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Contención y diálogo, la nueva política hacia Corea del Norte en busca de la unificación
El nuevo presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha dejado entrever una posición más dura que su antecesor en relación con sus vecinos de Corea del Norte, pero en la administración gubernamental se mantiene la visión de un futuro camino pacífico en las relaciones de los países que comparten la península desde la finalización, en 1953, de la guerra que los enfrentó.
Un funcionario coreano reveló a Newsweek que existe un plan que data del año 1989, consistente en tres fases de aproximación que fueron instrumentadas por las sucesivas administraciones y que la actual seguramente tendrá que continuar.
Hacia el proceso de unidad, las administraciones apoyan la cooperación y el intercambio bajo un concepto similar al de la Unión Europea, aunque las diferencias ideológicas y los distintos sistemas de gobierno determinen que, en un primer momento, podría establecerse una unión provisional que incluiría la creación de una zona económica y la libertad de movimientos entre las dos Coreas.
La instancia final se concretaría en una Corea unificada, con un sistema liberal democrático y una economía de mercado. El plan se apoya en la presunción de que habrá un cambio gradual y transformación de Corea del Norte y por ello es necesario transitar el proceso en fases.
Aunque Yoon Suk-Yeol asumió la responsabilidad de enfrentarse con décadas de aparentemente irresolubles esfuerzos para unir a los dos países, en algunos temas ha conservado un tono severo hacia su vecino del Norte, manifestando que “no habrá apaciguamiento con Corea del Norte”.
Uno de los temas sensibles que la administración Yoon considera con prioridad es el de las violaciones de los Derechos Humanos, que Corea del Norte niega sistemáticamente.
Un funcionario ha dicho que “estamos dando más atención a los problemas de derechos humanos y estamos intentando participar junto a la comunidad internacional sobre ese tema con respecto a Corea del Norte”.
No obstante, Yoon ha expresado su voluntad de extender su mano, sin condiciones, al líder norcoreano Kim Jong Un.
Según el funcionario consultado por Newsweek, la administración está abierta a toda ayuda humanitaria a la República Democrática de Corea sin condición alguna y más allá de la situación política y militar. “Estamos abierta y consistentemente intentando ayudar al pueblo norcoreano”, expresó.
Si bien el nuevo presidente, un exfiscal de tendencia conservadoras, ha manifestado la necesidad de un alineamiento estrecho con Estados Unidos y un aumento de la capacidad defensiva de las fuerzas armadas, cambiando el foco de prioridades hacia la contención más que la alianza con Corea del Norte, la tendencia hacia un acercamiento con Pyongyang parece irreversible en los estratos burocráticos del Estado surcoreano.
Se estima que si Pyangyong considera disminuir o cerrar su programa de armamento nuclear que hasta el momento parece en constante crecimiento, desde Seúl podría generarse un flujo de inversiones en un marco de seguridad mutua contra futuras hostilidades.
Los antecedentes de negociación amistosa entre ambos países son la realización de cinco reuniones cumbre entre los años 2000 y 2018, culminando con la histórica reunión tripartita en 2018 entre Kim Jung Un, Moon Jae-in y el presidente Donald Trump en la zona desmilitarizada entre ambos países en el año 2019.
El sucesor de Trump, Joe Biden, ha dicho que su administración mantiene abierta la puerta de la diplomacia con Corea del Norte y que se reuniría con su líder incondicionalmente. Al mismo tiempo enfatizó la necesidad de contener la expansión armamentística de Pyongyang y sus frecuentes testeos de misiles balísticos como el realizado en el mes de marzo.
