Hola, hoy te invito a recorrer tu camino personal de aromas. ¿Te acordás que hace un tiempo te propuse hacer caminatas sonoras? Esto sería algo así, pero lo podés transitar en cualquier lado, en tu casa con los ojos cerrados para rememorar olores que te llevan a lugares, personas y situaciones que creíste olvidar, pero están enraizados con fuerza en esa parte del cerebro que almacena experiencias desde nuestros primeros días de vida. El sentido del olfato es tal vez el más relacionado con el instinto de supervivencia; un bebé apenas reconoce formas cuando acaba de nacer, pero sin dudas reconoce el olor de la leche de su madre o de su piel, que le remite a la seguridad y alimento.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá