Sergio Vigil en acción, donde se mueve más cómodo.

Polideportivo > PERFIL

Del ejemplo de Tabárez al liderazgo de Bielsa: un viaje al método Vigil

El técnico argentino habló con Referí sobre liderazgo, miedos e ignorancia y trazó un paralelismo con la selección de Tabárez
Tiempo de lectura: -'
16 de septiembre de 2017 a las 05:00

Vigil es partidario de la idea de gestionar sus propias emociones, de vivir con la sensación de no guardarse nada porque, al fin y al cabo, lo único que se pueden controlar son las acciones propias: "De lo único que no tenemos control es del resultado numérico. No sé si voy a ganar una final, yo quiero ganar la final y me voy a permitir jugar con todas las herramientas entrenadas más un plus de hambre para lograr el objetivo pero no tengo control sobre el resultado final. Quiero que esta conversación nos enriquezca, entonces conjugamos los dos (entrevistado y periodista) tripas, corazón y contenido para que al final de la charla podamos ganar los dos. Dejo mi mejor versión y me entrego a la conversación, aún sabiendo que el poder de publicar lo pones vos y desde ese lugar podes recortar, escribir o seleccionar lo que a vos te guste y dejar el resto afuera. Yo eso no lo puedo controlar".

"Sí, charlamos, pero tengo 15 minutos porque me acaban de traer el almuerzo y hay un montón de gente", dice el protagonista con voz auténtica, lejos del divismo que pueden otorgar los pergaminos.

Quien habla es Sergio Vigil, "Cachito", como se lo conoce en el deporte argentino. Entrenador campeón del Mundo de Hockey Femenino con Las Leonas en 2002 y coleccionista de medallas en Juegos Olímpicos, Champions Trophy y Juegos Panamericanos.

Su presencia en Punta del Este responde al Training Camp, el congreso deportivo que reúne a los mejores de cada disciplina y con el que comparte cartel -y almuerzo- con referentes como Sergio "Oveja" Hernández, Fabián Coito y el Head Coach de Los Teros, Esteban Meneses, que se desarrolla hasta el domingo.

No hace falta una presentación formal con Vigil para que la entrevista se haga conversación y debate. Liderazgo, conducción de grupos, deporte integral y fútbol, otra de sus grandes pasiones, con Marcelo Bielsa como hilo conductor.

Su presente en Chile, reto que asumió desde cero luego de su pasado a toda gloria con Las Leonas, abrió la puerta del método Vigil.

"Con Argentina se peleaba para ganar el oro olímpico y en Chile el sueño máximo es poder llegar. El proceso está encarado para eso. Yo estoy convencido de que antes de llegar a un juego olímpico hay que formar el ser olímpico. ¿Y cómo se forma eso? Con tres pilares, un sueño grande, una estrategia y pasos cortos", dispara Vigil sin anestesia.

¿En qué consiste eso? Vigil toma aire y explica: "Cuando los sueños son chicos se alcanzan fácilmente y no nos podemos conectar con toda la potencialidad de nuestro ser. El proceso nos exige a ser mejores todos los días. Apostar a crecer en un plano físico, técnico, mental y espiritual, tanto a nivel colectivo como individual. La estrategia compartida para que todo el equipo vaya tras el mismo sueño. La estrategia nos ayuda a encarar los desafíos. Hay un camino estratégico que puede cambiar, pero lo que nunca podemos negociar son nuestros valores. Los valores que adoptamos no los negociamos y tienen que generar un valor agregado al universo que nos rodea. Los pasos cortos nos ayudan a degustar el camino. Las metas tienen una gran excusa que es emprender camino. Lo más rico que nos pasa en la vida no está en la llegada sino en el camino. La llegada es un momento de euforia y felicidad, pero cuando uno llega quiere ir por más. Ese ir por más significa buscar más camino para seguir recorriendo. El camino son los logros y el aprendizaje recorrido".

¿Cómo convencerse del camino recorrido y de los valores? ¿Puede aplicarse esa filosofía fuera del deporte de alta exigencia?

Para evitar los atajos que negocian la identidad, el entrenador afirma: "Como consecuencia de los caminos que uno toma puede salir campeón o puede ganar otro. Todos los seres humanos pueden encontrar a un campeón, a su ser olímpico, que es conectarse con la posibilidad de la excelencia. El campeón interno tiene que ver con procesos. No es el que más gana, sino el que siempre tiene más ganas. El ser campeón es un ser integral las 24 horas. El encuentro consigo mismo, el entorno, la familia, la pareja y el aporte a la sociedad. Encontrarse todos los días con algo nuevo y generar un aporte al mundo que lo rodea. Eso es ser un campeón. Redescubrirse es salir campeón todos los días. Ahora desarrollando ese campeón interior, en el camino nacen otros campeonatos. Puede ser un mundial, formar una familia, enamorarte o dar un paso profesional importante".

