Menos niños en las clases, menos niños en la cantina, menos niños en el patio. Que cada vez nazcan menos uruguayos no solo engrosa la cima de la “pirámide” poblacional a favor de los adultos mayores, sino que también reduce la cantidad de alumnos que llegan a la educación formal y el tema ya se coló como una de las principales preocupaciones en los colegios privados.
Con estos datos como punto de partida, Aníbal González, creador de Vacanted, una plataforma de asesoramiento a familias y recomendación de centros educativos, hizo el ejercicio de tomar los datos de una muestra de siete colegios que asesora. Para su sorpresa, la matrícula de todas esas instituciones imitó la misma curva descendente que la gráfica poblacional entre el 2000 y el 2023. "Los gráficos eran todos iguales", sostiene González.
"Yo le digo a los colegios que si del 2000 al 2023 se cumple exactamente la proyección: ¿por qué no se van a cumplir en los próximos siete años hasta 2030?", dice González.
Y de aquí a 2030 lo que se espera que ingresen 96.000 escolares menos en las aulas, simplemente porque esos niños no nacieron.
Según los datos oficiales del monitor educativo, entre 2014 y 2021 en los niveles iniciales de cuatro y cinco años se perdieron 5.000 alumnos. Pasaron de ser 30.000 a 25.500.
En el mismo periodo en Primaria se dio una baja de 6.000 alumnos: de 57.000 a 51.000.
En ciclo básico la caída fue de aproximadamente 3.000 alumnos y en bachillerato la matrícula se mantiene, posiblemente porque al ser más grandes el impacto de la baja natalidad reciente aún no los ha tocado.
Fuentes de la educación privada afirmaron a El Observador que los colegios miran con mucha preocupación y atención la baja de la matrícula sostenida en los últimos nueve años. "Afecta directamente a la posibilidades y en algunos casos hasta a la sustentabilidad de las instituciones", remarcaron.
Este problema que ya hacía mella desde hace algunos años en los niveles iniciales obligando a los jardines a hacer malabares para permanecer activos y no perder calidad educativa, ahora se traslada con fuerza también a Primaria. "En este nivel la caída (de la matrícula) hacia 2030 es de un 25%", apunta González.
Tras el inicio de clases en 2023, González ya corroboró que cinco colegios "grandes y de elite" "bajaron una clase" correspondiente al primer año de Primaria.
En la misma línea, un reciente relevamiento de la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec) que consultó a unos 120 colegios da cuenta de que un 37,8% de estos redujeron sus grupos en 2023.
“De alguna forma absorbieron esta disminución (de la matrícula) bajando la cantidad de grupos, pero el 70% de nuestros asociados tienen la misma o mayor cantidad de horas contratadas que el año pasado. Mejorar el servicio es la respuesta que se está encontrando dentro de las obras para poder sostener esa baja", asevera el director nacional adjunto de Audec, Juan Achard en diálogo con Café & Negocios.
Para este año 2023 Audec constata nuevamente una baja del 3% de ingresos en los colegios católicos—el mismo porcentaje que se dio en promedio en cada uno de los últimos seis años—. “Nos pega directamente”, señala Juan Achard y lo compara con la baja de 2.62% de los nacimientos anuales. Y agrega: "Claro que es preocupante”, aunque no lo considera un problema pues “no tiene solución desde nosotros”: “es un hecho".
Recalculando
La baja de inscripciones se refleja instantáneamente en los números de las instituciones educativas. Además, a medida que pasa el tiempo va repercutiendo en niveles más altos de facturación para los colegios, dado que las cuotas se van acrecentando a medida que sube el grado.
Primaria representa aproximadamente un 40% de la facturación de un colegio que ofrece todos los niveles. "Por eso una baja de 25% en el alumnado es una merma en la facturación de 10% por este efecto", calcula González de Vacanted. Esta cifra podría ser aún mayor si, por ejemplo, continúa la tendencia de migración desde la educación privada a la pública, fenómeno que se ha registrado en los últimos años, sobre todo en primera infancia donde también juega un papel importante en la competencia el incremento de centros Caif.
"Este es un golpe de knockout”, analiza el experto en alusión a la creciente baja natalidad que se suma a otras variables, como las solicitudes de becas o los altos costos del país.
El impacto se ve en forma uniforme en todos los colegios, aunque hay otros factores que agrandan la llaga en los más caros. "La problemática socio-económica puede hacer que familias de colegios más caros pasen a otros más baratos", apunta González, pero la baja natalidad les pega a todos.
Según fuentes de la educación privada, a este mal se le suma también el retraso en las inscripciones. Es decir, que en lugar de anotar a los pequeños a edades tempranas en los primeros años de inicial, el desembarco a la educación formal se atrasa para los 5 años o primero de escuela lo que también repercute en las finanzas de las instituciones.
Riesgos y estrategias
Si bien en la actualidad no hay alarmas encendidas que indiquen que algún colegio vaya a cerrar próximamente, sí muchos están haciendo esfuerzos para que las cuentas cierren.
"Los colegios van a tener que bajar costos y disminuir grupos", adelanta González. Sin embargo, esta no es una posibilidad para todas las instituciones ya que el impacto sucede también en las más pequeñas que solo tienen uno o dos grupos por grado. "En estos casos el riesgo que tienen no es de achicarse, sino de desaparecer", dice González.
El asesor asegura que inevitablemente se reducirá la cantidad de docentes en forma proporcional a la baja en la cantidad de alumnos, lo que generará pérdida de puestos laborales. El desafío es continuar innovando y postergar las inversiones secundarias para tratar de mantener una reserva que brinde tranquilidad. "La mayoría no tienen reservas", reconoce; pero quienes las tengan, deben preservarlas. Al mismo tiempo González aconseja no invertir con riesgo medio-alto asociado ya que la disminución del alumnado se prolongará hacia al futuro.
"Es de esperar que haya instituciones que no sobrevivan a esta situación: existe alto riesgo para jardines", advierte González.
Al mismo tiempo, el experto afirma que en este escenario es natural que las instituciones educativas intenten generar estrategias para mejorar sus chances de supervivencia. "Por ejemplo, analizar la posibilidad de asociaciones entre instituciones con distintos tipo de profundización, pero que generen estabilidad y disminuyan los riesgos y que no dependa cada institución del mercado únicamente; por ejemplo jardines con colegios más grandes, para poder conformar estructuras más grandes para sobrellevar esta baja de alumnado", subraya.
De otra forma, la consecuencia para González "sin dudas" es la disminución de la oferta educativa.
El director nacional adjunto de la Asociación Uruguaya de Educación Católica hace hincapié en que las obras que respaldan pueden apoyarse en la buena formación que ofrece la Audec. "Los equipos directivos están en condiciones de generar planes, propuestas, armar presupuestos que pueden apañar esto y que pueden gestionar institutos que empiezan a tener estos datos", señala Achard y remarca que la gestión debe ser muy efectiva para poder mantener inversión e innovación para que esto "no cimbre más la estructura".
Otras fuentes confirmaron a Café & Negocios que los colegios también han echado mano a diversificar sus propuestas con opciones como educación dual o bachilleratos por consultoría para captar otro tipo de público que permita sostener la estructura económica de la institución.