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11 de octubre 2024 - 18:00hs

Saco de esa lista a Bob Dylan, cuya obra había pasado por mis oídos antes de que se lo dieran en 2016, pero el suyo fue un premio particular. Yendo específicamente a los autores cuyo campo principal son los libros, a todos los que leí, lo hice cuando ya tenían la medalla colgada y el millón en sus cuentas. Pero a Han Kang, la primera surcoreana y la primera mujer asiática en recibir el premio, la había leído antes. De hecho, leí La clase de griego apenas algunos días antes de que se anunciara su galardón, a instancias de mi esposa.

No cuento el no haber leído a los Nobel antes de que ganaran como motivo de orgullo, sino como un simple dato de la realidad, y también va asociado a la teoría que he generado en torno a los premios literarios, y sobre todo al Nobel y las decisiones de la Academia Sueca en los últimos años: ni Murakami, ni Margaret Atwood, ni siquiera puede que Mircea Cartarescu lo ganen alguna vez. Ya son conocidos, ya circulan por el mundo.

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El Nobel se ha dedicado a agarrar a autores de relativa proyección internacional, que pueden ser conocidos por un público más especializado o más atento, y “descubrirlos” para un público mayor y global. Podemos discutir días y días sobre el valor, la necesidad y lo certero de los premios literarios, pero el Nobel, como el Oscar, sigue teniendo algo de importancia en este mundo moderno al poner el foco y facilitar hallazgos.

Vuelvo a la surcoreana: hasta que esta semana recibió el premio, ninguno de los libros de la autora estaban en Uruguay (al menos en formato físico, si están disponibles La clase de griego y La vegetariana en Biblioteca país, y ambos estaban disponibles como libros electrónicos, además de que en Buenos Aires eran conseguibles).

Como suele pasar en estos casos, ya la semana que viene sus obras estarán en librerías. Según anunció el programa Oír con los ojos, La vegetariana, su novela más famosa, se editará en Uruguay para el próximo lunes, y antes de fin de año llegará un nuevo libro de Kang, su trabajo más reciente (editado en Corea en 2021).

El premio que faltaba: lo que este Nobel dice sobre el impacto de la cultura coreana

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El siglo XX fue bastante traumático para la península coreana: conquistado y sometido por Japón entre la década de 1910 y la segunda guerra mundial, luego la guerra que terminó con la división del país entre norte y sur, crisis generalizada, dictaduras, y recién a partir de los 80, una recuperación económica vertiginosa y la modernización definitiva de la mitad sur del país.

Pero en los últimos tiempos, el territorio que está en las antípodas al nuestro dejó de estar en nuestro radar solo por los electrodomésticos, los autos y por la tendencia de los futbolistas uruguayos de dentaduras prominentes a convertirles goles en partidos dramáticos de los Mundiales para también consolidar su música pop, sus series, películas y ahora también libros.

El hallyu (ola coreana) es como se conoce a este fenómeno que es reflejo de la historia reciente del país, que primero pegó entre sus vecinos y después se extendió al resto del mundo. La difusión de la cultura de ese país asiático viene de una conjunción de apoyo gubernamental, estrategias comerciales inteligentes y productos atractivos para los estándares internacionales.

Y ha tenido éxito por todos los caminos: aunque empezó con algunos productos más paródicos o estrafalarios como PSY y su Gangnam Style, después se consagraron las bandas de K-pop como BTS (hoy en pausa mientras sus integrantes hacen el servicio militar, obligatorio en Corea del Sur), los grupos femeninos Twice y Blackpink, o más acá en el tiempo el grupo Stray Kids, que hasta se metió en la banda sonora de la película de los superhéroes Deadpool y Wolverine, una de las más exitosas del año.

Hablando de películas, en 2020 Parásitos fue una de las más comentadas, generó todo un fenómeno y ganó tanto el premio principal en el Festival de Cannes como el inédito Oscar a Mejor película, la primera vez que una película hablada en un idioma que no fuera el inglés lograba el galardón más grande de Hollywood.

Hace un par de años, la serie de Netflix El Juego del calamar agarró un puñado de referencias pop, las remixó y se consagró como una de las ficciones más populares de los últimos tiempos, ganando varios Globos de Oro y con su protagonista llevándose el Emmy a mejor actor.

En libros ese camino todavía no se había terminado de trazar, pero con el Nobel a Han Kang el paso es notorio, además de ilustrar que ya es innegable que el mundo ha empezado a mirar lo que pasa en la mitad sur de la península asiática.

Por si el Nobel despertó tu interés, en Montevideo se encuentran además varios de los libros de la editorial argentina Hwarang, consagrada a traducir y acercar obras de aquellas tierras al Río de la Plata.

Hay novelas, cuentos —incluyendo obras traducidas por Sunme Yoon, responsable de pasar al español las novelas de la flamante Nobel— y libros de no ficción, que van desde un volumen sobre palabras intraducibles del coreano hasta libros de cocina.

