Bajada tricolor

La derrota clásica desnudó el momento que pasa Nacional en el Clausura, con magros rendimientos en su juego, con un equipo que parece no tener una reacción para salir de ese pozo y que además cuenta con un plantel que ha quedado desbalanceado tras un período de pases en el que se fueron más futbolistas de los que llegaron.

Los tricolores salieron ayer a imponer su planteo en el Estadio Centenario, con un arranque interesante, con tres ataques por la zona izquierda que ilusionaron a los hinchas con la posibilidad de que la apertura del marcador fuera de su equipo.

Pero no fue así. Si bien por las bandas generó peligro, le faltó presencia en el área para cerrar esas situaciones. La delantera tricolor estuvo integrada por Rodrigo Aguirre y Sebastián Fernández, con Tabaré Viudez replegado unos metros más atrás, y los tres con total libertad para llegar por distintos lugares.

Luego, a los 32', con el juego ya bastante entreverado, Nacional sufrió la expulsión de Diego Polenta, su capitán y referente, quien hasta ese momento venía teniendo una correcta actuación, con buenos quites, recuperaciones y salidas desde el fondo.

Y su roja comenzó a mostrar lo ajustado que está el plantel albo. Por él entró Alexis Rolín, el único zaguero que estaba en el banco y el único de renombre en el plantel, además de Rogel y Polenta, si bien aún no está en su mejor rendimiento y habitualmente es uno de los suplentes.

Antes del clásico la zona de volantes ya había dejado en evidencia que en ese sector tampoco hay muchas opciones. Diego Arismendi estuvo en duda toda la semana y finalmente no se recuperó a tiempo, por lo que en su puesto jugó Gonzalo Porras, el único mediocampista disponible en un equipo que ayer, salvo por Matías Zunino –quien es lateral natural pero podría dar una mano en el centro de la cancha–, no tuvo mediocampistas defensivos en el banco de suplentes.

Luego, en el final, cuando el partido ya estaba 1-0 abajo para los albos, Martín Lasarte debe haber tenido que pensar bastante el último cambio que le quedaba por hacer. Del medio no podía sacar a nadie porque se quedaba sin piernas. Con el ingreso de Gonzalo Bueno ya había pasado a Tabaré Viudez casi que a la zona de volantes por la izquierda; si ponía a Martín Ligüera para intentar buenas habilitaciones, iba a perder marca; y finalmente colocó a Hugo Silveira y sacó a Alfonso Espino, jugado al todo o nada.

Además de eso, Nacional parece estar pagando caro la doble actividad con la Copa Libertadores, por lo que prácticamente no tuvo receso tras el Intermedio.

Ayer, el equipo de Martín Lasarte arrancó con todo a nivel físico, con un gran desgaste de sus delanteros en la presión alta, pero se fue quedando sin oxígeno.

En tanto, en el segundo tiempo, todo fue en base a impulsos individuales, principalmente en los pies de Viudez, quien armó una jugada para Rodrigo Aguirre y tuvo una situación personal que finalizó con un remate en el palo.

En contrapartida, su rival de este domingo, Peñarol, llegó a esta partido en un momento totalmente opuesto: con la pausa entre el Intermedio y el Clausura, con un plantel reforzado y varias opciones por línea y, si bien el partido tuvo incidencias que pudieron cambiar de rumbo el resultado final, los carboneros terminaron quedándose con la victoria.

Luego del magro triunfo ante Plaza Colonia, el cuerpo técnico y los jugadores tuvieron una charla de autocrítica para intentar cambiar la pisada y levantar el espíritu. Pero parece no haber dado resultado: tras ese encuentro perdieron ante River Plate y ayer frente a los aurinegros, en un momento de bajada con el que se alejan de los puestos de vanguardia.

Lasarte reconoció que quedan 10 fechas y cree que su equipo aún pueda cambiar la pisada. Para eso, debe volver a la victoria cuanto antes, recuperar la confianza y esperar que caigan los líderes.