Para una economía pequeña como la uruguaya y un mercado interno de poco más de 3 millones de consumidores, la competencia en muchos rubros suele ser bastante limitada, e incluso hay áreas donde el Estado tiene un peso innegable con monopolios en áreas como la telefonía fija e internet (Antel), la distribución de energía eléctrica (UTE), la comercialización de combustibles refinados (Ancap) o el suministro de agua corriente y saneamiento (OSE). Pero también en el sector privado -donde no hay restricciones legales-, en algunos casos hay agentes que tienen un poder oligopólico, como el mercado de la cerveza con Fábrica Nacionales de Cervezas (FNC) o el rubro de higiene personal y limpieza a manos de la multinacional Unilever.
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