Desde hace varios días, el abogado y exjuez Luis Delfino Vivo se encontraba desaparecido. La Policía, sin mayores elementos, buscaba dar con el paradero del hombre que vivía cerca de Ciudad de la Costa (Canelones).
En paralelo, esta semana las autoridades fueron alertadas por un auto incendiado hallado en la zona de Flor de Maroñas, precisamente sobre las calles Pantaleón Pérez y Emilio Ravignari.
La denuncia policial fue hecha por un vecino de la zona, quien declaró que se acercó al Volkswagen Gol para ver si encontraba algo de valor y al mirar con detenimiento observó que había un cráneo calcinado. Cuando efectivos de la Policía Científica llegaron, abrieron el baúl y lograron dar con el resto del cuerpo del hombre.
Al momento de la denuncia, el hecho fue investigado como muerte dudosa y todo parecía indicar que era otro homicidio en el marco del enfrentamiento entre organizaciones narco de Montevideo.
Los investigadores, como parte de un proceso de rutina, buscaron a través del número de chasis del auto quién era el propietario del vehículo. Al ver que apareció el nombre de Delfino y cruzar datos de que estaba desaparecido, decidieron encarar las indagatorias como las de un homicidio.
Delfino, padre de tres hijos y separado de su esposa, fue juez durante varios años de su carrera como abogado. Uno de sus últimos destinos fue Melo y luego pasó a Ciudad de la Costa, con el fin de acercarse a Montevideo dado que era el lugar donde había nacido. De hecho, se instaló y vivía hasta la actualidad en una casa cercana a Avenida de las Américas.
En octubre del año 2000, el exmagistrado fue cesado de su cargo de juez por falsificar un certificado. Los cinco ministros de la Suprema Corte de Justicia –Milton Cairoli, Gervasio Guillot, Roberto Parga, Juan Mairño y Raúl Alonso de Marco– entendieron que la falta cometida por Delfino no ameritaba que fuera investigada por la Justicia, aunque sí ratificaron su destitución del organismo.
En las idas y vueltas que tuvo el tema en su momento, la Suprema Corte de Justicia aseguró que el abogado había falsificado documentos con el fin de obtener más tiempo para emitir las sentencias de los casos que tenía bajo su órbita.
También se apuntó que tenía casos atrasados y que no lograba ponerse a tiro con las más de 10 sentencias pendientes, por lo que había buscado “ganar tiempo” a través de un documento que era “apócrifo”.
Por su parte, Delfino aseguraba que el tema se centraba en la falta de personal, lo que provocaba que tuviera que cubrir varias tareas que no eran propias de las de un magistrado.
Más allá del sumario y la decisión de la Suprema Corte de Justicia, Delfino mantuvo durante su pasaje por el organismo diferencias con algunos de los ministros, lo que llevaba a que no tuvieran un buen vínculo personal.
El abogado, en sus respuestas, aseguró que la falta de la que se lo acusó era parte de una necesidad que tenían varios de sus excolegas a lo largo de Uruguay pero que se hacía foco solo en él porque sus “enemistades” con uno de los ministros.
Su rol de abogado
En los últimos años, Delfino había visto resentida su actividad profesional como abogado y de hecho decidió delegar sus casos con el fin de salir a buscar nuevos clientes que le permitieran tener más ingresos. El abogado era hijo de Delfino Cazet, uno de los expertos en derecho bancario en Uruguay y fundador de un estudio de abogado, del que la víctima fue socio durante más de 15 años.
Hace menos de cinco años, cobró una herencia tras la muerte de su madre y logró adquirir un mayor equilibrio económico. Ese dinero lo invirtió con el fin de no perder liquidez, dijeron fuentes allegadas al exjuez que prefirieron no ser mencionadas en este momento. Estos movimientos de dinero forman parte de la investigación.
Por su parte, la Policía ahora busca dar con información sobre los últimos días de Delfino, con quién se relacionaba y si eso impulsó su asesinato. El cuerpo se periciará por técnicos del Instituto Técnico Forense para saber, entre otras cosas, hace cuánto se cometió el crimen.
A los investigadores les llama la atención la forma en que se dio la muerte y descartan que se haya tratado de un intento de rapiña. Reafirman la teoría del homicidio porque, luego del disparo, separaron el cráneo del cuerpo y lo escondieron en el baúl con el fin de que nadie notara a simple vista que había un cadáver calcinado.