Martín Ligüera

Fútbol > ENTREVISTA, MARTÍN LIGÜERA

"Soy chapado a la antigua, hay que respetar a los mayores"

Los cambios del vestuario, sus ídolos y el pasaje de jugador a técnico
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22 de diciembre de 2017 a las 05:00
¿Cuántos años de fútbol?
Veinte años y medio como profesional. Estuve entrenando con Primera y jugando con la Tercera, pero desde los 16 años hasta ahora jugando a nivel profesional.

¿Y de aquellos años a este presente cambiaron mucho los vestuarios?
Y sí cambiaron porque obviamente hoy con el tema de los celulares los jugadores dialogan menos. De todos modos el jugador tiene la esencia, no se pierde, pero cambió la comunicación. Se habla menos que antes. Hay otras cosas para comunicarse, antes era lo que te decía uno u otro. Hoy en dos segundos tenés en cinco segundos lo que dicen 100 personas.

¿Puede ser consecuencia de que por estos tiempos en los planteles predomina más la gente joven?
Antes era más difícil encontrar juveniles y hoy la camada que va de los 21 hasta los 28 años no está. Ya hace unos años que pasa eso. Estamos constantemente vendiendo jugadores y esa edad es difícil encontrarla en un vestuario. Están cuando arrancan la carrera y sobre el final, cuando pegás la vuelta.

¿Cuándo usted llegó al camarín de Nacional con 16 años con quiénes se encontró?
Estaba Ruben Sosa, Carrasco, de los grandes estoy hablando. Pero mí ídolo siempre fue O' Neill. No tuve la posibilidad de jugar con él, pero futbolísticamente fue el que más me gustó. Cuando era más niño Francescoli. Pero apenas llegué a Nacional miraba a O' Neill.

¿Y pudo entrenar con él, compartir algún momento?
Charlas sí, pero entrenamientos no.

¿En la charla le dijo que era su referente?
Sí, sentí vergüenza. Esas cosas que me pasaban cuando era juvenil, por ejemplo me daba vergüenza entrar a las duchas.

¿Cómo?
Sí, yo con 16 años no entraba a bañarme hasta que no terminaran todos de ducharse. O lo mismo con el tema de la ropa. Yo no pedía la ropa hasta que no la pidieran todos. Detalles que no sé si están bien o mal, pero yo era así. Era más común verlo antes.

¿Y qué hacía para entrar a la ducha cuando estaban los mayores, se quedaba en la cancha haciendo tiempo?
No, me quedaba sentado en el vestuario esperando. Nunca me dijeron nada. No recuerdo que me hayan dicho algo. Y en vez de pedir la ropa primero, siempre iba último. Con esas actitudes al final terminás ganando.

¿Y le pasó vivir esos viejos códigos del utilero que de pronto le da una media rota para que pague derecho de piso?
Sí, obvio que me pasó pero en Nacional es difícil que encuentres ropa rota, es la verdad. Antes quedaba más marcado eso de esperar a que los más grandes tomaran la iniciativa.

¿Y hoy no pasa?
Pasa poco.

¿Qué enseñanza le quedó de aquellos vestuarios donde convivió con gente de peso?
Soy chapado a la antigua. No sé decir una cosa sola, pero sí respetar a los mayores. Primero hablan los grandes. Obvio que todos deben tener opinión pero primero los grandes deben llevar la batuta, los que se tienen que equivocar son los grandes. Si se equivoca un menor le puede provocar un problema mayor. A veces debés tomar responsabilidades en la cancha y de pronto no tenés la condición, por ejemplo rematar un penal. Hay momentos donde el grande debe tomar la responsabilidad. O ir a pelear un premio. O plantear algo al entrenador. No es lo mismo que venga un juvenil a que lo haga un mayor.

¿Y esas cosas las piensa transmitir en su nueva etapa como entrenador?
Hay cosas más grandes que sí me gustaría que se respetaran como que el jugador de trayectoria debe recibir respeto. A mí siempre me dijeron 'respetá a tus mayores'. Yo me crié así. A veces no siempre tienen la razón los mayores, pero por las vivencias de años tienen más conocimientos que nosotros y en el fútbol para con un jugador que tiene 100 partidos que otro.

