Ana Alonso es veterinaria y con mucho orgullo destaca que lo que ha logrado –por ejemplo haber estudiado en la universidad y ser profesional– se lo debe en gran parte a una actividad que en los últimos tiempos ha estado bajo la lupa de muchos, la faena predial.
Tiene 26 años e integra una tercera generación de productores de escala familiar que se dedica a producir corderos y lechones, en un predio de solo cuatro hectáreas, en Progreso, Canelones.
Como lo hicieron sus abuelos y sus padres, está al frente de una explotación intensiva, teniendo en cuenta el tamaño del predio.
Lo que produce, como sucede en muchas partes del país y sobre todo en Canelones –departamento caracterizado por producciones granjeras chicas y variadas–, en parte lo comercializa a través de la cooperativa –Asociación Uruguaya de Productores de Cerdos (AUPC)–, en ferias ganaderas y en la tradicional zafra de fin de año, próximo a las fiestas.
“Nadie se hace rico con esto, el dinero que se obtiene sirve para ir pagando gastos que se tienen durante los inviernos, que son muy largos para productores como nosotros, se pagan cuentas como impuestos, también insumos, capaz un préstamo que hubo que sacar y en caso que quede algo siempre se reinvierte para poder seguir trabajando en esto”, detalló a El Observador.
Lo que ingresa por la venta de lechones o corderos a fin de año, definió, “es como un pequeño aguinaldo para el productor, una cajita de ahorros, un auxilio, es un ingreso extra que no te soluciona la vida, pero te da un oxígeno y te ayuda a no bajar los brazos”.
“Hay gente, por ejemplo, que tiene cinco gurises a cargo, yo pude ir a la universidad gracias a esto, lo que uno obtiene con la faena predial, siempre lo digo, no le inclina la balanza a nadie, ni al carnicero, ni al supermercado, pero para el productor chico es algo fundamental”.
Ana destacó que la ley que se aprobó recientemente, que habilita la faena predial y el traslado de la carne obtenida, sirve para dejarlos a resguardo de algunas dificultades que existían, “porque si nos paran podemos demostrar que faenamos en el predio esa carne, que no es producto de un abigeato, por ejemplo”.
Un cordero o un lechón que se faena en el predio y se entrega con unos 10 kilos permite que el productor obtenga unos $ 3.000, pero obviamente eso no queda en el 100% en el bolsillo, porque hay costos fijos de alimentación durante la gestación, lactancia y al destete de los lechones hasta llegar al peso de faena.
Un reciente análisis indicó que de esos $ 3.000 le quedan al productor solamente unos $ 500.
Insitió, además, que cuando hay ganancia siempre eso vuelve al predio, se reinvierte.
“En toda la cadena siempre el productor es el que menos obtiene, por eso el ideal que muchos señalan, que sería pasar por el frigorífico, nos deja en una situación de empate o de pérdida, porque solo por eso habría unos $ 1.000 de costo por animal”, reflexionó.
Más allá de costos, ingresos y márgenes, “en esto hay algo que es más importante, el orgullo que para nosotros significa seguir trabajando en lo que sabemos hacer, pero ahora con un respaldo”, dijo Ana, aludiendo a la ley que habilitó la actividad de faena predial.
El 22 de noviembre se aprobó el proyecto de ley propuesto por el diputado colorado Juan Carlos Moreno (de Ciudadanos, Paysandú) que habilita la faena predial y el traslado al exterior del predio de los productos obtenidos de ese proceso no industrial, algo que estaba prohibido.
Moreno destacó a El Observador que lograr eso “fue para nosotros el cumplir con la palabra empeñada, fue un orgullo y honor lograr este nuevo camino”.
“No nos bastaba con decretos reglamentarios, es una realidad que conocemos mucho y es a nivel país, con esta ley estamos dándole una herramienta a los más vulnerables del sector productivo”, agregó.
“De seguro habrá mucho por avanzar y, por qué no, a medida que se genere experiencia e historia en este marco legal se deberá mejorar en favor de la misma ley, pero con esta plataforma y fortaleciendo políticas públicas actuales de desarrollo rural de seguro se transformará en una gran política de Estado”, indicó.
Moreno aclaró que con la mencionada gestión legislativa “se apunta realmente a quienes quieren hacer las cosas bien, sin afectar en lo más mínimo a otras cadenas agroindustriales que hoy funcionan muy bien”.
“Siento una gran satisfacción por caminar en este sentido, por todas esas familias que dependen de esto para su continuidad en el campo y en el medio rural, lo vemos hasta cómo otra alternativa de poder hacer volver familias al campo y que desde allí se desarrollen”, resaltó.
El legislador afirmó, finalmente, que de este modo “se sigue construyendo nuestro pequeño país modelo”.
Ana Alonso compartió con El Observador un documento elaborado por ella, en el marco de la Mesa de Desarrollo Rural del Oeste de Canelones, que contiene un conjunto de consideraciones, entre ellas las siguientes:
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