Amy Pope la elegida de Biden.

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Amy Pope, candidata a dirigir la OIM: políticas de Uruguay "pueden ser relevantes para otros países"

De vacaciones en Uruguay, la elegida por Joe Biden defiende las soluciones colaborativas y sostenibles para enfrentar la crisis migratoria
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10 de febrero de 2023 a las 05:03

En menos de lo que tarda un adulto en leer esta entrevista, si es que llega hasta el final, en el mundo habrán migrado a otro país unas 50 personas. Tras las restricciones fronterizas que impuso la pandemia, la humanidad atraviesa la mayor movilidad —forzada y voluntaria— desde que hay registros. Y ante tamaño desafío, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, apuesta a que Amy Pope dirija la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Por eso de vacaciones en Montevideo, Pope —doctorada en Jurisprudencia y a quien Biden definió como “una líder estratégica e inclusiva”— aprovecha para darse a conocer en su campaña para que la mayoría de los 175 Estados miembro —incluyendo Uruguay— la voten para el cargo el próximo 15 de mayo.

Uruguay sufre una de las mayores sequías en años. Turquía y Siria acaban de padecer terremotos que dejaron a miles sin hogar. Olas de calor en el último verano europeo, incendios en Chile, tormentas árticas en Búfalo, inundaciones en California… ¿estamos ante la antesala del desplazamiento humano masivo por desastres naturales?

Sin dudas. Hay 300 millones de personas que viven en comunidades que son vulnerables por factores ambientales y cuya situación se ve agravada por el cambio climático. Si no adoptamos medidas ya —y esa es parte de mis motivaciones para postularme a este cargo— es probable que aumente el número de desplazados.

Un país como Uruguay, lejano al terremoto de Turquía o del nivel de sequía de Somalia, ¿comprende que es parte de ese mundo de desplazamientos?

Uruguay, pese a su tamaño, es un jugador muy importante en el ámbito internacional. Muchas de sus políticas pueden ser relevantes para otros países. Por lo cual es relevante que, como país, esté en la discusión internacional sobre cómo abordar este tema. Más allá de los aspectos climáticos, Uruguay en los últimos años ha tenido un incremento en la inmigración de Venezuela y de Cuba, por lo cual está en una muy buena posición para poder ayudar a crear una respuesta más integral al problema de la migración. No hay un único actor que pueda abordar este asunto solo y separado, se requiere de crear en conjunto y hacer más robusto el sistema.

¿Imagina que ese trabajo colaborativo implique acabar con las visas que restringen ingresos a los países?

Realmente no. Más bien me refiero a que si consideramos que el cambio climático, por poner un ejemplo, buena parte de las afectaciones son predecibles. Hace poco visité Somalia que estaba atravesando su quinta temporada de sequías. Está claro que es un fenómeno que llegó para quedarse y se podría predecir el desplazamiento humano. La OIM y los Estados miembro deberían anticiparse a que ocurra el momento de mayor tensión.

Pero, ¿la política migratoria debería unificarse?

No va por ahí, sino en abordar en conjunto las necesidades de las comunidades. Los motivos que llevan a los desplazamientos de Honduras no son los mismos que llevan al movimiento de venezolanos o ucranianos. Entonces, insisto, el objetivo es identificar estos motivos locales para actuar en consecuencia y de manera anticipada. 

A Uruguay están retornando venezolanos o cubanos que quisieron migrar a Estados Unidos, pero desistieron ante la imposición del Título 42 (de restricción inmigratoria). ¿Hay una contradicción entre esa idea colaborativa y estas restricciones?

Respecto a la población venezolana viene ocurriendo un fenómeno interesante: Sudamérica es quien ha recibido la mayor cantidad de estos migrantes. No solo Colombia a donde llegaron más de un millón de venezolanos, sino a todos los países de la región. Estados Unidos está ahora recibiendo a parte de esos inmigrantes. Lo que estos inmigrantes encontraron en Uruguay y ahora Estados Unidos es el acceso a la salud, la educación y documentación. Sea cual sea el país, lo necesario es brindarles a los migrantes los servicios que necesitan. Estados Unidos está adoptando ahora un concepto que se llama “responsabilidad compartida”. Es de tal magnitud la oleada migratoria que es importante que las comunidades estén abiertas, den la bienvenida y que no se cargue en una sola comunidad el peso.

¿Es un riesgo que los países acepten abrirse a recibir inmigrantes pero solo seleccionándolos?

Siempre hay un riesgo en que se acepten inmigrantes solo seleccionados. La OIM tiene que ayudar a que el proceso sea sencillo y siguiendo una guía de buenas prácticas. Se puede estudiar hacia dónde están moviéndose las personas y en base a ello planificar la debida atención: clínicas de salud móviles…

Amy Pope en su visita a África.

La OIM tiene en su mandato el combate a la trata de personas. Uruguay es, desde hace años, país de origen, tránsito y destino de explotación sexual y laboral. ¿Por qué?

No tengo cifras específicas de Uruguay para mencionarte, pero sé que alguna de las políticas y de las prácticas adoptadas ha ayudado a contrarrestar el problema del tráfico y trata de personas. Esta problemática florece en aquellos países que usan leyes o políticas migratorias sumamente restrictivas. Los migrantes se sienten que no tienen otra salida y caen en la explotación. Uruguay viene demostrando una política de apertura y eso evita la trata.

¿Qué políticas piensa impulsar si llega al máximo cargo de la OIM?

Aumentar la representación de los Estados miembros. Porque para crear soluciones sostenibles, es relevante servir y representar a las personas de la mejor manera. Lo segundo es modernizar el trabajo institucional. La OIM recaba un volumen gigantesco de datos acerca del movimiento de personas, pero no siempre usamos esa información de manera proactiva (en lugar de reactiva). Usamos los datos para dar abrigos o ayuda cuando el problema ya sucedió. Pero casi no lo usamos en anticiparnos a lo que sabemos irá a ocurrir, cuáles serán las comunidades a priorizar. Por último, tiene que cambiar la perspectiva sobre la migración. Debemos apostar a que sea vista como una oportunidad y para ello trabajar más con el sector privado. La oferta y la demanda laboral deben poder encontrarse. Debemos promover la capacitación y adaptación de inmigrantes recientes a los puestos que demanda el trabajo de innovación.

La experiencia internacional demuestra que la promoción inmigratoria con el sector privado a veces recae en condiciones indignas de trabajo para los recién llegados, ¿cómo se previene eso?

La OIM puede jugar un rol en identificar dónde están las personas necesitadas de migrar y que sería útiles para aquellos países que lo estén demandando. ¿Cuáles son los vacíos que tiene Uruguay? ¿La agricultura, los servicios, la tecnología de la información? Busquemos dónde están esos perfiles. Eso tendrá cada vez más cabida en sociedades cada vez más envejecidas y con menos población en edad de trabajar. Pero, a la vez, hay que fomentar la formación para que el inmigrante pueda alcanzar mejores posibilidades. Eso, y la firma de acuerdos, dan respaldo para proteger a los trabajadores para que no caigan en situaciones irregulares. Dicho de otra manera, garantizar que los países adopten las políticas necesarias de cumplimiento de derechos laborales.

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