¿Por qué no funcionaron los monopatines?
Cuando llegó Grin fue una sensación en Montevideo, más que nada por la novedad, como narra esta nota de El Observador. El planteo era el siguiente: había que descargar la app –que mostraba un mapa con monopatines disponibles–, pagar $19 para destrabar el que encontrabas, pagar $4 por minuto de uso y después dejarlo en cualquier parte de determinadas zonas de la ciudad (Av. Italia al sur, Ciudad Vieja, Centro y Aguada Park), aunque lo ideal era dejarlo en las estaciones Grin.
Monopatines eléctricos de Grin
Foto: Diego Martínez
El precio no era barato y los viajes tampoco seguros, en medio de un tráfico lleno de conductores molestos.
A nivel internacional, los monopatines tuvieron un boom y después un fuerte cuestionamiento. En París incluso se hizo un plebiscito en abril de 2023 donde casi el 90% de los que concurrieron a votar –no era obligatorio– se pronunciaron a favor de la prohibición de estos monopatines electrónicos alquilados por celular. La prohibición se volvió efectiva en setiembre de ese año. En 2022, tres personas habían muerto y 459 habían resultaron heridas en accidentes con estos vehículos en la capital francesa, según recoge una nota de BBC.
Pero en Montevideo no fueron prohibidos, más allá de que sí hubo reglamentaciones que quitaron el atractivo a la oferta. La reglamentación que aprobó la Junta Departamental en diciembre de 2019 establecía que manejaran solo mayores de 16 años, que llevaran casco y vestimenta reflectiva, que no sobrepasaran los 25 km/h y que circularan por la calzada y no por la vereda.
Cuando Grin se fue, sacó un comunicado donde decía que estaban "orientando sus esfuerzos en las ciudades con mayores posibilidades de transformar la cultura de la movilidad". Además de que Montevideo no es una ciudad densamente poblada en comparación con una capital europea, y eso influyó en que no fuera redituable para la empresa, hubo también otros factores.
"Te interesaría que estuviera en la periferia"
Gonzalo Márquez fue director de Transporte de la Intendencia de Montevideo desde abril de 2018 a julio de 2021. Si bien no estaba a cargo de la implementación de estos vehículos de micromovilidad, recuerda algunos de los problemas que enfrentaron.
A su criterio, una oferta como la de los monopatines electrónicos es atractiva si funciona con el mecanismo de dejar los vehículos en donde sea más cómodo para el usuario –como al terminar esa última milla y llegar al hogar– y en zonas donde no hay una mejor solución.
"A vos te interesaría que el servicio capaz que estuviera más en la periferia", dice a El Observador. Porque, por ejemplo, en la Avenida 18 de Julio "hay buenas condiciones para caminar" y, si no, "tenés un servicio recontra frecuente de transporte público".
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Ciclovía de 18 de Julio. Archivo
Foto: Leonardo Carreño.
Con la ciclovía en 18 de Julio y en la Rambla Sur existe una infraestructura que motiva el uso de bicicletas y monopatines. Para Márquez ese sería un sentido de turista o recreativo. "Pasear por la rambla es un plan precioso y puede tener sentido. Pero ese es un tipo de servicio que no tiene que ver con la movilidad cotidiana, la movilidad cotidiana es otra cosa", señala.
En cambio, sería diferente si en un lugar como el Intercambiador Belloni, donde se concentran muchas líneas de transporte, hubiese una estación para retirar bicicletas o monopatines. Así, una persona podría tomar uno de estos vehículos e ir hasta su casa.
Intercambiador Belloni
Foto: Intendencia de Montevideo
Pero ahí hay otro problema.
"Es costoso para la empresa porque vos dejaste la patineta en la puerta de tu casa y no necesariamente es donde las personas luego van a querer tomar esa patineta. Entonces hay todo un trabajo de logística de la empresa que tiene que permanentemente estar moviendo patinetas de un lado para el otro", señaló Márquez.
Además, este tipo de empresas suelen concentrarse "en el área central de la ciudad, porque por tema de seguridad no van a la periferia".
Con este mismo fin también se podrían utilizar bicicletas. "Tienen algunas ventajas como su mayor estabilidad y mayor seguridad en la propia circulación, que creo que las hacen más adecuadas, pero tampoco me negaría a las patinetas", sostiene Márquez.
Otro problema que se enfrenta en la periferia, aunque también sucede en otras zonas, es que se roben los vehículos.
"En Buenos Aires, la administración de (Horacio) Rodríguez Larreta, hace tres o cuatro años, armó un enorme sistema de bici compartida con la lógica de ir a la periferia. Descentralizaron el sistema y lo llevaron hacia las afueras en complemento con el transporte público. La realidad es que tuvieron unas tasas de vandalismo brutales", cuenta el exjerarca de la Intendencia de Montevideo.
