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Andrea Roth: el "norte" para seguir avanzando: establecer objetivos, persistir y apostar a más

La primera mujer que preside la Unión de Exportadores y directora de Laboratorios Apiter considera que hubo muchos avances en la inserción de la mujer en ámbitos de poder
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08 de marzo de 2019 a las 05:00

"Dicen que en este país hay plata para los que quieren hacer, ¿dónde está? Tenemos un excelente proyecto y necesitamos fondos". Ese fue el planteo con el que se sentó Andrea Roth (48) a Teresa Aishemberg, gerenta de la Unión de Exportadores de Uruguay (UEU), según relata el libro Ganadas y Perdidas del comunicador Alexis Jano Ros.

A esa primera reunión en la gremial, hace diez años, llegó con un objetivo claro: que su empresa diera el paso hacia la exportación, porque estaba convencida que podía lograrlo. "Lo importante es tener claro el norte, así no te pones objetivos para el sur, para ir hacia atrás", dice Roth (48) mientras dibuja de forma imaginaria una flecha apuntando, justamente, hacia el norte, en la mesa de su escritorio en la UEU que preside desde setiembre del año pasado.

Roth trabaja desde que era adolescente en la empresa familiar que ahora dirige junto a su hermana Laura, Laboratorios Apiter. La compañía nació en 1978 en la planta baja de su casa. Sus padres, oriundos del departamento de Colonia, llegaron a estudiar a Montevideo y nació el proyecto, que su madre desarrolló con una socia. Luego de varias investigaciones, lograron darle un valor agregado a un derivado de la colmena: el propóleo, con productos para la salud humana y animal. En 1984 su filial en Argentina, Quemidur, comenzó a trabajar para ese mercado.

Con mi hermana nos planteamos si jugar en las grandes ligas o hacer la plancha y que la empresa, con el tiempo, dejara de existir", recuerda.

Cuando terminó el liceo, Andrea Roth se anotó en la Facultad de Ingeniería "por descarte", porque en ese momento no había tantas opciones para estudiar. Pero lo que realmente le gustaba era lo comercial, los mercados, las empresas y las estrategias, por lo que se decidió a estudiar Dirección de Empresas.

Dividía su tiempo entre Apiter y otras empresas hasta el año 2001, cuando nació la primera de sus dos hijas y decidió volcarse 100% al negocio familiar.

Cuando las hermanas Roth se hicieron cargo de la compañía atravesaron momentos muy duros. En 2006 fue clausurada en una medida que las empresarias consideraron injusta, pero juntas redoblaron la apuesta: construir una planta industrial farmacéutica para apostar a la exportación. "Hubo momentos difíciles, de tomar decisiones significativas y ver si se podía continuar o había que tomar otros rumbos. Con mi hermana nos planteamos si jugar en las grandes ligas o hacer la plancha y que la empresa, con el tiempo, dejara de existir", recuerda.

La clave para superar ese y otros obstáculos a nivel empresarial es trazar objetivos. "Tener un norte", esa frase que la guía es la responsable de su persistencia, de no bajar los brazos en los momentos duros y que repite en varias ocasiones para referirse a Apiter y a la UEU.

"Creo que me caracterizo por ser muy perseverante, ponerme objetivos vinculados a un sueño y plantear desafíos en ese sentido", comentó. "Nos tenemos que plantear en dónde queremos estar con el Uruguay exportador de acá a diez años".

A fines del año pasado, por iniciativa de Roth se analizaron las principales problemáticas de los socios de la UEU para intervenir e ir más allá, del discurso a la acción. "Todos hablamos y sabemos los puntos que debemos atacar: bajar costos, mejorar la eficiencia del Estado, la infraestructura, la educación. Son grandes titulares que todos mencionamos. Estamos convencidos que tenemos que lograr una muy buena articulación y conjunción de voluntades para generar cambios", dijo.

"Lo importante es tener claro el norte, así no te pones objetivos para el sur, para ir hacia atrás", dice Roth (48) mientras dibuja de forma imaginaria una flecha apuntando, justamente, hacia el norte, en la mesa de su escritorio en la UEU que preside desde setiembre del año pasado.

Luego del análisis, se conformaron tres grupos de trabajo: uno de logística y conectividad del país, otro sobre los costos de producción y un tercero referido a los acuerdos comerciales.

Aunque hace solo cinco meses que está al frente de esta gremial, el balance de Roth es positivo. "Estoy conforme porque creo que logramos una participación activa y muy comprometida de los exportadores", afirma.

