En medio del lamento, siempre alguien tiene una voz de aliento. Veamos el ejemplo de lo que ocurrió en el Reino Unido poco después de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, cuando Winston Churchill perdió por paliza las elecciones generales del 5 de julio de 1945. Los laboristas habían ganado por 49,7% a 36% de los conservadores y aquella derrota fue un golpe duro para Churchill, que venía de celebrar gran triunfo político y militar.
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