Lo primero que hay que señalar al lector desprevenido es que el gigante asiático es el principal comprador mundial de la oleaginosa, que es un insumo vital para la alimentación animal. Con la soja, los chinos alimentan a cerdos y pollos para la producción de carne. Para el consumo humano, solo admiten la soja no transgénica que la producen.
China adquirió el año pasado el 84% de la soja exportada por Uruguay. Es el principal destino de la oleaginosa.
China, pues, le compra la soja a EEUU, Brasil y Argentina, que son los tres principales productores mundiales, en ese orden. En números redondos, EEUU supera los 100 millones de toneladas de producción, seguido de cerca por Brasil. Y está prevista una cosecha superior a 50 millones de toneladas para la actual zafra en Argentina.
Uruguay puede alcanzar en la recolección que está comenzando en estos días los 3,3 millones de toneladas, según estimaciones de Blasina y Asociados, lo que depararía la segunda mayor cosecha de la última década, solo inferior a los 3,5 millones de la zafra 2007.
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China adquirió el año pasado el 84% de la soja exportada por Uruguay. Es el principal destino de la oleaginosa. Pero desde el año 2011 viene señalando que llegan embarques a los puertos chinos con soja uruguaya que contiene malezas, la más difundida el sorgo de Alepo, como informó a El Observador el propio ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre. Y el director de los Servicios Agrícolas, Federico Montes, agregó que también han protestado los chinos por la aparición de granos coloreados (semillas inoculadas) mezclados con la soja.
Uruguay negocia, entonces, un nuevo protocolo fitosanitario con China, donde se incluyen 10 plagas cuarentenarias que nacen en el campo, se cosechan con la soja y deben ser eliminadas de los futuros embarques, so pena de ser detenidos, limpiados a costa del exportador o destruidos, según la gravedad del problema.
Una diferencia que remarcó el ministro fue que antes China resolvía este problema de forma unilateral
Aguerre comentó en la reciente Expoactiva Nacional que hay que enfrentar el problema porque de lo contrario China puede darse el lujo de prescindir de toda la soja uruguaya. Y explicó que el acuerdo firmado en octubre pasado es más beneficioso que el decreto que regía con anterioridad. Una diferencia que remarcó el ministro fue que antes China resolvía este problema de forma unilateral, en cambio ahora se abre un trabajo técnico entre ambos países para analizar los embarques que no cumplan las normas.
Del lado de los productores, acopiadores de granos y exportadores se habló de incertidumbre, mayores costos para la limpieza del grano en el campo, en el camión o en el silo, y una posible caída del precio como reaseguro por lo que pueda pasar.
Los productores con los que hemos hablado en estos días temen que el hilo se corte por lo más fino. La Asociación Agropecuaria de Dolores, en pleno corazón agrícola del país, ha divulgado un instructivo de cinco puntos para que los agricultores sepan cómo actuar. El propio Aguerre marcó una hoja de ruta en una larga reunión que mantuvo el martes 28 de marzo pasado con la cadena sojera. Habrá que poner a trabajar todo el ingenio posible para salvar el examen. Hay que tomar el desafío como una posibilidad de hacer posible un Uruguay productor de alimentos de calidad con inocuidad.Inicio de sesión
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