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¿Qué le deja el final de la carrera? ¿Puede afirmar que se fue con todos los objetivos cumplidos o le quedó algo en el debe?
Es lo que me deja más tranquilo, que hice todo por hacer la mejor carrera posible. Puede haber un foquito que pude hacer alguna cosa más, pero en líneas generales yo cuando me acuesto a dormir lo hago satisfecho. No me gusta salirme de cuando todo era amateur. Mi sentimiento amateur era jugar en la selección y salir campeón con Nacional. Mi viejo era carpintero en Florida, fanático de Nacional, y yo entrar a la carpintería y verla llena de pósters del Nacional del 88 y su ídolo Hugo De León, son cosas que me quedan de chico. Esas imágenes que no te olvidás. Y tuve la suerte de salir más de una vez campeón con Nacional y jugar en la selección. Y luego, claro, uno le va a agregando cosas a la carrera, por ejemplo hubiese querido jugar más en Europa. Está bueno tener objetivos nuevos. Jugué en seis países distintos, pero la esencia eran esas dos cosas. Me siento realizado. Mi sueño de niño, de campito, lo cumplí. Vivir 20 años de mi pasión es impagable.

Usted trae a la memoria lo que dijo Godín que la principal felicidad se la da el reconocimiento de la gente, la foto, la firma de una camiseta a un niño.
Diego está en otro nivel, a mí lo que me pasó es que empezás amateur con toda la pasión, luego tenés una etapa de tu carrera que lo sentís 100% profesional y al final sentís otra vez el amateur. Volví a divertirme. Obviamente que está lo económico, pero como veía venir que se me terminaba la carrera disfrutaba mucho más el fútbol. Entre los 18 y los 28 años lo miraba más profesional, al final pensás: 'No me queda tanto y quiero disfrutar'. Hice un cambio. Me hizo un click la cabeza.

¿Le dolió que terminara como terminó. Porque usted hizo una gran primera parte del año y al final Nacional no pudo cristalizar?
Queda la amargura por el año de trabajo, por el grupo, me queda claro. Pero ahí lo pensás más individual. Si seguía jugando era otro el razonamiento, pero yo sentía que a mí no me empañaba. Entonces eso fue determinante para que yo de pronto no sintiera tanto el golpe. Obvio que queda algo amargo por el grupo, porque no se consiguió el objetivo. Yo hago una cuenta de toda mi carrera y me voy satisfecho.

¿Por qué la carta para despedirse?
Y por el reconocimiento que logré en Nacional en este último tiempo me parecía algo frío, y si bien dije que me quería ir como llegué, en silencio, creo que la gente merecía una despedida, por lo menos una carta y yo hacerle un cierre lindo.

¿Se la sugirieron o salió de usted la idea?
No, no, me salió a mí. No tiene misterios, fue lo más concreto y sentido que pude.

Usted en la nota habla de un detalle que fue reconocido y es dar paso a las nuevas generaciones.
Fue algo sin pensarlo y tuvo una gran repercusión, no solo en la gente de Nacional. Mucha gente me lo hizo saber por la calle. Pero lo que pasa es que yo trato, a veces le erro, pero trato de hacer lo que siento y a veces eso me juega una mala pasada. Pero no hay otra cosa, dije lo que sentía. Se lo dije a los dirigentes, que valoro el gesto que tuvieron de preguntarme por mi futuro, la carrera en Nacional, lo que había hecho. Es la justa, el físico no me daba, el nivel futbolístico mío no estaba acorde con lo que un 10 de Nacional requiere para estos momentos.

Es decir que puso en la balanza el peso de la historia del 10 de Nacional
Los números, la historia, cuentan. Un 10 de Nacional tenía que dar más cosas de lo que lo que yo le daba. Estar por estar, no.

¿Usted cuando eligió la 10 de Nacional le tomó el peso a la camiseta?
Sí, claro, pero no es que me pesó. Pasó por ser realista. Vos, como 10 de Nacional, tenés que darle soluciones al equipo. Claro que mirás quienes se la pusieron cuando te la dan, y tenés que estar a la altura. El 10 o el 9 viste cómo es... Tiene que rendir siempre.

