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8 de febrero 2013 - 17:44hs

El informe, que posiblemente fomente un acalorado debate sobre los niveles permitidos del dióxido de carbono, halló que los vehículos son bastante más contaminantes y menos eficientes con el combustible de lo que sus fabricantes dicen.

Las simulaciones empleadas para probar los nuevos autos nunca han reflejado a la perfección las emisiones actuales. Sin embargo, un análisis encargado por la Comisión y realizado por tres firmas consultoras halló que las "flexibilidades" perjudicaban al consumidor, beneficiaban a los fabricantes y ponían en peligro los objetivos de la Unión Europea.

Pruebas técnicas como usar neumáticos con una tracción extra o conducir sobre una superficie lisa poco realista podrían representar aproximadamente un tercio de la caída registrada en emisiones de dióxido de carbono (CO2) en toda la Unión Europea entre 2002 y 2010, dijo.

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"Francamente, la gente debería estar absolutamente indignada. Esto es quitarle dinero al consumidor de su bolsillo. La industria le da cien vueltas a este procedimiento", dijo una fuente de la UE a Reuters bajo condición de anonimato.

Desinformación al consumidor

Las emisiones de dióxido de carbono fueron de 167,2 gramos por kilómetro (g/km) en el 2002 y de 140,4 g/km en el 2010, según cifras del informe, lo que da una reducción media total en todos los coches nuevos de la UE de 26,8 g/km. El estudio atribuyó 9,1 g/km, o aproximadamente un tercio de esa reducción, a la forma en que estaban realizadas las pruebas, en lugar de a la mejora tecnológica.

"Esto significa que los vehículos no dan al usuario final las prometidas reducciones de costo de combustible, llevando a desinformación al consumidor", señala el informe llevado a cabo por la Organización Holandesa para la Investigación Científica Aplicada (TNO, por sus siglas en inglés), la empresa con sede en Reino Unido AEA Ricardo, y la consultora IHS Global Insight de Estados Unidos.

Con este proceso ampliamente usado, las flexibilidades podrían ser explotadas en un momento en el que continúa el debate en Bruselas sobre la aplicación del objetivo de 2020 para reducir la media de emisiones en toda la flota de la UE a 95 g/km.

Además del objetivo para 2020, la Comisión está revisando la legislación de las pruebas, pero no se espera que acabe con todas las vulnerabilidades. En todo el mundo, las Naciones Unidas están trabajando en nuevos patrones.

La Comisión dijo que las nuevas pruebas a partir de 2016 deberían "mitigar" el efecto de estas flexibilidades entre la diferencia entre emisiones verdaderas y regulatorias, aunque "algo de tolerancia es necesaria por razones prácticas".

La organización europea de consumidores BEUC calculó que esa flexibilidad significaba que los consumidores pagaban hasta 135 euros más en combustible, basándose en los precios de carburante de hoy y sobre 14.000 km de conducción en un coche adquirido en 2010.

(Reuters)

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