Los planes de la intendencia
El sistema Movete que lanzó Ana Olivera solo tenía estaciones en el entorno de Ciudad Vieja. Como recuerda esta nota de El Observador, las personas debían darse de alta con la tarjeta STM –que los turistas tramitaban sin costo– para luego retirar la bicicleta de la estación.
La primera media hora era gratuita. Luego el costo iba subiendo a medida que pasaba el tiempo de uso. Una vez devuelto el vehículo, una pantalla en la estación decía lo que había que pagar.
El sistema de bicicletas Movete de la Intendencia de Montevideo
Foto: Leonardo Carreño
El sistema contaba con el apoyo del Ministerio de Turismo y tenía el patrocinio de Ancap impreso en los guardabarros.
Hubo una "explosión" de uso entre turistas, pero los montevideanos se mantuvieron "reticentes", dijo Olivera en 2015. El vandalismo fue también "un factor muy importante", dijo en 2017 el exdirector de Movilidad, Juan Vespa.
Ya en el gobierno departamental, Daniel Martínez quiso ampliar el sistema de Movete. La intención era pasar de ocho estaciones a al menos 60 y de 80 bicicletas a 600. Su administración aspiraba a un sistema sin estaciones. En 2019, la licitación se declaró desierta. Antes, ya se habían retirado las bicicletas disponibles. La empresa a cargo del sistema sacó las estaciones. No quedó nada.
La siguiente administración, liderada por Carolina Cosse, dijo que quería reactivar este sistema. En 2021, en el marco de la comparecencia de las autoridades de Movilidad por la Rendición de Cuentas ante la Junta Departamental, el edil nacionalista Javier Barros Bove consultó si estaba "previsto para el 2022 hacer el llamado a licitación para ese sistema público de bicicletas".
"Me alcanza con una respuesta muy concreta , simplemente, un sí o un no", preguntó el edil.
Pablo Inthamoussu, director de Movilidad, contestó: "Sí, está en los planes hacer una licitación para bicicletas públicas en Montevideo".
"Todavía no hay un proyecto"
Barros Bove dice a El Observador que fue un "error" de la intendencia haber sacado las bicicletas y "más un error prometiendo que lo iba a volver a poner"
"Ya vamos para el cuarto año y todavía no hay un proyecto, una licitación de ningún tipo", afirma.
"El Partido Nacional tiene una posición, lo hemos planteado en todas las rendiciones de cuentas cada vez que viene el Departamento de Movilidad, porque creemos que sobre todo las bicicletas, pero también los monopatines, son necesarios para el hecho del transporte multimodal y sobre todo para lo que se llama la última milla", explica el edil opositor.
Archivo: el sistema de bicicletas Movete de la Intendencia de Montevideo
Foto: Leonardo Carreño
Barros Bove plantea que haya estaciones de bicicletas en algunos lugares estratégicos, en función de las necesidades.
"Hoy con las Encuestas de Origen y Destino sabés aproximadamente dónde se baja la cantidad de gente y hacia dónde va". Por ejemplo, las estaciones podrían estar en la Terminal Río Branco, en la Plaza Matriz, en shoppings, etc.
Se trata de una propuesta que no busca dar un vehículo para que la persona llegue a su casa, ni a su trabajo, pero que se acerque. O también que aproveche para ir por la rambla, desde el Punta Carretas Shopping al Montevideo Shopping, por ejemplo.
Una posible alternativa
Aunque no refiere a tener vehículos para alquilar, el edil nacionalista tiene otra propuesta. Se trata de poner "bicicletarios" con seguridad "como en los shoppings para las motos". Quizás también cargadores para vehículos eléctricos como los monopatines.
Plantea ubicarlos en lugares como la Plaza Vidiella en Colón, la Terminal del Cerro o el Intercambiador Belloni.
"Vas ahí vas con tu bicicleta, la dejás, sabés que está cuidada, que no te la van a robar. Cuando volvés del laburo agarrás tu bicicleta y vas a tu casa", dice el edil blanco.
"Capaz que con la misma tarjeta del bondi vos pagás la hora o lo que te cobren por dejar la bicicleta ahí", añade. Sugiere que al principio podría ser gratis y después tener un precio.
Dice que esto podría motivar a que se extienda el uso de la bicicleta entre la población capitalina. Así, de lanzarse un sistema de alquiler, como el que supo haber en el entorno de Ciudad Vieja, su uso sería más común.
"Si no, no lo vas a lograr imponer y al final la bicicleta alquilada es básicamente para fines recreativos o turísticos".