Habla rápido. Muy rápido. Responde en pocas palabras y evita las largas explicaciones. Deja la sensación de vivir a mil revoluciones, casi como el camino que recorrió en su vida porque es profe de educación física, entrenador de fútbol, abogado y escribano, un nivel de formación académico que no es común. Jugó en juveniles de Nacional. Dirigió a las juveniles de Peñarol. Cuando le preguntan si es hincha de Nacional o de Peñarol, responde con un tajante: “De Alejandro”, y luego completa la idea: “Soy hincha mío”. Vive el fútbol desde un lugar al que pocos pueden acceder en el mundo profesional uruguayo, donde el resultado es todo. Y no vive del fútbol. Nunca tuvo necesidad de hacerlo, y eso le da otro lugar en la vorágine del profesionalismo. Sueña con dirigir a Nacional o a Peñarol, y espera ver a un equipo uruguayo campeón de la Libertadores. Dice que puede resistir un archivo y ante la consulta de cómo es posible en el mundo actual de las redes sociales, responde: “Porque siempre digo la verdad”.