Nacional termina 2024 atravesando una crisis agitada por derrotas deportivas, por una lucha política intestina en el cierre de la campaña para las elecciones y por la indisimulable asfixia que generó el extraordinario momento de Peñarol.
Nacional cerró el año este viernes mostrando su peor versión dentro del campo de juego, dejó escapar un premio consuelo (la Copa AUF Uruguay), en un partido que entregó en el último minuto, perdiendo con un gol en la hora, con el descontrol que derivó en dos jugadores expulsados (Sebastián Coates y Diego Polenta) y sin la magia que suele hacer Luis Mejía en las definiciones por penales.
Nacional tuvo este viernes en el Estadio Centenario el peor final que podía esperar, en una temporada extremadamente difícil.
La directiva no debió renovar a Álvaro Recoba para este 2024 y Martín Lasarte tenía que haber sido el entrenador desde enero para emparejar fuerzas en la pulseada con Aguirre, en Peñarol.
Los dirigentes tricolores nunca entendieron (hasta avanzado este año, y ya fue tarde) que Aguirre había regresado al club de sus amores dispuesto a todo desde el punto de vista deportivo y enfocado en el objetivo de recuperar la unidad institucional de un club que llevaba años sumergido en una lucha intestina que le generó un alto costo deportivo, del que se benefició Nacional.
En ese escenario de por sí adverso, le dieron seis meses de hándicap a Peñarol con la decisión de entregar el armado del plantel a un entrenador que que hacía sus primeras experiencias en el fútbol profesional y que difícilmente pudiera completar la temporada. Luego, cuando recurrieron a Lasarte, le entregaron el proyecto futbolístico comprometido.
Y, cuando Lasarte empezó a ordenar un plantel que tenía jugadores importantes, pero futbolistas que el técnico no había elegido, la muerte de Juan Izquierdo volvió a hacer añicos ese vestuario que venía castigado por la inconsistencia futbolística y fragilidad en el plan de juego.
Pese a ello, Lasarte volvió a hacer andar el equipo y lo mantuvo a velocidad crucero el resto del torneo.
Con más dudas que certezas y sin autoridad futbolística, pulseó hasta el final por el título de la Tabla Anual y el Torneo Clausura, para ingresar en la definición en la que Peñarol estaba fortalecido por el proyecto que Aguirre reconstruyó casi de cero en este 2024.
La mueca de felicidad y la tranquilidad de Aguirre, que se consolidaba en cada partido de Peñarol, contrastaba con un Lasarte afónico de tanto gritar y motivar a sus futbolísticas en cada partido, cuando no veía respuestas anímicas ni futbolísticas en la cancha, en las recta final del Clausura.
Lasarte vio, hasta con signos de impotencia, la forma en que sus jugadores no fueron capaces de cerrar el año del Campeonato Uruguayo con el carácter que exige Nacional.
Y también Lasarte sufrió con impotencia la forma en que este viernes su equipo entregó, sin argumentos futbolísticos ni anímicos en el cierre del partido, la Copa AUF Uruguay.
2) El golpe de la muerte de Juan Izquierdo
Lo que ocurrió con la muerte de Juan Izquierdo en el partido revancha ante Sao Paulo en la Copa Libertadores generó una situación tan incómoda que solo quienes la vivieron en el plantel tricolor lo pueden explicar.
Este viernes, después de perder la final, el capitán Diego Polenta brindó una impactante charla en la zona mixta en la que más allá de lo que ocurrió ante Defensor Sporting, mostró la profundidad de la herida que causó la muerte de Izquierdo.
"Yo tengo agradecimiento (para Martín Lasarte) porque en el momento y en el año más complicado de mi carrera fue uno de los tantos que me dijo, 'tenés que seguir'. Era para retirarme después que pasó lo de Juan (la muerte de su compañero Juan Izquierdo tras un partido de la Copa Libertadores), pero el grupo, mi familia y mis hijos me dieron ese empujón para seguir, y por eso también todo lo que viví. No es fácil cargar con un compañero en un cajón. No es excusa. Pero para mí fue un año muy duro. En lo personal traté de dar lo mejor para Nacional y para mi equipo y para este grupo humano del que no me voy a olvidar nunca. Porque el primer día, cuando me dijeron lo de Juan, fui con los doctores a comunicarlo. Ese día me largué a llorar y me quería ir para mi casa. No sabía si iba a volver", dijo Polenta.
En ese entorno transcurrieron los días siguientes a aquel 22 de agosto, en el que Izquierdo cayó desplomado en un estadio de fútbol, y seis días después murió.
Todo eso vivió el vestuario de Nacional.
Todo eso vivieron Polenta y los futbolistas tricolores.
En medio de esa situación emocional extrema, consiguieron seguir adelante y llegaron hasta noviembre-diciembre.
Finalmente la fragilidad deportiva no fue capaz de sostener las aspiraciones de Nacional y en el empate con Danubio (fecha 14 del Clausura) se rompió el hilo que lo sostenía en carrera por el Campeonato Uruguayo, y este viernes ante Defensor Sporting (final Copa AUF Uruguay) recibió el último golpe terrible.
3) La montaña rusa política de las elecciones
Además de lo que ocurrió en el campo de juego, la campaña electoral en Nacional terminó de destruir lo que quedaba.
El pedido desesperado de Martín Lasarte a los candidatos para que cuidaran el tono de las expresiones y los anuncios de futbolistas para la próxima temporada, terminaron de dinamitar lo que quedaba.
Nacional termina en el año en el que logró récord de puntos en el Campeonato Uruguayo (ganó 86, y Peñarol 93), sufriendo un terrible cierre de temporada entregando en dos partidos el título del Clausura y las finales del Uruguayo frente a Danubio y perdiendo de la forma más dolorosa para un equipo grande la final de la Copa AUF Uruguay ante Defensor Sporting.
Los dirigentes que asumirán el 15 de diciembre tendrán la difícil tarea de reconstruir a Nacional en un escenario adverso, y frente a un Peñarol fortalecido, en el que Aguirre logró no solo elaborar un proyecto deportivo sólido sino que tuvo la capacidad de zurcir en un club que estaba acostumbrado a autoflagelarse con una lucha intestina cruel, que le causó mucho daño deportivo en este siglo XXI, que fue bien aprovechado por los tricolores.
Por estos días, Nacional se peñarolizó, y si pretende salir del pozo no solo tendrá que lograr armonía institucional sino abrir la billetera (que no tiene para reforzar al equipo), tomar buenas decisiones deportivas, equivocarse poco (porque Aguirre no le dará ventaja con Peñarol) y lograr encontrar un entrenador con mucha espalda para volver a poner a los tricolores en un tono suficiente como para pelearle de igual a igual a los aurinegros.
Para definirlo de la mejor forma: Nacional necesita encontrar con urgencia a otro Hugo De León, paz institucional y a nuevos Eduardo Ache y Ricardo Alarcón.
La tarea no parece fácil de resolver.