A casi un año del primer caso de coronavirus en China, la situación sanitaria parece estar controlada. Luego de que el miedo y el desconocimiento invadieran las calles de Wuhan, ciudad que se había convertido en el epicentro de la epidemia de coronavirus, la tranquilidad parece haberse trasladado a casi todo el país asiático.
Pese a tener una población de 1.139 millones de habitantes, China registra un número de casos activos menor al de Uruguay —556 contra 629 hasta este jueves, según el reporte del Sistema Nacional de Emergencias— y algunos de sus habitantes sostienen que el éxito en el control se debe al mantenimiento de un régimen autoritario.
“En la epidemia, China lo hizo mejor que las democracias de Occidente porque allí hay distintos partidos que compiten por el poder”, explicaron a ABC dos estudiantes de Juventudes Comunistas que participaban de una excursión en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong. “Si hubiera más de un partido en China, el país se rompería”, coincidieron.
Aunque hay un dilema vinculado a la credibilidad de los jerarcas por ocultar información sobre los primeros casos detectados en China, desde el gobierno sostienen que ni en Wuhan ni en casi ninguna ciudad se presentan contagios locales desde hace meses. Algunos ciudadanos optan por minimizar lo ocurrido al inicio —cuando el diario South China Morning Post alertó que los primeros casos de covid-19, detectados el 17 de noviembre, se habían contabilizado dos meses más tarde— mientras que otros simplemente prefieren justificar a las autoridades.
“Al principio se ocultó información para no crear pánico. Pero luego, cuando el gobierno se dio cuenta de la seriedad del problema, actuó rápido”, argumentó Zhang, estudiante de 22 años, a ABC. “No fue culpa de la Policía, que simplemente hizo su trabajo para que no hubiera caos”, respondió en el mismo sentido su compañera mientras otros alumnos se sacaban fotos con la bandera del comunismo durante la exposición que visitaban.
Los jóvenes no fueron los únicos que respaldaron lo que, entienden, fue una “rápida” actuación del gobierno al combatir la pandemia. También Li Na, profesora de 30 años, valoró las medidas y destacó el comportamiento de los ciudadanos de su país: “El gobierno nos dijo que nos quedáramos en casa y, como los chinos estamos muy unidos y amamos a nuestro país, cumplimos las normas. En ese período tuvimos mucha paciencia para no salir. Además, en cada edificio había muchos voluntarios que nos ayudaban y traían comida. Aunque la epidemia nos trajo un gran sufrimiento y muchos perdieron a sus seres queridos, nos enseñó también a amar a la familia y cuidar a los demás”, resumió.
En lo que prácticamente hay consensuo mutuo en Wuhan, capital de la pronvincia Hubei, es que se continuarán realizando test de coronavirus a aquellas personas que se trasladan al exterior o a quienes lo solicitan con fines laborales, de acuerdo a ABC. Si bien el precio del hisopado varía y en sitios como Beijing puede alcanzar los US$ 70, en la ciudad más poblada de la zona central china el costo promedia los US$ 20. La explicación quizás se deba a que allí, después de sobrepasar un confinamiento de 76 días, la organización de un festival atrajo a más de 52 millones de personas, según BBC, y la tranquilidad que se vive por las calles parece haber olvidado los tiempos de descontrol por la crisis sanitaria.
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