El día que Plaza Colonia dio la vuelta olímpica en el estadio de Peñarol, consagrándose como campeón del torneo Clausura, el mundo se sorprendía por la historia de un equipo humilde.
Saltaron a luz de que sus jugadores iban a entrenar en bicicleta y que el entrenador Eduardo Espinel ayudaba a pelar papas en la concentración.
Pero el paso del tiempo dejó en claro que en los últimos meses se multiplicaron las sorpresas en el mundo del fútbol.
El primero fue el modesto Leicester en Inglaterra. Un equipo con escaso poder adquisitivo que peleó con grandes potencias como los Manchester, Chelsea y Tottenham, entre otros. Leicester fue campeón de la Premier.
En la Copa América Venezuela se sacó el mote de Cenicienta clasificando a los cuartos de final dejando por el camino nada más ni nada menos que a Uruguay. Los venezolanos vencieron a los celestes 1 a 0 y eliminaron al máximo campeón del continente.
La Eurocopa tampoco está al margen de las sorpresas. En la jornada del martes, Hungría igualó 1-1 con Austria. Y a segunda hora Islandia le pegó una bofetada a Cristiano Ronaldo al igualar 1-1 con Portugal.
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