"Ahora es momento de empuñar un hacha"

Por Margy Rochlin, The New York Times News Service

Cuando Will Ferrell estaba en sexto grado, medía alrededor de 1,80 metros de altura y lo aceptaba. "Nunca me sentí torpe o como si fuera una desventaja. Estaba orgulloso de ser alto", dijo Ferrell, quien creció en Irvine, California, donde jugaba béisbol, básquetbol y fútbol. "Te ven hacia arriba. Literalmente ves a la gente hacia abajo".

A lo largo de su carrera cinematográfica y televisiva, Ferrell ha usado su altura (ahora mide 1,90) y su condición atlética en su provecho, provocando risas como Buddy, el gigantesco ayudante de Santa, en Elf, el duende; el acicalado y amenazante locutor Ron Burgundy en El reportero; y el torpe padrastro que se enfrenta al musculoso Mark Wahlberg en Padres por desigual.

En The House, el Scott Johansen de Ferrell es un papá suburbano promedio, pero cuando él y su esposa Kate (Amy Poehler) descubren que no pueden pagar la cuota universitaria de su hijo, reúnen el dinero abriendo un casino al estilo de Las Vegas en la casa de un vecino.

"Es algo que va contra el buen juicio, pero es, de forma extraña, una de las cosas más grandiosas que jamás harán", dijo Ferrell. "Y tengo que empuñar un hacha", agregó.

En la vida real, Ferrell, de 49 años de edad, tiene voz suave. Es padre de Magnus, Mattias y Axel, quienes recientemente lo vieron filmar una escena con John Lithgow para la próxima película Padres por desigual 2. "No se me ocurrió decirles que interpretamos el tipo de padre e hijo que son tan cariñosos que no piensan dos veces besarse en los labios cuando se saludan", dijo Ferrell. "Pero los chicos se desternillaron de risa al verlo".

Usted ha protagonizado muchas comedias, ¿cuál es el tipo de pregunta que simplemente ya no puede responder en serio?

La pregunta que inevitablemente me hacen en torno a todas las comedias es: "¿Qué tanta improvisación hay en la película?". Y es realmente difícil no fastidiar a la gente. Les digo: "Oh, esta película es 14% improvisación". Y luego preguntan: "¡Oh! ¿Cómo lo sabe?", y les digo: "Tenemos un algoritmo" o "La pasamos por una computadora que la analiza".

¿Qué le gustó de interpretar a un buen tipo que se transforma en el rudo dueño de un casino?

Una cosa que pensé que era grandiosa fue interpretar a una pareja que está igualmente comprometida con el plan. Habitualmente en una película, uno de ellos está en el plan y el otro es como "¿Qué está ocurriendo?". Pero aquí ambos dicen: "Bueno, hagámoslo". Tienen que ser divertidos juntos.

Usted y Amy Poehler hacen lo que sea necesario para hacer reír.

¿La filmación de la escena donde estamos caminando borrachos hacia casa y ella orina en el patio del frente? Hubo toda esta conversación sobre "¿Cómo filmaremos esto?" y ser muy profesionales. Y Amy dice: "¡Solo me bajo los calzones!" y pensé: Oh, Dios mío. ¡Esto es grandioso!

¿Es cierto que Michelle Obama es fanática de usted y el sketch The Landlord de Adam McKay para Funny or Die?

Sí. Fuimos invitados a la Casa Blanca para una fiesta de Navidad que es solo para el Gabinete, el Poder Ejecutivo, sus cónyuges y familias. La invitación pedía primero que yo acudiera vestido como Buddy el Duende. Y les dije: "Mmm, bueno, no tengo el disfraz". Así que luego dijeron: "Venga y lea El Grinch". Lo cual fue interesante porque no había niños. Lo estoy leyendo a, digamos, el secretario de Defensa Robert Gates. Pero después nos sentamos a la mesa de la primera dama. Michelle Obama, que es una de las personas más amables, dijo: "Tengo que decirle, mi personal y yo vemos The Landlord todo el tiempo". Luego empezó a repetir las líneas, como "¡Dame mi dinero, zorra!". The Landlord ayudó a lanzar nuestro sitio e hizo caer todos nuestros servidores. Así que, ¿el hecho de que ella fuera fanática? Eso fue un gran elogio.

¿Alguna vez tuvo una reacción de George W. Bush por su siniestramente certera imitación de él?

Resultó que llamé a Jimmy Kimmel el día en que (el presidente George W. Bush) iba a estar ahí promoviendo su libro. Y Jimmy dijo: "Es tan divertido que llames. Viene 'W', y voy a preguntarle sobre cómo se sintió con tu imitación".

¿Cómo respondió?

Dijo: "Me encantó. Eso es parte de la actuación. Uno se puede divertir. Eso es la libertad de expresión". Y, en ese momento, realmente pareció el adulto en la habitación comparado con el tipo en el cargo. Comprendo el narcisismo porque siento que todos los presidentes tienen un elemento de eso, ya sea que lo oculten o no. ¿Pero la parte de la piel delgada? Eso es asombroso. Uno piensa: "¿En serio? ¿Simplemente no lo puedes aceptar?". Cuando Donald Trump decidió no participar en la cena de corresponsales, hubiera querido decirle: "¿Te das cuenta de que en esa cena tú también puedes burlarte de la gente? Ellos se burlan de ti, pero puedes responder". Pienso que le hiere tanto que incluso el atractivo de responder no es suficiente.