Viernes 3 de octubre, unos minutos después de las seis de la mañana. En la página principal de GURI —el sistema informático que concentra los datos de docentes y alumnos de las escuelas del país— apareció una cara con la inscripción “Pablo bolso”. Eso encendió la alerta y, mientras se estudia el alcance del ciberataque, Primaria optó por ponerse en “modo paranoia”.
Así le llaman los técnicos a la desactivación de todos los sistemas informáticos —tomando un escenario ficticio de máxima— para ir paso a paso sabiendo la magnitud de la vulneración. Esa “paranoia” llevó a que incluso en la sede central de Primaria no hubiese siquiera acceso a internet y que se les haya pedido a los docentes que, mientras tanto, pasen lista y hagan las anotaciones a mano. A la vieja usanza.
Según supo El Observador, los atacantes (o el atacante, porque a diferencia de otros cibedelitos de los días previos no fue identificado un grupo ni la información era ofrecida a cambio de dinero) se hicieron de al menos de seis tablas de GURI. En ellas hay código de configuración que les permitió modificar la estética de la página, pero, a priori, no se han hecho de datos sensibles de estudiantes.
Un dato sensible no es solo las cifras de asistencia o calificación, sino que pueden ser incluso informaciones personales que hagan que un niño que está bajo la protección (porque fue testigo de un homicidio y lo tuvieron que cambiar de escuela o es hijo de un padre violento) sea identificado.
El ataque a GURI se da tras una seguidilla de distintos grupos (que sí se habían identificado) que se quedaron con parte de información de Ceibal (los dispositivos dados a estudiantes, entre otros) y la central de la ANEP.
El ciberataque a la ANEP central, que a priori no está vinculado a GURI, permitió el ingreso a Gestión Humana y da nombres, apellidos, números de cédula, datos de asistencia y más de funcionarios docentes y no docentes, pero, a priori, no incluye domicilios vinculados o datos sensibles (como sí lo fue el hackeo al BHU). Como medida preventiva, Secundaria y UTU han tomado medidas como solo permitir el ingreso al sistema de manera interna.
Las autoridades educativas no están pensando en un regreso a las viejas prácticas manuales. De hecho, el seguimiento de trayectorias de los estudiantes, el haber rescatado a muchos desvinculados o la puesta a punto de los controles pediátricos no podrían haberse hecho si se retorna a los modelos analógicos.
Pero sí dispusieron que, hasta estar seguros de que nada más fue afectado, queda en suspenso el uso de los sistemas informáticos. Eso supone que las preinscripciones a educación inicial y al liceo o UTU (de quienes egresarán de Primaria) queden en suspenso y luego se definirá si se estira el calendario por los “días perdidos”.
También habrá que anotarse todo manual: el concurso de docentes suplentes de este martes, las suplencias que se hayan generado a partir del viernes, la lista de asistencia, observaciones de los maestros o cualquier otra acción en la que medie lo informatizado.
Los padres también tienen, por tanto, bloqueado por ahora el acceso a GURI Familia donde, además de inscripciones, suelen ver la asistencia de sus hijos, las calificaciones e historial.