera odio o resentimiento. Está bien, tengo una casa donde vivir y opino con comodidad. No está mal que el Estado se meta, me parece que no es la herramienta adecuada.

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¿Creés que a partir de la pandemia se generó una especie de aversión a los ricos?

Sí, porque este impuesto estaba sepultado. Antes de la pandemia había siete países que lo tenían y no estaba en discusión en ningún otro. Hoy se discute en casi cualquier lado. Está en muchas plataformas políticas de muchos países del mundo y va a terminar imponiéndose. No me sorprendería que la OCDE el día de mañana diga: ahora hay un impuesto global a la riqueza de 1%, 0,5%, 2,4%. Porque políticamente se ve muy bien. Lo que la gente se olvida muchas veces es que los impuestos nacen de manera temporaria, transitoria o provisional, con con un mínimo imponible súper alto y una alícuota baja, pero después se quedan para siempre, baja el mínimo imponible, sube la alícuota y quedamos todos agarrados.

El año pasado dijiste que Uruguay tenía chances de bajar impuestos. ¿Cómo ves esa posibilidad con el actual gobierno?

Para mí es más posible que antes, pero el tema es que el gobierno está haciendo un camino donde no está ni siquiera abierta la discusión, entonces es muy difícil. En el gobierno de (Luis) Lacalle Pou había interlocutores con los que podías hablar y plantear una propuesta de baja de impuestos. Con este es imposible. Ese es el gran cambio. Bastante si terminamos como estamos. Después, cuando vuelva la coalición, volvemos a hablar. También sabemos que a lo largo de la historia es mucho más fácil subir impuestos que bajar. Es una pena, creo que ahora es imposible, hay que esperar a que termine este gobierno.

¿Cuáles cambiarías en Uruguay?

En Uruguay está el Impuesto al Patrimonio. Más allá de que estamos discutiendo sobre el de los ricos ya existe uno al patrimonio, que es malo y hay que eliminarlo. Tampoco recauda mucho, así que no tiene ningún sentido. Obviamente estoy en contra de todas estas normas que dificultan la vacación fiscal y que ponen requisitos casi impracticables. Nadie va a venir a pagar US$ 2 millones acá cuando en Bahamas lo hace por US$ 750.000, o en Dubái mucho menos. Es ridículo eso. Además, Uruguay tiene un IVA que es alto a nivel global, que pocos países en Europa tienen. Y está el IRPF que se podría bajar tranquilamente unos puntos. Entiendo la necesidad de recaudación de los países. Tenés una teoría que explica la relación entre la baja de impuestos y el aumento de recaudación, que es la curva de Laffer. Que existe, que muchas veces funcionó. Creo que uno debería tener una especie de coeficiente o relación casi matemática entre las dos cosas. Si la gente paga, si la actividad económica repunta, la gente vende más, paga más y se recauda más, que se vayan bajando automáticamente las alícuotas. El Estado no tiene que ganar plata, en realidad tiene que terminar en cero. Hay fórmulas que se pueden usar. No hay que caer en eso de "para bajar impuestos quiero que haya más actividad económica". Sí, perfecto, pero si no bajás no va a haber actividad económica. Es un círculo vicioso.

El gobierno quiere cobrar IVA a las compras en el exterior que se realizan en Temu. ¿Qué te parece la propuesta?

Deberíamos, aunque suene más feo, llamarlo mínimamente “impuesto que pagan los consumidores que compran Temu”. Va a pasar lo mismo que con la riqueza y con el mínimo global a las grandes compañías. No lo va a pagar Temu. A Temu no le interesa Uruguay, no sabe ni que existe. ¿Quién lo va a pagar? La señora que está en su casa y compra. Además, no es que la gente va a decir: como en Temu hay un impuesto, no lo uso más. No, porque igual sigue siendo barato. Lo vas a comprar igual, más caro. Es legislar con cosas que parecen lindas, que parecen buenas. Con uno parece que se mejora la situación de los pobres; con otro parece que se mejora la industria nacional. Pero no estás haciendo ninguna de las dos cosas. Estás generando impuestos que va a pagar la gente que más necesita guardarse la plata en su bolsillo para poder darle de comer a sus hijos. El impuesto a Temu básicamente es un arancel. Es lo que le criticamos a Trump, pero acá nos parece divertido. Eso no funciona. Se debería liberalizar lo más posible, que haya competencia.

¿No te parece que la liberalización de importaciones termina perjudicando a la industria nacional?

Cada país, por su geografía, su clima, su historia, sus gustos, su cultura, es más fuerte que otros en diferentes cosas. Vamos a ser drásticos. A mí no me preocupa que toda la ropa uruguaya venga de China. Al mismo tiempo, todo el dulce de leche del mundo podría ser de Uruguay. O toda la yerba, los caballos o la carne. Preocupémonos por exportar más; más en un país chiquito. Si el uruguayo no es competitivo produciendo lapiceras, ruedas para autos o camisas que no las haga.

¿Cómo estás viendo el alineamiento del gobierno de Mieli con la administración Trump?

Creo que Argentina no tiene muchas opciones. Si fuera el presidente de Uruguay, de Brasil o de Paraguay me parecería demasiado chupamedias. Pero Argentina no tiene seguridad jurídica hace 70, 80 años, no tiene crédito, hay un plan económico que no estaba funcionando y creo que no tuvo opción. Si no se metía en eso perdía las elecciones de medio término nacionales y fortalecía mucho al peronismo de cara al 2027. Tengo muchas reservas respecto de varias cosas de Milei como persona, como individuo, pero creo que el gobierno tiene que ir para ese lado, abrir el mercado, salir a competir. Si logra realmente un acuerdo de libre comercio en Estados Unidos como están diciendo, que dudo que sea tan así, pero con que logre algo parecido, va a ser un gran hito para la pobre historia argentina de los últimos 70 años. Con Menem tuvimos algo parecido, no funcionó, pero fue la otra etapa de Argentina en los últimos 50 años, con cierta previsibilidad. Si el gobierno de Milei sirvió para cortar con una hegemonía radical / peronista que nos llevó donde nos llevó y a partir del próximo gobierno viene algo un poco más racional, bienvenido sea.

Si esto va a seguir con pizza y champán cuatro años y el público se va a fanatizar con MIlei, como se fanatizó con Menem, con Perón o con Cristina (Fernández) y Néstor (Kirchner), creo que no aprendimos nada. En las últimas elecciones de octubre la gente vio lo que pasó en setiembre en la Provincia de Buenos Aires, se asustó e hizo un voto de lo más racional de los últimos años. La gente dijo: me está yendo mal, estoy preocupado, las cosas no avanzan, no me bajaron los impuestos como dijeron, hay muchas cosas que no me gustan. Pero, ¿sabes qué? Tengo que votar este camino porque el otro ya no lo quiero. Me quedo con eso como positivo.

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