Biden anuncia medidas migratorias que impiden el cruce a pie por la frontera sur de los Estados Unidos sin un permiso previo

Si bien el encuentro tiene un temario extenso, el tema principal es la migración por la frontera sur de los Estados Unidos y que ya fue virtualmente acordada entre las autoridades de ese país y de México, con el aval de Canadá, un país que, al estar lejos de los migrantes que llegan al norte mexicano, tiene un interés menor en el asunto.

Antes de llegar a Ciudad de México, Biden hizo una escala de apenas cuatro horas en El Paso, una ciudad del Estado de Texas, donde la migración es clave. Junto a las autoridades de Texas y funcionarios de Washington, entre ellos Anthony Blinken–actual secretario de Estado con una trayectoria importante durante los dos mandatos de Barack Obama–, el presidente estadounidense dio prácticamente el manual de lo que podrán y lo que no podrán hacer quienes aspiren a vivir un tiempo en ese país.

Para tener dimensión de la importancia del tema migratorio, las autoridades de los Estados Unidos registraron casi dos millones de “contactos” en la extensa frontera de 3.000 kilómetros que tiene con México. Se trata de contactos y no personas, porque muchas de ellas intentan varias veces y por distintos puestos fronterizos cruzar la frontera. La cifra, que creció exponencialmente, mide de setiembre de 2021 a setiembre de 2022, fechas del año fiscal en los Estados Unidos.

El fin de la pandemia y las malas condiciones de vida en países del sur y el centro de América convergieron para el crecimiento de los viajes en camiones y a pie que miles y miles de personas hacen para intentar una vida mejor.

Si bien los demócratas tratan de mostrar cierta comprensión del fenómeno social de la región, los anuncios de Biden resultan, por lo menos, insuficientes. El primero es que no se recibirán solicitantes físicos en la frontera. Nadie que llegue sin un trámite previo tendrá siquiera la chance de ser recibido por un funcionario de Migraciones.

El presidente mismo dio la hoja de ruta: es preciso ingresar desde un soporte informático desde el país de origen del aplicante a la página de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, por sus siglas en inglés). Allí deben poner sus datos y los de su familia –si quieren ir acompañados– y aclarar quién es su “patrocinante”, que puede ser alguien que lo contrate o un familiar. Luego, esperar la respuesta por vía virtual.

El Título 42, una argucia de Donald Trump, permitía echar a quienes entraban ilegalmente o pretendían ingresar sin evadir autoridades. Ese Título 42 era una vieja norma emitida para evitar contagios de enfermedades epidémicas. En la actualidad, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, extendió el plazo para definirse sobre su legitimidad en estos momentos, pero los anuncios de Biden prácticamente le quitan vigencia al debate.

No se trata del muro de Trump sino de un cierre de fronteras. Washington, antes del anuncio de Biden, tomó los recaudos de que México será su principal socio y, en consecuencia, quien deberá frenar a quienes llegan por el sur, tanto de Honduras, El Salvador, Venezuela y Guatemala, principalmente.

AMLO y Biden, de buena relación diplomática y con coincidencias en cuanto a la necesidad de procesos democráticos en el continente, se ponen rígidos con los migrantes. Una cosa es repudiar el intento de desestabilización de Lula en Brasil y otra es ocuparse de cientos de miles de personas que deambulan sin futuro.

Washington ya puso un cupo para los venezolanos. Sólo podrán entrar 30.000 por año y con el método indicado. Los aspirantes, desde ya, son muchísimos más. Ese mismo número será el que rija para cubanos o haitianos que lleguen por barcazas o incluso por avión. Para los mexicanos que aspiran a vivir en suelo estadounidense los trámites son más sencillos por la historia de ambos países.

Hay millones de mexicanos en los Estados Unidos, afincados, que trabajan y envían dinero a sus familias por una cifra anual de alrededor de US$ 50.000 millones, claves para las familias, clave también para las arcas del Banco Central de México. La gran pregunta es cómo harán las autoridades de ese país para controlar el flujo de personas en su frontera sur, cómo lo harán con quienes estén transitando el extenso territorio mexicano y cómo harán para devolver a sus países de origen a personas que, en muchos casos, podrían pedir condiciones de refugiados en las Naciones Unidas.

“Esto es un experimento”, dijo a la CNN un alto funcionario de la Casa Blanca que no reveló su identidad. “Siempre estamos en competencia con los contrabandistas, por lo que creemos que tener plataformas virtuales fáciles de usar y de fácil acceso es realmente importante, pero también servirán los centros a los que la gente puede ir en sus países y obtener información precisa e incluso ser referidos en función de las admisiones y entrevistas”, agregó el funcionario.

El coordinador del Consejo de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas, John Kirby, dijo este lunes que la migración será“un tema principal de discusión” durante la cumbre.