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China y Rusia buscan consolidar bloques alternativos a la OTAN

El reciente pedido de ampliación de la OTAN y el endurecimiento de los países del G7 tienen como respuesta la búsqueda de nuevos socios por parte de Moscú y Beijing
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04 de julio de 2022 a las 10:49

La reacción de Rusia y China frente al pedido de Suecia y Finlandia de incorporase a la OTAN así como el aumento de tropas de la alianza atlántica y el endurecimiento verbal de los líderes del G7 no se ha hecho esperar. Dos bloques económicos orientados por Moscú y Beijing están buscando ampliar su influencia con la incorporación de nuevos participantes, incluyendo Irán y Arabia Saudita, dos rivales con influencia en Medio Oriente que podrían apuntalar un nuevo frente con decisiva participación en la escena geopolítica global.

Los bloques mencionados son Shangai Cooperation Organization (SCO) y el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El SCO fue conformado en 2001 como una alianza de cooperación económica, política y militar entre China, Rusia, Kazakhstan, Kyrgystan, sumándose India y Pakistán en 2017. Por su parte, el BRICS, que comprende solamente cooperación económica surgió en 2009, en 2011 se unió Sudáfrica.

Según expresó a Newsweek Matthew Neapole, un experto en política internacional, el BRICS y el SCO comparten una importante cuestión ideológica: están focalizados en la multipolaridad.

Para Neapole, ambos bloques actúan como fuerzas multiplicadoras de la tendencia hacia la multipolaridad y posibilitando, teóricamente, concretar lazos económicos así como avanzar en resquicios que las instituciones estadounidenses no están ocupando por las sanciones, especialmente las establecidas contra Rusia.

Irán, que es un miembro observador en SCO, inició su solicitud formal de ingreso como miembro pleno en la última cumbre de setiembre de 2021 y el 1° de julio de este 2022 el primer ministro de Irán también solicitó su ingreso al BRICS. Arabia Saudita estaría considerando también su ingreso, junto con Egipto, Indonesia, Kazakhstan, Nigeria, Senegal, Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos, por invitación expresa de China para discutir un BRICS+ o BRICS ampliado.

De los países nombrados, Argentina ya ha solicitado su ingreso, sumándose al potencial crecimiento de una alianza de países que pueden llegar a jugar un rol importante en las relaciones económicas internacionales. El crecimiento paralelo del SOC daría a Moscú y Beijing la posibilidad de avanzar en los contrapesos y equilibrios que les permitan a los países miembros de ambos grupos sustraerse al eje de Washington con la Unión Europea y sus aliados como Japón y Canadá entre otros.

Para Arabia Saudita, sería una oportunidad de jugar un mayor rol en un nuevo orden económico, tal como ya había sido imaginado en los planes del príncipe reinante Mohammed bin Salman. El plan es diversificar su economía, hasta ahora dependiente del petróleo, para buscar una inserción más abierta en la comunidad internacional.

La visita de Joe Biden a Arabia Saudita -considerado hasta ahora como “paria” por Estados Unidos- y sus vínculos sólidos con Rusia y China, junto con su eventual adhesión al BRICS, demostraría el compromiso de ese reino rico en reservas petroleras con una visión multipolar hacia otros poderes y su esfuerzo para consolidar vínculos económicos independientes de la tutela norteamericana.

Irán es otro de los países interesados en contrarrestar las presiones económicas y las sanciones de Estados Unidos que el expresidente Donald Trump reinstaló en su momento y que afectaron gravemente las relaciones económicas iraníes con el resto del mundo.

Si bien Biden se ha mostrado dispuesto a negociar un retorno de Irán a las condiciones de los acuerdos de distensión pactados en la era de Barack Obama, las conversaciones están un impasse sin expectativas de éxito. Washington sigue viendo con mucha distancia a Teherán.

El posible fracaso de las negociaciones ha convencido aún más a Teherán de mirar hacia nuevos horizontes de alianzas y acercarse a nuevos socios estratégicos como los conformados en torno a Beijing y Moscú.

Si bien los países miembros del BRICS y del SOC buscan contrabalancear la influencia de Estados Unidos en el escenario mundial, esto no quiere decir que ambos bloques constituyan por sí mismos una alianza anti-Occidente. Su emergencia como alternativa al poderoso bloque G7 no fue concebida como una alianza militar sino política y económica.

El BRICS y el SOC han sido exitosos en incluir en su seno a países con historias de conflictos mutuos, como es el caso de China con India o el de Irán con Arabia Saudita. Además, la obtención de consensos les permite mantener cierta unidad sobre la base de desarrollar cooperación.

El éxito en la acción de ambos bloques les permitiría jugar un rol decisivo, en la medida que China puso en marcha la iniciativa de la Ruta y la Seda que tiene adherentes en naciones de todos los continentes para tratos comerciales y porque Rusia, por su lado, tiene un poderío inmenso en materia de gas y petróleo.

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