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En la vuelta:

  • Danza – A propósito del tema de esta newsletter, Uruguay y la República de Corea están celebrando sus 60 años de vínculos diplomáticos, y en ese marco, se presentará en Montevideo y Tacuarembó un espectáculo de danza contemporánea, a cargo de dos compañías coreanas. Las presentaciones serán gratuitas, aunque es necesario inscribirse previamente. El show en Montevideo será el 20 de octubre en la Nelly Goitiño, mientras que en Tacuarembó será el 23 de octubre en el Teatro Escayola. Acá encontrás más información.
  • Cine– Este fin de semana empieza el festival Monfic, que se desarrolla en las salas de Movie, y ofrece una oportunidad de ver por adelantado algunas de las películas más interesantes de los próximos meses. En esta nota encontrás la grilla y algunas recomendaciones para anotarte.
  • Música– El próximo 18 de octubre, en la Sala Balzo del Sodre, el músico Diego Kuropa y el escritor Fabián Severo presentan su espectáculo De norte a sur, en el que canciones y lecturas se cruzan y dialogan. Entradas a través de Tickantel.

Mirar a Corea

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Uno de los caminos más eficaces de Corea del Sur para llegar al mundo fue el cine. Parásitos fue la consolidación de un fenómeno que ya venía gestándose desde principios de los 2000, cuando películas como Oldboy y The Host —del mismo director de Parásitos, Bong Joon-ho— fueron abriendo la puerta para todos los que vinieron atrás.

Parásitos, que hoy se encuentra en las plataformas Amazon Prime Video y Max es bastante ilustrativa además de las obras más destacadas del cine coreano: historias que coquetean y cruzan las barreras de varios géneros cinematográficos, reflejos realistas o a través de elementos de fantasía, terror o absurdo de problemas sociales de la vida moderna en ese país, donde las desigualdades, las contradicciones lógicas de cualquier país, y el desenfreno capitalista han generado cuestiones complicadas, y una alta calidad visual.

Te dejo una lista de películas por donde seguir la exploración del cine del país asiático. También sugiero como compañía el libro de la española Beatriz Vera Poseck Cine coreano: cine se escribe con K, que puede ser una buena herramienta para poner los filmes en contexto y anotarse algunos otros títulos para la lista de pendientes.

  • The housemaid (disponible en Amazon Prime Video y Mubi). Remake de un clásico coreano de la década de 1960, este thriller erótico sigue el triángulo romántico entre un matrimonio de clase alta y su empleada doméstica, que entra a la vida de esa familia rica con intenciones destructivas y vengativas.

  • Oldboy (disponible en Mubi). Vaca sagrada y película de culto del cine surcoreano, que es a su vez adaptación de un manga (cómic) japonés que hace muy poco se editó en español y también recomiendo. Otra historia de venganza, en este caso la de un hombre que tras pasar años preso en una cárcel ilegal por motivos que desconoce, es liberado y debe descubrir quién fue el responsable de su encierro, confrontando a su propio pasado e intentando reconstruir su vida al mismo tiempo.

  • Burning (disponible en Mubi). Adaptación de un cuento de Haruki Murakami, esta historia llena de ambigüedades sigue a tres jóvenes y la entreverada relación entre los tres, en un relato que es también un planteo de algunas discusiones sobre las diferencias de clase, la violencia y hasta las diferencias de género.
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  • Okja (disponible en Netflix). Otra de Bong Joon-Ho, y una de sus producciones internacionales, hecha entre Corea y Hollywood, es una fábula contemporánea sobre la explotación de los recursos naturales, el consumismo y la modificación genética de alimentos, protagonizada por una niña que entabla amistad con la criatura del título, un animal de laboratorio hecho y criado como fuente de carne. Niña y animal emprenden una huida que las lleva por todo el mundo huyendo de los que buscan recuperar al animal, en una historia que no es quizás la mejor de las obras de Bong, pero si está llena de su humor y tiene mucho corazón.

  • Concrete Utopia (disponible en Amazon Prime Video). De esta te hablé algunas ediciones atrás de esta newsletter, así que te redirijo allí y te recuerdo que es una película de catástrofe que termina girando hacia la crítica social y a un comentario sobre los privilegios y las diferencias sociales del mundo moderno.

  • Train to Busan (disponible en Netflix). Si algo han hecho bastante también los surcoreanos en este boom internacional de su cine es mostrar que les sale bien hacer películas de género. Una de las más exitosas y divertidas ha sido esta película de zombis que sucede mayoritariamente a bordo de un tren y que fue toda una revolución para el género que en los últimos años, con The Walking Dead, le hizo honor a sus protagonistas y resurgió.
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También se han hecho bastante corrientes en el consumo cultural occidental las series coreanas, también conocidas como k-dramas, que tienen algo incluso de telenovela en sus esquemas, aunque hay historias más oscuras o complejas.

Algunos buenos puntos de partida para zambullirse en ese universo son The Glory, Her private life, Startup o Aterrizaje de emergencia, todas disponibles en Netflix, una de las plataformas que más ha escarbado en ese filón.

Este es el final de una nueva edición de la newsletter Doble Programa. Antes de la despedida, las disculpas correspondientes por el atraso en este envío, que debió llegar el viernes pasado. La semana que viene, con el reintegro de mi socia Carla Colman, ya podremos retomar el cronograma habitual.

Gracias por la lectura, como siempre, y te recuerdo que me podés escribir a este mail con tus recomendaciones, sugerencias y comentarios.

Hasta la próxima.

Temas:

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