Vigil habla de caminos y cuando la charla toma una matriz futbolera se le consulta por Tabárez, el proceso de la selección uruguaya y ese camino transformado en recompensa: "Tabárez es un ejemplo a seguir, yo lo aprecio muchísimo sin conocerlo. En 2010 los argentinos habíamos quedado afuera y no se imaginan lo que disfrutamos el camino del equipo uruguayo. Ustedes y los jugadores disfrutaron del camino en cada sueño y ese equipo dejó huellas. Cambiaron jugadores con el tiempo pero no negociaron valores".

El deporte de alta competencia se rige bajo un paradigma exitista, donde rara vez se reconoce al perdedor. ¿Cómo se hace para luchar contra esa máxima?

Vigil traza un paralelismo con la selección Argentina de fútbol y argumenta: "El campeón debe tener licencia para perder y para tomar decisiones. Licencia para perder no es querer perder. Si digo no puedo perder me lleno de miedo. Cuando digo no quiero perder me lleno de posibilidades. El miedo hay que aceptarlo y gestionarlo porque te conecta con una irrealidad. Hay equipos que pierden tres finales seguidas y se crean un fantasma. Lo importante no es ganar o perder las finales, lo importante es cómo fueron cada una de esas finales. Lo que hay que replantearse es cómo pudiste jugarla, si pudiste emplear tu máximo potencial disponible, si la jugaste como la entrenaste o te ganó el miedo".

Su discurso choca de frente con las exigencias del hincha, acostumbrado a reclamar éxitos sin importar el camino: "Trato de no perder tiempo ni vida para intentar convencer a los demás. Convencer es vencer a los demás y nadie quiere ser vencido. Lo importante es guiar a tu equipo a llevar los caminos de ganar. El hincha quiere ganar y si no ganas se aleja. No podemos entrar en esa ruleta rusa. Lo que aprendí en todo mi camino es no intentar convencer a las personas. Cuando un equipo se respeta a si mismo respeta al hincha".

"Todos los días me conecto con el ignorante que tengo adentro y es lo que me despierta curiosidad y hambre para aprender algo nuevo todos los días. El espacio de ignorancia no debe darnos vergüenza, al contrario, es el impulso que nos lleva a descubrir nuevas cosas", Sergio Vigil.

El entrenador se empeña en dejar clara la división entre error y negligencia, vinculados al miedo como un acto repetitivo que tiende a paralizar a los individuos: "Yo puedo perder una final por errar un gol, lo que no puedo dejar de hacer son todos los movimientos que a mí me permitan patear al arco. No pasamos vergüenza si no podemos salir campeones. Pasamos vergüenza si el miedo nos paraliza y no queremos patear al arco. A veces escucho jugadores que dicen 'no puedo jugar bien los partidos importantes' y eso termina siendo una negligencia. Nosotros no somos, estamos siendo. Podemos aprender del partido que estamos jugando mientras este se desarrolla pero nunca lo vamos a jugar de nuevo. Podemos analizar los motivos de una derrota pero ese partido ya está, no lo vamos a volver a jugar aunque nos enfrentemos mañana al mismo rival. ¿Por qué? Porque el rival cambia igual que cambio yo. En la vida no hay revanchas, hay nuevos desafíos".

La rutina de Vigil está estrictamente marcada entre entrenamientos, sesiones de video analíticas y espacios recreativos que, lejos de parecer placeres mundanos, están conectados al trabajo cognitivo. Vigil lo explica así: "Me gustan los recreos que me permiten generar un valor. Hay recreos que son estar en silencio para poder escucharme, sentir mis emociones, mis sentimientos y que el cuerpo me hable. Soy curioso y me gusta descansar una parte del cerebro y activar otra. Me pasa de estar muerto físicamente luego de salir a correr y cognitivamente estar bien. Entonces me armo un café y agarro un libro. Me desconecto para reconectarme. Dejo una parte de mi ser para conectar el resto".

Vigil habla de conectarse con la ignorancia y no lo hace desde el pedestal de la brillantez. Se reconoce ignorante, como todos en cierto sentido, y lejos de bastardear el concepto lo utiliza positivamente: "Parte de esos recreos lo utilizo para conectarme con la ignorancia. Es un espacio sagrado de la vida. Todos los días me conecto con el ignorante que tengo adentro y es lo que me despierta curiosidad y hambre para aprender algo nuevo todos los días. El espacio de ignorancia no debe darnos vergüenza, al contrario, es el impulso que nos lleva a descubrir nuevas cosas".

La charla se extendió por una hora y la comida de Vigil se enfrío, sin embargo el estratega hizo gala de su mejor perfil para despedirse: "No hay problema, me gustan los recreos que generan aprendizaje".

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...