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¿Cómo incide el deterioro educativo en la caída del respaldo democrático?

Según Zuasnabar, "el sistema educativo es un gran factor democratizador".
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03 de septiembre de 2016 a las 05:00

¿Cómo se explica la "caída brusca" que señala el informe en el apoyo a la democracia en Uruguay de 8 puntos y con su su punto más bajo en 21 años de medición?

Hay una caída fuerte en la satisfacción con el funcionamiento de la democracia de 82% a 51% entre 2013 y 2016. Esto está explicado por la coyuntura económica.

La sensación que me da es que hay algunas cosas que en algún sentido parecían estar prendidas con alfileres y ante un cambio de contexto se descubre el velo y empezamos a ver estas tendencias más claras.

También hay expectativas más altas. Se mantenían niveles de satisfacción tan altos como los de la post crisis. Los públicos se han sofisticado. Los uruguayos esperan cosas distintas.

Pero la democracia no ha logrado resolver otro problema: la seguridad. La persistencia del tema incomoda. Por más que la visión se justa o injusta, la persistencia incomoda.

Además hay menor confianza en el liderazgo político. Las élites políticas se las percibe como a la búsqueda del beneficio propio.

Y no tiene que ver sólo con el gobierno. El gobierno se lleva la responsabilidad por ser gobierno. Pero esto se percibe sobre todo el elenco político. Como enredado en dinámicas de pasar facturas y de búsqueda cierto rédito electoral. La ciudadanía lo percibe como lejano a los problemas reales.

El tercer factor es más de largo plazo, por el deterioro del sistema educativo.

Los niveles de apoyo a la democracia son mayores a nivel educativo superior. El sistema educativo es un gran factor democratizador. Ese es un problema de mediano plazo.

En cuarto lugar, el deterioro en las confianza en las instituciones democráticas: Parlamento y partidos políticos.

¿Es correcta la interpretación de que la mayoría de los indicadores son malos para Uruguay?

Depende el espejo que mires. Cuando nos comparamos con América Latina tenemos un colchón importante. Vemos una imagen que es positiva. Cuando nos comparamos con nosotros mismos hay señales de deterioro, que no son todas nuevas, pero hay que prestarle atención.

¿En cuánto incide el "pesimismo" por la economía que tienen hoy los uruguayos?

La sensación que tengo es que el cambio en el clima económico, termina haciendo visible insatisfacciones que estaban latentes. Apenas cae la percepción económica, se manifiestan. No son el motivo único pero sí es el factor que decanta eso.

El electorado está en posición de pocas pulgas.

¿Cuáles pueden ser las razones de que los uruguayos pidan mano dura?

Nosotros venimos identificando la mayor orientación a valores de autoridad desde el 2006 con el Estudio de Valores. En contextos de satisfacción económica y cuando la inseguridad no era el principal problema, ya había indicios de que la sociedad uruguaya se movía a factores de mayor autoridad.

Lo que estamos evidenciando acá es un cambio de valores de largo plazo, profundo. Hay muchas interpretaciones. Hay quienes dicen que, las generaciones socializadas por contexto de libertad llegan a su adultez y demandan límites.

El aumento de la inseguridad, las pocas pulgas motivadas por la economía y la caída en la confianza de los políticos, también ayuda a eso.

Además, en la confianza hacia las instituciones, en quien más confían es en las Fuerzas Armadas. Estamos viendo ahora un cambio en la estructura. Es un cambio que fue gradual, pero ahora se ve porque el velo se corre, incidido por el cambio en el contexto económico.

El informe señala que en América Latina, con la caída en el respaldo a los gobiernos, "ningún mandatario latinoamericano cuenta hoy con capital político acumulado para gastar". ¿Eso se aplica para Uruguay?

Los gobiernos necesitan legitimidad. En el mundo del siglo XX, en una caricatura, los ciudadanos definían cambiar sus gobiernos cada cinco años. En el mundo del SXXI los procesos se aceleran. Las ciudadanías están empoderadas y hay gobiernos que pierden legitimidad y terminan siendo gobierno con severos problemas. Pierdan legitimidad o terminan con severos problemas o caen por distintas vías: algunas insólitas o por lo menos discutibles como estamos viendo en Brasil. O un proceso de empoderamiento y manifestación popular fuerte en Venezuela. En esta época y AL en particular, tenemos ciudadanos empoderados que ejercen su fuerza de manera importante. Un gobierno que cae en deslegitimidad fuerte, está en problema.

Pero no es el caso de Uruguay. Sí es cierto que hay una pérdida de capital político y que es más fácil implementar políticas con 60% de aprobación que con 40% Pero no son datos que lleven a concluir que el gobierno carezca de fuerza. Una aprobación del 40% es mayor a la de cualquier otro gobierno anterior.

Cuidado con pensar que la figura de Vázquez es una figura excesivamente desgastada. Pesa menos que antes, sí. Pero si miramos el elenco político uruguayo, Vázquez sigue siendo el líder más popular.

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