En la elección interna del Frente Amplio (FA) no hubo grandes batacazos. La campaña previa fue aburrida, sin grandes diferencias y en ningún momento levantó temperatura. Fue casi tan fría como la tarde del domingo. Nadie tenía dudas que al terminar el día, el socialista Daniel Martínez sería el más votado dentro de la coalición de izquierda para encabezar la fórmula presidencial que buscará el cuarto mandato en las elecciones de octubre próximo.
Martínez ganó con claridad y Cosse entró en segundo lugar, aunque con pocos puntos de diferencia sobre el comunista Oscar Andrade, que votó mejor de lo esperado. La precandidata del Movimiento de Participación Popular (MPP) llegó cerca de las 19 horas a la sede de la coalición de izquierda en la calle Colonia donde tenía su comando. Apenas bajó del auto que la transportaba, saludó, sonrió y no dudó un segundo en trasmitir un mensaje claro pensando en la primera vuelta de las elecciones nacionales: quiere ser parte de la fórmula presidencial.
“Yo voy a estar siempre apoyando al partido (…) Si fuera posible tener la fórmula presidencial esta noche sería maravilloso”, dijo en una improvisada rueda de prensa. Y más adelante aclaró que “tiene que ser paritaria” y “salir de los cuatro precandidatos que hicieron el esfuerzo en la contienda interna.
Cosse siguió los resultados de la elección junto a un pequeño grupo de personas que forman parte de su equipo más cercano de campaña. Entre ellos estaba el actual ministro de Industria y Energía, Guillermo Moncechi.
En la sede del FA se había montado una pequeña sala para la ocasión equipado con elementos básicos. Había una televisión sintonizada en la emisión de Televisión Nacional, dos mesas con tartas y refrescos, y una estufa a supergas para hacer más llevadera la tarde-noche. Allí hubo tiempo para bromas, por ejemplo, cuando se mostraron imágenes desde el comando de Ernesto Talvi, sobre que el modelo era tomado de Chile.
Casi sobre las nueve de la noche empezaron a entrar y salir dirigentes. Ya se conocían los primeros resultados. Estaba claro el ganador, pero no el orden del podio. Los primeros datos de las encuestadoras daban un empate técnico entre Cosse y Andrade.
Fue también a esa altura de la noche que llegó a la sede céntrica Andrade. “Óscar es por acá”, dijo la voz de una mujer que con sus manos le señalaba la puerta principal de la sede para que entrara directo al local de la Huella de Seregni. Andrade prefirió la otra puerta y con unos pocos pasos terminó en medio del comando de Cosse.
Envuelto en una bandera del FA, Andrade fue recibido con un fuerte aplauso. “Hay que ver cómo logramos la mayor potencialidad. Para eso hay tiempo”, dijo al ser consultado sobre la conformación de la fórmula para octubre. El ex sindicalista de la construcción había manejado una idea similar por la mañana, cuando había votado en Progreso.
Un rato antes había llegado a la sede del FA el precandidato Mario Bergara, entre risas y bromas, pese a que quedó último con un promedio del 9% de votación.
El economista dijo que fue una buena votación de su fuerza política. “La fórmula tiene que respetar equilibrios políticos y paridad de género”, señaló. Bergara terminó cantando y bailando con un grupo de jóvenes en la planta baja de la Huella de Seregni.
El último en entrar a la sede fue Daniel Martínez. Junto con él, se sumó un puñado de militantes que caminó desde el hotel Crystal Tower cargando banderas y entonando cánticos hasta la esquina de Germán Barbato.
En la Huella de Seregni había en su mayoría dirigentes del FA, pero no acompañaba un grupo de militantes en gran número como la fuerza política ha convocado en otras ocasiones. Incluso un carro de chorizos que estaba en la esquina de la sede del FA desarmó el puesto pasadas las 19.30.
El mensaje del ganador fue breve y claro. “Por suerte tenemos un sereno orgullo de haber compartido la campaña con estos compañeros”, dijo junto a Cosse, Andrade y Bergara en el estrado.
Martínez se tomará licencia y viajará el fin de semana a Estados Unidos. Al exintendente de Montevideo le gustaría que su compañero de fórmula se definiera antes.
“Puede ser, estaría bueno. No es imprescindible, pero estaría bueno”, insistió cuando votó a mediodía en el liceo 28.
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