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"Sé que voy a precisar apoyo"

¿Cuanto hace que decidió que quería ser entrenador?
Empezó en el 2014. Todo va mutando y a medida que iba finalizando mi carrera me iba dando cuenta que sí quería ser entrenador. Se juntaron muchas cosas, el regreso a Nacional, la propuesta de Alejandro Lembo en la comida de fin de año del club, que yo después, pensándolo bien, me estaba contradiciendo con lo que decía porque si iba a otro club iba a tapar juveniles. Luego confían al Cacique Medina en Primera y reafirma más mi intención de dejar e iniciar el camino de técnico. El Cacique fue compañero y será fundamental porque sé que voy a precisar apoyo. Tampoco me creo fenómeno dirigiendo, voy a precisar mucho apoyo. Sé que mi hermano hacía un año estaba en Nacional (trabajando como scouting). No agarró por agarrar. Me llevó 10 días tomar la decisión.

¿Usted se define de alguna manera como entrenador?
No, no, de ninguna manera. Aparte de todos he aprendido. Como me dijo Rosario (Martínez) tenés que agarrar lo que es bueno y lo que te parece malo dejalo. Yo voy a tener mi propia identidad.

Suele ser habitual que a los jugadores que estuvieron con Carrasco se los vincule con su estilo.
De Juan me queda mucho de las jugadas predeterminadas, de la intensidad de tres cuartos de cancha para adelante, de la importancia del enganche.

Por lo que dice tiene la intención de que en su equipo esté representada la figura del 10.
Es difícil, pero sí me gustaría, por lo menos contar con las características de ese jugador en el equipo. O de pronto volcado contra un costado o como media punta.

¿Y qué le quedó de Rosario Martínez que tiene un estilo distinto al de Carrasco?
La salida en velocidad, el armarse, la seriedad a la hora de trabajar, cosas que me acuerdo.

¿Se reunió con entrenadores para charlar?
Con Martín (Lasarte) me reuní. Fue con el único, fue hace poco. Y con alguno más me voy a reunir, con Rosario también hablé.

¿Qué les preguntó?
Cómo manejaron el pasaje de jugar a técnico es lo que pregunto, porque el resto es muy personal. Me gustaría saber cómo lo llevaron porque es difícil no verse jugador, porque por ahí querés que los jugadores hagan lo que vos hacías.

¿El fútbol es cosa de futbolistas como dice Tabárez?
Ah sí, yo creo que los que definen son ellos. Vos les das una orden, una forma, unos lineamientos pero el que define es el jugador, los protagonistas son ellos.

"Voy a ser el mismo, Martín Ligüera"

En los últimos días trascendieron sus gestos solidarios. ¿Son valores que va a trasmitir a los jóvenes?
En eso yo voy a seguir siendo el mismo. Y pese a que me gusta mantenerlo en privado, salió. Pero son mis valores. Creo mucho en el sentido de pertenencia. Tenés que encariñarte con el lugar donde estás, eso lo respeto mucho, vamos a apuntar a eso. Y la solidaridad es más un tema individual. Con hechos podés mostrar algo.

Cuando habla de sentido de pertenencia, ¿que implica eso?
La camiseta de Nacional en el piso no. Jamás. Me gusta que se cuiden los vestuarios, las concentraciones, porque vos estás mucho más ahí que en tu casa.

¿Ya tiene pensado lo qué va a decir el primer día que se junte ante el plantel de Tercera División?
No, no tengo pensado lo que voy a decir. Hay dos o tres cosas que sí, pero yo me voy a mostrar como soy. Siempre hice lo mismo, en el error o en el acierto voy a mostrarme como soy. No voy a preparar nada. Será lo que tenga que venir en ese momento

Se suele decir que en el trato con el jugador hay que decirle la verdad.
La verdad es un tema fundamental para el jugador, por más que duela. Ahora voy a dirigir jóvenes, capaz que se te calienta alguno o no entiende alguna medida, pero más adelante se dará cuenta por qué pasó.

¿Hay que tener una psicología especial para trabajar con los jóvenes?
Sí, por más que se les va a exigir y prepararlos lo más cercano a un jugador de Primera. Vamos a exigir y darle todas las herramientas para que estén capacitados para llegar a Primera. Pero al margen de todo yo voy a seguir siendo el mismo de siempre. Voy a ser Martín Ligüera.

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