Tocar la puerta 

Hace diez años se dirigió a la UEU en busca de apoyo para la construcción de la planta farmacéutica, que se inauguró el año pasado. "Las vamos a ayudar", respondió Aishemberg, y así fue su ingresó como socia, y al tiempo comenzó a participar en la comisión directiva para "transmitirle a otras empresas lo que la UEU hizo con Apiter". 

Aishemberg vio su crecimiento personal y empresarial, acompañándola en ese proceso. La define como "una persona con mucha energía positiva, emprendedora por naturaleza, con valores familiares y humanos y una clara visión que marcan sus objetivos para lograr resultados concretos". 

Roth entiende que en el país hay herramientas y programas para la ejecución de proyectos y para facilitar inversiones, pero para las pymes "hay una dificultad muy importante en la supervivencia. Está bueno poder aplicar soluciones, terminar poniendo el vagón en el riel para superar dificultades".

La construcción de la planta llevó diez años. "Es ilógico, no se puede pensar que haya llevado tanto tiempo", dice. "Hubo varios frentes duros, que si hubiéramos aceptados los no ilógicos que nos dieron, no la hacíamos. Y era viable, estábamos convencidas".

Roth también es consejera de emprendedores en Endeavor. Uno de los primeros puntos en los que se fija cuando conoce un proyecto es en la pasión que le están poniendo quienes lo ejecutan. "Qué tanta convicción tienen, la pasión, y la perseverancia son fundamentales".

"Creo que se ha avanzado mucho, pero que hay limitantes en las que hay que seguir trabajando desde la infancia, para que todos puedan tener las mismas posibilidades de estudiar, postularse a un puesto de trabajo, seguir profesionalizándose"

Mujer y empresaria

Con 20 años, Roth daba clases en la facultad y la mayoría de sus alumnos eran hombres. Recuerda sus rostros y lo que le transmitían sin palabras. "Veías en la cara que decían ´qué estoy haciendo yo acá´ y ´qué me puede enseñar una mujer de 20 años´", narró.

No fue la única situación de este estilo que le tocó vivir; hubo otra más agresiva. Mientras trabajaba en una investigadora de mercado, viajó a Paraguay a realizar una presentación ante la prensa. "Fui muy cuestionada por ser mujer. Me preguntaron por qué una mujer presentaba el trabajo, si no había otro director", recordó. Les dijo que se quedaran tranquilos, "que lo que iba a decir otro director era lo mismo, porque habían trabajado juntos", y los hechos la respaldaron, porque la siguieron invitando a ese país y destacaron sus presentaciones en reiteradas ocasiones, dijo con una sonrisa triunfante.

"Estoy desde los 17 años en un mundo en que hubo muchos momentos difíciles. Creo que se ha avanzado mucho, pero que hay limitantes en las que hay que seguir trabajando desde la infancia, para que todos puedan tener las mismas posibilidades de estudiar, postularse a un puesto de trabajo, seguir profesionalizándose", opinó.

No quiere encasillarse y llamarse feminista, pero asegura que defiende la igualdad de derechos, y se considera activa en este sentido en los ámbitos por los que transita.

La UEU se creó hace 51 años, y es la primera vez que su presidencia la ocupa una mujer. Para Roth, se debe a que hay más mujeres participando en las direcciones de empresas socias de la gremial, y por eso hay más posibilidades de que estén en el directorio.

"Es parte de que cada vez más la mujer se está insertando en ámbitos de poder, podemos tener espacios de trabajo y de toma de decisiones. Se ha evolucionado mucho, pero queda mucho por hacer", concluyó.

Disfrutar de los momentos
En Ganadas y Perdidas, Roth relató la coincidencia de los momentos más duros de la empresa con el rol de madre y padre que tuvo que ejercer durante cuatro años, disfrutando de los momentos simples. "Siempre traté de dar calidad y ejemplo, hay momentos que jamás me perdí. Una reunión de padres, llevarlos todas las mañanas al colegio. Me encantaba preparar sus viandas todas las noches, planchar las túnicas, los uniformes, coser los nombres en cada prenda. Disfrutaba de cada cuaderno, cada carta y cada obra de arte que traían a casa; aún tengo casi todo guardado... Algún día lo disfrutaremos juntos. Me acostaba, como temprano, a la una de la mañana, pero sintiendo una profunda satisfacción que valía el cansancio, esa magia que genera el amor".

 

Esta historia forma parte de una serie de reportajes publicados en el Día de la Mujer.

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